¿𝑐ó𝑚𝑜 𝑐𝑜𝑛𝑜𝑐𝑖𝑠𝑡𝑒 𝑎𝑙 𝑎𝑏𝑢𝑒𝑙𝑜?

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Zayn mecía a la pequeña Daisy en sus brazos mientras esperaba a su esposo con las galletas para los pequeños mellizos castaños de rizos. Se veían tan adorables

—abuelo, ¿nos quieres mucho? ¿Más que a papi hazz? —preguntó Hannah recargando su cabeza en la rodilla del moreno.

—son diferentes formas de querer, cariño, pero si los quiero mucho.

Su esposo llegó dejando las galletas en la mesita del centro, los niños fueron como moscas a tomar montones en sus manos, es por eso que liam siempre hacía demasiadas para que no se pelearán por ellas. Besó su frente y se sentó a su lado con la mano puesta en su rodilla.

Su esposo con el paso del tiempo seguía viéndose como el mismo ángel que conoció, tan lindo y pequeño, como si de un bebé fuera, pero solo suyo.

—¿cómo conociste al abuelo li, abuelo zay? ¡Papi hazz dice que fue en un castillo gigante! —su esposo rió por la ternura que desprendían ambos pequeños.

Zayn miró a su esposo, este solo asintió achicando sus ojos llevándolo aquella tarde en la entrada al castillo.
—era una tarde calurosa, el joven príncipe Erik había invitado a pocos de sus amigos por su fiesta de cumpleaños y como yo era el guardia tenía que estar ahí afuera recibiendo a la gente, trabajo fácil pues eran los mismos jóvenes de siempre…

Él estaba cansado, su compañero no asistiría ese día porque había enfermado, tenía que quedarse doble turno y no creía soportarlo, mañana sería cumpleaños de su madre y aun tenía que comprar su regalo. En eso ve una cabellera rubia reconocida y otra castaña de rizos con una corona de flores encima. Cuando ambas figuras estuvieron cerca se deleitó con la tierna imagen de ese castaño, le parecía tan lindo y chiquito, esa sonrisita que traía era como un imán de corazones pues el suyo se había ido volando en cuanto vio el color de su cabello.

El tenerlo frente suyo con las mejillas rojas lo había dejado aún más tonto, hasta que el rubio amigo del príncipe aclaró su garganta.

—buenas, ¿nos deja pasar? Por favor, fuimos invitados especialmente por el príncipe. —escuchó sin dejar de mirar al niño de rizos frente suyo, este se escondió un poquito detrás de su amigo.

Tan tierno, es un bebé.

—claro que sí, pasen. —se alejó abriendo el portón para que ambos chicos pasarán, pero no apartó su vista del chiquillo castaño, llevándose una sorpresa después de que él se despidiera con un movimiento de mano.

Tan lindo y chiquito, ¿Qué tenía que hacer ahora? ¿Dejar seguir con lo suyo sin importarle que se había detenido solamente para despedirse? Cálmate, Zayn, lo más seguro es que solo lo haya hecho por cortesía y ni siquiera le interese conocerte un poco.

Al final solo eres un trabajador y no un príncipe, de seguro y es el novio del príncipe y tú ya estás delirando. Lo mejor era que lo dejara pasar, al final no tenía oportunidad.

Las horas pasaron y él no tenía el suficiente humor para aguantar estar ahí toda la noche, ya eran pasadas de las siete, no había vuelto a ver al chiquillo que lo dejó como tonto y en todo ese rato lo único que pudo hacer fue pensar en él. Alimentando sus ilusiones cuando el castaño estaba fuera de su alcance.

Pero no había nada de malo en soñar.

Escuchó pasos acercarse, miró de reojo y vio al chiquillo venir hacía acá con un plato en manos, se enderezó y le regalo una de sus mejores sonrisas. Llegó hasta su lado y le sonrío tendiéndole el plato.
—te he traído tu cena, la reina me pidió de favor que si podía traértelo porque todos están muy ocupados allá adentro. —sus mejillas están rojas pero sin perder la sonrisa.

𝐎𝐧𝐞-𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 |𝐳𝐢𝐚𝐦 𝐦𝐚𝐲𝐧𝐞|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora