♥ Capítulo 31

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Ella lo miró confusa, sus ojos oscurecidos por el deseo aún no satisfecho. Una sonrisa traviesa atravesó el rostro de ella.

–¿Puedo hacer cualquier cosa?

–Siempre que no me hagas gritar demasiado fuerte... o lo hagas tú... –replicó él mirando hacia la puerta. –cualquiera puede entrar.

–Correré el riesgo... –sentenció poniéndole las manos sobre su pecho y descendiéndolas para cogerle la camiseta y sacársela.

Su torso desnudo quedó al descubierto y pudo tocar su piel bajo las manos, caliente y dura. Los músculos se movían conforme lo acariciaba y sus pezones respondían a sus caricias. Se inclinó y metió uno de ellos en su boca jugueteando con la lengua, tentándolo y mordiéndolo para volver a calmarlo segundos después.

Podía oír la agitada respiración de él y sentir los temblores de su cuerpo fruto de sus prolijas atenciones que ella le daba.

–Ayúdame Hae –susurró poniéndose de rodillas y tirando del botón de su pantalón para desabrocharlo.

No hizo falta decirle más. Se puso de pie y se sacó los pantalones lo más rápido que pudo para asombro de Moon. Se fijó en su miembro duro y erecto, preparado para la acción, listo para una sesión de sexo.

Su mano se acercó hasta el pene de Donghae y acarició su suave piel fascinada por el calor que emanaba esa parte de su cuerpo. Se sentía hipnotizada por ello, sus dedos moviéndose a lo largo de su miembro, presionando en ocasiones y sacándole a Donghae varios gemidos a medida que sus caricias aumentaban de intensidad.

Le dio un beso en la punta a través de toda su longitud saboreando su hombría, deleitada por ese sabor a hombre; su hombre.

Donghae cerró los ojos y echó hacia atrás la cabeza mordiéndose los sabios. Ese gesto hizo que Moon sonriera feliz por estar dándole placer y continuó lamiéndole sin dejar un solo lugar bañado por su lengua.

–Moon... –siseó él.

Ella volvió a besarle en la cabeza de su pene y se retiró. Miró hacia arriba, sus ojos llenos de diversión.

–¿Qué?

–La próxima vez me tocará a mi tenerte a mi merced así que no te pases. –le avisó apretando los dientes pues ella había empezado a mover su mano por su polla.

–¿No puedo divertirse más? –preguntó haciendo un puchero.

–Puedes divertirte todo lo que quieras. Pero te advierto que la próxima vez yo me divertiré el doble.

–No es justo...

Pero no le dio tiempo de responderle porque Moon abrió su boca para albergarle, poco a poco; atormentándole por esa lentitud, mientras se introducía su polla hasta lo profundo de su boca.

–Dios, Moon, estás ardiendo ahí dentro. –la vibración de su risa en la boca hizo que las pelotas de Donghae se comprimieran de ansiedad por correrse. Ella se sacó el pene y lo miró preguntándole en silencio. –sigue Moon... No te pares ahora.

Volvió a introducirse su miembro dentro mojándolo con la saliva de su boca y bañándolo con su lengua cada vez que lo sacaba lo suficiente para moverla. En ningún momento Donghae se movió profundizando las embestidas ni la cogió para detenerla; estaba a merced de ella.

Cuando notó que la presión por contenerse estaría matando a Donghae se apartó de él y levantó del suelo con ayuda de él.

–Túmbate en la cama... –le ordenó.

Primero la miró con ansias por besarla en ese momento, por cogerla y poseerla en ese mismo momento. Pero cumplió con lo pedido y se deslizo en la cama mientras la miraba. Ella se bajó los pantalones hasta las rodillas y sus piernas hicieron el resto para sacarlos. Hizo lo mismo con sus bragas y después se levantó la camiseta. Quedaron al descubierto sus pechos desnudos debido a que habia sido incapaz de ponerse el sujetador por el roce con las heridas que tenía, una por detrás y una por delante.

Se encaramó a horcajadas sobre él cuando Donghae se incorporó lo suficiente para besar la piel cercano a las heridas ocultas bajo los apósitos. Tener tan cerca de ese lugar su boca y notar el aliento de él sobre la piel hizo que se contrajera asustada. Aun tenía muy sensible esa zona.

–Lo siento... –susurró él al ver el efecto que acababa de provocar. Ella negó con la cabeza y le empujó para que descansara sobre la cama.

–Eres mío. Estate quieto.

Donghae sofocó una risita y se llevó los brazos por detrás de su cabeza entrelazando las manos sobre ella. Moon se dio la vuelta y cogió su polla colocándola en la entrada de su canal, presionando un poco y empujando sus caderas hacia abajo para introducirlo y que éste abriera su paso dentro suyo.

Los dos arquearon sus cuerpos al sentir al del otro y se recrearon en las sensaciones que experimentaban al volver a estar unidos, no solo físicamente, sino también espiritualmente. Uno reaccionaba al otro, lo buscaba y entrelazaba al otro.

–Moon...

Ella se levantó para volver a dejarse caer mientras la polla de él la atravesaba con poderosa dureza. Lo sentía frotarse por todo su canal y cada vez que lo hacía era como si la electricidad la recorriera.

Volvió a elevarse sobre él para sacar su miembro hasta el glande de él y de nuevo cayó sobre su cuerpo, solo que esta vez Donghae escuchó algo que no esperaba.

–¿Estás bien? –ella asintió moviendo sus caderas pero ese movimiento hizo que volviera a lanzar un quejido y apretara la boca. –¿te duele? –movió la cabeza de forma negativa y trató de seguir pero Donghae se movió tan rápido que no pudo hacer nada.

En cuestión de segundos se encontraba con la espalda pegada a su pecho, delante de él, aún unidos por ese trozo de carne que empezaba a quemarla por dentro.

–¿No ibas a decírmelo?

–Quería darte placer.

–Mientras estés convaleciente, darte placer a ti es mi único objetivo. –replicó él empujando con sus caderas hacia a delante introduciéndose más en ella.

Moon sofocó un grito al sentirlo entrar en ella en esa posición y se cogió a los brazos de él que la sujetaban con firmeza para evitar movimientos bruscos dolorosos para sus heridas.

–Te amo... Te amo... Te amo... –le susurraba en su oído cada ve que la embestía.

–Hae... Te amo.– respondió ella a su vez.

El calor abrazador de la habitación provocado por sus cuerpos no les impedía buscar más del otro, entregarse por completo y formar un todo entre los dos. Una fina capa de sudor los bañaba y las respiraciones agitadas los mantenían incapaces de hablar, dueños de la pasión, del amor del uno hacia el otro.

Donghae le acaricio los pechos presionando con delicadeza los pezones de ella mientras entraba y salía de ella era un tormento para ambos. Uno dulce y placentero.

–Moon, bésame... –le rogó con la voz ronca y entrecortada.

Ella giró la cabeza solo un poco cuando se encontró con los labios de él adueñándose de los suyos, sus corazones latiendo desbocados al unísono. Gritaron en la boca del otro cuando ambos se corrieron con intensidad y quedaron pegados sin poder moverse durante unos minutos.

–Te amo. –declaró Moon antes de caer dormida en los brazos de él.

–Yo también te amo. –correspondió Donghae sacando su pene de ella y besándola en el cuello.


Una clase de amor y pasión | DonghaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora