♥ Capítulo 14

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Moon se movió un poco frotando las piernas contra una dureza alojada entre las suyas. Había algo duro y largo que le quemaba el vientre y hacía que su sexo estuviera humedeciéndose y eso nunca le pasaba.

Abrió poco a poco los ojos y fue enfocando con lentitud. Lo primero que vio fue un pecho ancho y fuerte. Siguió sus brazos perdiéndose por su espalda, atrapándola en un abrazo. Levantó entonces la cabeza para ver a Donghae mirándola completamente despierto.

Ella abrió la boca y gritó más por la situación en la que estaba que por miedo y Donghae le tapó la boca. Moon le mordió la palma de la mano y él la soltó enseguida.

–¡Moon!

–¿¡Qué hago aquí!?

–Baja la voz... Tahiel puede despertarse...

Ahora fue ella quien se tapó la boca. La sábana se deslizó un poco y contempló que estaba desnuda.

–¿Por qué estoy desnuda? –le preguntó arrebujándose con la sábana. Donghae cogió parte de ella también para taparse sus partes, bastantes despiertas para ser tan temprano.

–Estabas en estado de shock. Tu temperatura bajó demasiado y necesitaba mantenerte caliente.

–¿Desnuda en tu cama?, ¿no tienes bolsas de agua caliente?

–Te quejarás ahora... has estado toda la noche abrazada a mi.

–Yo no...– pero el enrojecimiento le impedía poder decir más mientras le sonreía con autosuficiencia.– en cualquier caso prefiero estar vestida.– dijo haciendo un amago de salir de la cama, sábana incluida.

–¿Dónde crees que vas?– inquirió Donghae tirando de la sábana para taparse él.

–A buscar mi ropa.

–Vale, deja la sábana.

–¿Estás loco? Estoy desnuda.

–Igual que yo.

Moon miró hacia la entrepierna de él y vio que sobresalía entre las sábanas un gran bulto. Recordó entonces la postura que tenía abrazada a Donghae y que había a algo largo y duro presionándola... apartó la mirada con rapidez y tiró con más fuerza de la sábana.

–Tengo que irme...

–Moon, espera.

–No, tengo que irme.

–Por Dios, espera un momento.

Los dos tiraban de la sábana, uno a cada lado, hasta que esta se rasgó y los lanzó a los dos al suelo con un tremendo estrépito. Ambos se quedaron paralizados escuchando.

–¿Papá?

–¡Mierda! –maldijo Donghae quien se puso de pie en unos segundos y fue hasta Moon para cogerla en brazos, correr con ella hasta el cuarto de baño y cerrar la puerta de un portazo.

Bajó a Moon de sus brazos y la encerró entre la puerta y su cuerpo. El frío de la puerta le hizo sisear pero cuando notó el cuerpo de él se convirtió en un gemido. Donghae la miró con el ceño fruncido antes de cambiarlo por un gesto divertido.

–¿Te mojas rápido? –le susurró y una de sus manos recorrió el muslo hacia su sexo.

Cuando Moon notó los dedos de Donghae buscando su clítoris se aferró a los hombros de él para mantenerse de pie. La sensación de Donghae recorriéndole esa parte tan íntima, deseando demostrarle lo caliente que estaba por él hizo que sus jugos empezaran a fluir y la mojaran más de lo que nunca antes lo habían hecho. Gimió en su oído y la recompensó presionándole con más fuerza el clítoris.

–¿Papá?

Moon se detuvo y escuchó los pasos de Tahiel que iban hacia el baño donde ellos estaban.

–¿Qué quieres Tahiel? –preguntó Donghae sin dejar de atormentar a Moon.

–He oído un ruido y pensaba que podía ser Moon pero su puerta está cerrada y no sé si debo entrar.

–He sido yo, Tahiel. Se me ha caído un libro y ha hecho ese ruido.– contestó mirándola a ella mientras su otra mano empezaba a masajearle los pechos poniendo especial detalle en los pezones ya endurecidos.

–¿Vas a bañarte?

–En un rato... –masculló bajando un poco la cabeza para darle un mordisco en uno de los pechos a Moon.

Ella jadeó y se tapó la boca con la mano.

–¿Qué ha sido eso?

–Nada, el contraste con el frío, estoy descalzo. –mintió el mirando acusadoramente a Moon. Ella negó con la cabeza para que se detuviera pero Donghae no le hizo caso y volvió a morderle el otro pezón al tiempo que introducía en su canal un dedo y tenía su primer orgasmo.

Moon golpeó con la cabeza la puerta y se arrepintió en ese momento.

–¿Papá pasa algo? ¿Puedo entrar?

–No... estoy moviendo unas cosas porque se me ha caído algo detrás.

Donghae se irguió y le acarició la cabeza para aliviarle el dolor. Se acercó más a ella y se situó en el lugar para empalarla con ella si se movía.

–¿Por qué no vas a ver la tele y cuando baje desayunamos? Le prepararemos un buen desayuno a Moon. –comentó y la miró con pasión.– uno que le aporte mucha energía.– añadió.

Donghae empujó hacia Moon e introdujo toda su longitud en su canal con algo de resistencia. Tuvo que taparle la boca para evitar que el grito saliera de ella aun cuando Moon mantenía su mano sobre ella, pero, al momento en que él empujó, sus fuerzas se habían esfumado.

–¿Estás bien papá?

–Sí... –gruño él.– estoy perfectamente bien... en el cielo...

Trataba de no empujar demasiado fuerte para que Tahiel no lo oyera pero era complicado mantener el control en esa posición. Le levantó una pierna a Moon para profundizar sus embestidas y empezó a moverse de modo rítmico mientras ella se retorcía entre sus brazos.

–Voy a ver la tele entonces. No tardes.

–No...

Cuando oyó que Tahiel cerraba la puerta de su habitación Donghae apartó la mano de la boca de Moon para reemplazarla por la suya tomando de ella todo lo que quería, saciándola por esos dos lugares.

–Donghae... –susurró ella entre sus bocas.

–Eres mía, Moon. Solo mía... no pienso dejar que te alejes de mí. Ya no.– le dijo cogiéndola de la cintura para que se aferrara con sus piernas a la de él y pudiera cabalgarla con más libertad.

Podía sentir su pene largo y grueso atravesando su canal, presionando las paredes y obligándola a lubricarse con rapidez con cada entrada de él. Casi llegaba a su matriz y, en la mayoría de los avances, rozaba su punto culmen y la llevaba más cerca de una nueva liberación. Ese hombre era pura magia para una mujer.

–Moon, te quiero... perdóname por no entenderlo antes.

–Yo... yo... ¡Dios lo que me haces no me deja pensar!

Donghae rió por el comentario y aumentó el ritmo hasta llevarla al precipicio del orgasmo.

–Dime que me quieres, Moon. –masculló él conteniéndose.

Ella jadeaba cada vez más con más rapidez a punto de estallar.

–Moon dilo... –apremió él.

–¡Te quiero! –gritó aferrándose a su cuello. –¡Te quiero Donghae!

Donghae gruñó y embistió con fuerza una última vez antes de descargar su semen en ella. El calor producido por ella hizo que Moon también se corriera y gritara con fuerza, un grito acallado por la boca de él.


Una clase de amor y pasión | DonghaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora