♥ Capítulo 10

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Moon lo miró con la boca abierta. ¿Acababa de decirle que se quitara la camiseta? Lo vio tragar y dirigir sus manos hacia la camiseta, tirar de ella hacia arriba descubriéndole parte del vientre. El aire frío hizo que respingara y se apartara de él pero Donghae la siguió y la rodeó con su brazo mientras que con el otro tiraba de la camiseta hasta que se la sacó por completo dejándola en sujetador.

Sus pechos subían y bajaban con rapidez mientras la observaba. Le rozó con los dedos los puntos donde le dolía y cerró los ojos. No era tanto dolor como placer lo que estaba sintiendo en ese momento.

Sintió como los dedos de Donghae le alzaban el mentón y los labios de él caían sobre los de ella provocando un calor sofocante en su boca mientras las lenguas se fusionaban y creaban una guerra como únicamente ellas sabían.

Donghae se acercó más a ella hasta que pudo notar la excitación que sentía por ella. La necesitaba bajo él, retorciéndose del placer que iba a proporcionarle, bebiéndose sus gritos y observando su rostro en el momento del clímax.

–Tu habitación... –masculló separándose de ella.

–Ahí... –señaló una puerta.

Cogió de la mano a Moon pensando que quizás se arrepintiera y entró con ella en su habitación. Estaba decorada de forma sencilla sin muchos objetos. La cama era lo principal en la habitación de la que solo un armario y una cómoda hacían acto de presencia. Encima de la cómoda una fotografía de Tahiel y ella prescindía el lugar central.

Sonrió ante ese hallazgo y se volvió hacia ella. Moon amaba tanto a Tahiel como él lo amaba. Moon trataba de quitarle la camiseta pero los esfuerzos que hacía con sus brazos se veían entorpecidos cada vez que tensaba sus músculos. Fue él al final quien se la sacó en unos segundos y presionó su pecho sobre el de ella provocando que Moon jadeara por el contacto.

–No es suficiente... –dijo Donghae incorporándola un poco de la cama para quitarle el sujetador.– te quiero desnuda, Moon. Quiero sentir tu piel en mi piel.

–Sí... –articuló ella aferrándose a los brazos de él para mantenerse erguida.

Lanzó el sujetador al aire sin saber bien hacia donde iba mientras la cogía del cuello para volver a besarla. Era como si no pudiera satisfacerse sólo con un beso, necesitaba más. La tumbó en la cama y fue bajando por su cuello mientras sus manos se ocupaban de fijarla en la cama y que no se moviera.

–Donghae... esto no está bien...

–Lo está... –replicó mordiéndole el lóbulo de la oreja sacándole de sus labios un gemido.

Sus manos subieron entonces a los pechos y los pulgares comenzaron a presionar sus pezones ya duros y sensibles.

–Ah... Donghae... sí... –jadeó ella al contacto.

–¿Te gusta?

–Sí...

Una sonrisa atravesó su cara.

–Ahora te gustará más. –le aseguró antes de coger uno de sus pechos y apretarlo en su mano para que se elevara y pudiera pellizcarle con la boca el pezón sin llegar a morderlos.

Moon arqueaba la espalda cada vez que los labios de Donghae se cerraban sobre su pezón y éste se endurecía y enrojecía más.

–Hae... –gimió.

Fue suficiente para dejar de atormentarla y empezar a lamerla y succionarle los pechos mientras sus manos trabajaban con el botón y la cremallera de sus pantalones. Un grito de su boca le dijo que estaba a punto de venirse pero no quería que lo hiciera, no si él no estaba dentro.

Se apartó de ella y empezó a sacarle los pantalones y las bragas. Moon se frotaba con sus muslos incapaz de hacer otra cosa, deseosa de esa liberación. Contempló todo su cuerpo contoneándose en la cama buscando satisfacción sin llegar a tocarse, sujeta a las sábanas de su cama.

La sangre de Donghae bombeó hacia su polla y ésta le dio un aviso para poder escapar de su prisión. Se desabrochó los pantalones y los dejó caer junto a los de ella. El mismo camino siguieron sus boxers antes de unirse a ella y calmar su hambre.

–Abre tus piernas, Moon. No aguanto más sin estar dentro de ti.

Moon se sonrojó y su piel reflejó su vergüenza pero hizo lo que le pedía. Donghae situó su pene en la entrada de su canal, aún sin poder presionar. Probó su raja para ver si estaba bastante húmeda para aceptarle sin hacerle daño y se alegró de ello cuando sus dedos se cubrieron pronto de sus jugos y ella echó la cabeza hacia atrás al profundizar la entrada de sus dedos.

–Sí, mi vida... voy a estar ahí en unos segundos.

–Por favor... Donghae... quiero...

–¿Qué es lo que quieres?

–A ti... te quiero Donghae...

Él se detuvo en ese momento y apartó los dedos de su vagina.

–Donghae... –susurró ella buscando a tientas su pene.

–No...

Moon abrió los ojos preocupada por el tono de su voz. No era el mismo tono grave y sensual que tenía, sino uno que contenía una profunda tristeza.

–Donghae, ¿qué pasa?

–Esto no está bien. –dijo apartándose de ella y poniéndose los boxers y pantalones. –No debió pasar nunca.

–No lo entiendo... –ella se sentó en la cama observando como él se ponía los pantalones y buscaba su camiseta.

–Tú no puedes quererme, Moon.

–Donghae, yo...

–¡No lo entiendes Moon! –gritó y su voz se rompió. –¡Helen era lo que más me importaba en la vida y está muerta! No voy a cometer el mismo error. No volveré a enamorarme ni dejaré que nadie lo haga.

Terminó de ponerse la camiseta y salió de la habitación y de la casa sin despedirse dejando a Moon desnuda y como si le hubieran clavado un cuchillo en el mismo corazón.

Una clase de amor y pasión | DonghaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora