𝑏𝑖𝑧𝑐𝑜𝑠

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Los ojos de Zayn le parecían de lo más divertido a Liam, pero no de una forma grosera como el moreno pensaba, sino porque se movían como dos canicas y el ama las canicas. El castaño intentaba hacerlo sentir mejor aparentando que sus ojitos eran similares a los de él. Pero para muchos era algo grosero, pero Liam no lo entendía y seguía haciendo lo mismo.

—quiero que te disculpes con Zayn, Li —el pequeño castaño sorbio su nariz preguntándose “¿qué había hecho mal?”

—yo no quería que llorara —La maestra lo miró con una pequeña sonrisa.

—Pero él tiene un problema, cariño, se que no lo haces con mala intención, pero debes saber que él no lo entiende —besó su frente y le dio un empujoncito para que fuera a buscar al moreno.

Liam corrió hacia los columpios del jardín donde el moreno se sentaba sólito a comer sus galletas. Con su mochilita en su manito se acercó lleno de vergüenza y miedo a ser rechazado.

—Zay, —susurró con la cabecita gacha— lo siento muchito.

—¿de verdad? ¿O solo lo dices porque Miss Liz te lo pidió? —el moreno tampoco lo miraba, no le gustaba mirar a sus compañeros a los ojos porque sabía lo poco conscientes que eran del daño que podían causar con sus palabras o acciones. Como Liam.

—¡No! Yo estoy aquí porque no quise hacerte sentir mal, creí que de esa forma te sacaría una sonrisa, ¡Porque tendría los ojitos igual que tú! No sabía que te dolía —dejó caer su lonchera a sus pies y junto sus manitas mirando a Zayn aún sentadito en el columpio. —¿me perdonas? Por favorrr

Zayn lo miró a los ojitos, podía notar la sinceridad brillar en ellos. Dudó sobre su acercarse o no, porque tenía miedo de que sólo fuera una simple broma y Liam fuera de esos niños que estaban estudiando actuación, al final se levantó y se acercó abrazar a su compañero, el cual lo abrazó recargando su cabecita en su hombro.

Después de eso, Liam invitó a su amigo al sube y baja, ambos rieron demasiado esa tarde. Los siguientes día se basó en lo mismo hasta convertirlo en rutina durante dos años.

Y aunque los años siguieron pasando, su relación no se marchito y al igual que una flor, lo suyo floreció y creció lo más que pudo sin perder su brillo.

15 años después.

—¡rápido, Zay! —Liam estaba abajo dándole la espalda a las escaleras de la casa de su novio, esperaba por él para ir a la feria tal u como le había prometido.

Sonrío cuando su vista se topó con la foto de ambos jugando en el barro a los siete, recordaba lo mucho que le tuvo que rogar a Zayn para que jugará con él. Y al final con unos ojitos de cachorro y prometerle jugos de mango, sus favoritos, había accedido.

—Es sucio, li —liam rodó los ojos ante el quejido del moreno.

—¡Pero es divertido! Mami dice que te protege de enfermedades.

—sigue siendo cochino. —el castaño cruzó sus brazos molesto.

—¡Deja de decir eso o no te daré juguitos! —Zayn cambió su mueca de “eww” por una sonrisa, falsa, pero al final de cuentas sonrisa.

Y se divirtió, no puede decir que no cuando su risa y el castillo de barro lo demostraban.

—Voy a creer que esa sonrisa es porque estas pensado en mí, mi vida. —se sobresalto ante el susurro de Zayn.

—¡Deja de hacer eso! —escuchó su risa y no pudo sentirse molesto con él, en realidad cuando lo estaba solo duraba máximo cinco minutos, y es que Zayn siempre buscaba la forma de solucionar las cosas.

𝐎𝐧𝐞-𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 |𝐳𝐢𝐚𝐦 𝐦𝐚𝐲𝐧𝐞|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora