ᵒˢᶻᵐ ;; ᵖᵘʳᵉᶻᵃ

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Sus piernas rodeaban las caderas del moreno mientras sus cuerpos se movían junto la pequeña lancha. Un dulce abrazo de ambos cuerpos sumergidos en el amor y la luz de los faroles que se veían a la distancia. Caricias en su espalda y susurros que se los llevaba el viento en su noche especial, una de tantas que les gustaba compartir, más ahora que nunca.

¿Puedes sentir lo mismo que yo o es sólo una ilusión?

Les gustaba la brisa, el mar y los animales que seguían pareciendo una completa fantasía para el resto del mundo. Ellos eran unos fieles creyentes a todo lo que parecía salido de un cuento, amaban vivir de ello, porque se sentían de nuevo unos niños que jugaban a tomarse de las manos con las mejillas rojas, aquellos también solían llenar las paredes de sus habitaciones con dibujos de lo que creían que podían encontrarse.

También en algún momento quisieron ser piratas y la idea seguía causando sensaciones inexplicables a Liam, porque Zayn recordaba todo... cada pequeño momento que fue importante parecía que había quedado tallado en el tronco de un árbol.

Parecía que el tiempo iba de regreso, comenzando desde la primera mirada en el jardín de niños, hasta el día de hoy con sus casi veintiocho donde por fin se hacían llamar esposos.

Me amas, ¿No es así? Me amas casi igual de lo tanto que lo hago yo.

Ellos amaban muchas cosas para ser sinceros, pero sobretodo lo que les transmitía el cuerpo del otro. Aquel olor a menta característico de Zayn, junto aquel olor a moras de Liam.

Podríamos contar una historia como esas para niños, de aquellos príncipes y princesas, o aquellas donde hay tantos baches, pero ninguna de las dos sería la suya. Sólo eran un Zayn y un Liam que se conocieron en la resbaladilla del jardín de niños.

Aquellos que se gustaron a los quince. Y dieron el paso decisivo a los diecisiete.

Si uno brillaba el otro lo hacía de igual manera. Se buscaban, se hablaban de lo que fuera y estaban seguros de lo que querían.

Está noche era especial, oficialmente cumplían veintitrés años de estar al lado del otro. No podían evitar sentirse viejos ante el número de años juntos, pero los amaban, se amaban. Y no se arrepentían de lo que tenían.
Hubieron muchos momentos importantes después de ese, pero para ambos este sería el más valioso de todos. Y aún seguían pensando que estaban en brazos de aquel niño de mirada curiosa y sonrisa tonta.

Liam se alejó un poco del pecho ajeno, los labios del moreno descansaban cerca de su oreja causándole cosquillas por sus pequeños suspiros; sabía que Zayn estaba a nada de caer dormido por su estricto horario de noche, pero le gustaba que hiciera el esfuerzo por mantenerse a su lado en todo momento.

Jamás se imaginó que este día llegaría, que lo tendría solo para él y que sería el único en su vida. Hubo muchas cosas que no creyó y otras que nunca pensó, pero le gustaba su vida, el rumbo que habían tomado sus caminos hasta dejarlos aquí; una pequeña lancha que era manejada por un señor que no les prestaba atención. Mientras que a lo lejos aún podía escuchar cada «amor, amor, amor». Sonrío ante eso.

Su vista cayó en el brazo de Zayn, donde estaba ese tatuaje que era importante en su historia, sonrío porque él tenía uno similar escondido entre la manga de su camisa. Miró de igual forma aquel brazalete que compartían en su unión, los anillos de boda, y por si aún pudiera –porque conocía a Zayn y lo mucho que le gustaba observarlo por las noches– portaría aquel de plástico que le regalo cuando cumplió ocho de aquellas máquinas de chicles.

Ahora miró su cuerpo, ya no había nada de ese niño travieso que le decía todos los días que lo quería.

Esos te quiero se convirtieron en te amo.

𝐎𝐧𝐞-𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 |𝐳𝐢𝐚𝐦 𝐦𝐚𝐲𝐧𝐞|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora