–¿Señor Lee? ¿Qué quiere que haga con la seguridad de la señorita?
–¿HyukJae sigue ocupado con su otro trabajo?– preguntó él.
–Sí señor.– respondió su secretaria.
–¿Qué hay de Siwon?
–Está...
–Libre.– dijo una voz en el marco de la puerta.
Ambos volvieron las caras para mirarlo. Era alto y delgado pero se veía bastante fuerte aun cuando no era demasiado musculoso. Su mayor virtud era su inteligencia, por eso solía ocuparse de tareas de seguridad más peligrosas.
Su ojo negro escondía una mirada profunda y analítica. El otro ojo estaba tapado por un parche para evitar que se le vieran las cicatrices. Nunca le comentó cómo se lo hizo aunque también era cierto que hablaba poco de su vida.
El pelo castaño le caía en abundancia. Lo llevaba corto pero era lo suficientemente espeso como para hacer desaparecer los dedos al entrelazarlos con él.
La secretaria de Donghae lo miró sonrojada antes de apartar la mirada y retroceder.
–¿Necesita algo más, señor Lee?
–No, nada más. Puedes irte a casa Valerie.
–De acuerdo, señor.
Valerie pasó al lado de Siwon por la puerta sin alzar la mirada y siguió hasta su mesa.
–Tu secretaria sigue teniéndome miedo.– comentó cerrando la puerta del despacho.
–Tienes dos tipos de miradas, la que haces que las mujeres piensen que vas a devorarlas, y la que haces que los hombres se meen de terror por haberte cabreado. No es de extrañar que te tenga miedo si la miras como si fueras a saltarle encima y arrancarle la ropa incluso delante de mí.
–Vamos, no es para tanto.
Se acercó a la mesa y se sentó en una de las sillas que había al lado. Subió los pies y los puso encima de la mesa lo que se ganó una mirada recriminatoria por parte de Donghae.
–Tengo información.
–¿Qué has averiguado?
–El tipo que mató a tu mujer está bien posicionado. Al parecer la gente de la banca lo protegió cuando ocurrió el accidente y ha sabido agradecerlo.
–Siwon, quiero a ese cabrón. Lo quiero para matarlo con mis propias manos.– masculló él.
–Lo tendrás. Dame solo unos días para averiguar el nombre de la mierda que provocó el accidente y te ayudaré a cogerle.
–No necesito ayuda para cogerle. Ya es bastante que tengas que ocuparte de esto tú y no yo.
–Sabes que la policía fue muy insistente contigo. No se fiaban de que hicieras algo por lo que tuvieran que encerrarte.
–Y no les hubiera faltado razón. Vi el coche. Tenía arañazos de otro coche. El informe del accidente no decía nada de un coche implicado pero las pruebas estaban ahí. Si lo hubiera hecho Helen quizás estaría viva.
–Tiene que tener a alguien dentro de la policía. –Donghae asintió.– estamos cerca, Donghae, muy cerca.
–Gracias por ayudarme en esto.
–Bueno ¿qué misión me toca ahora?– preguntó cambiando de tema y relajando el ambiente.
✧✧✧✧
–¿Te encuentras bien Tahiel?
–Sí. Es solo que me duele la garganta.– contestó bebiendo agua.– no pasa nada.
–¿Seguro? De todas maneras ahora cuando llegue tu padre se lo diré para que esté al cuidado. Es posible que estés con algún virus.
–¿Seguimos?
–¿Aún quieres seguir?
–Todavía no te he vencido.– Replicó con una sonrisa. Moon le tocó la frente y respiró tranquila. No tenía fiebre.
–Vale, te doy una nueva oportunidad. Pero como tu padre nos pille nos la vamos a cargar.
–Dijimos ayer que íbamos a jugar.
–Si, pero esto es más que un juego... –Comentó mirando alrededor. Habían apartado las mesas del salón y amontonado en una esquina mientras, a los sofás les habían dado vuelta. El lugar, bastante amplio, estaba lleno de pelotas de peluche pequeñas de colores mientras que ellos llevaban un chaleco que actuaba como velcro al entrar en contacto una de las pelotas de peluche.– parece una guerra.
Tahiel se rió y corrió a esconderse detrás de uno de los sillones. Se levantó y le tiró a Moon una bola que se quedó pegada en el chaleco.
–¡En la guerra vale todo! – gritó ella saliendo disparada a por pelotas para lanzar.
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Una clase de amor y pasión | Donghae
FanfictionLee Donghae perdió a su esposa hace casi dos años en un accidente de coche del que solo se salvó su hijo Tahiel. Después de un año, contrató a una profesora particular para Tahiel para poder trabajar mientras alguien se quedaba con el pequeño. Lo qu...