𝒑𝒆𝒓𝒄𝒂𝒏𝒄𝒆

536 47 12
                                    

Liam caminaba tranquilo, sin prisas, como si el tiempo fuera de él, como si el tiempo estuviera de su lado. Como si no fuera treinta y cuatro minutos tarde para su cita. Aunque claro, si él estuviera emocionado con salir con aquel chico hubiera llegado a la cafetería antes de la hora adecuada. Pero como era todo lo contrario aquí estaba, deseando que aquel chico se hubiera hartado de esperarlo y no volviera hablarle en su vida.

No es que jace sea feo, es solo que su carácter de machito, el todas mías, su ego y pene chiquito, hacia que liam no quisiera estar cerca de él por nadita.

Entonces, ¿por qué había aceptado salir con él después de haberlo rechazado demasiadas veces? Por culpa de sus padres, bueno, más bien su madre.

Karen había obligado a su hijo a aceptar aquella cita por conveniencia, ya que, si él aceptaba salir con jace y se enamoraban, casaban, tenían bebés, parte del dinero que tiene la familia de jace sería también de liam y eso le convenía a su familia para poder tener un buen nivel económico.

Madre interesada, señores.

No es que ellos fueran pobres, pero tampoco podían bañarse en dinero. Estaban en un nivel estable y el agradecía eso. No necesitaba más.

Pero al parecer su mamá sí. Ella quería ese pez gordo para su hijo.

Su padre había estado en desacuerdo con la propuesta de su esposa, pero le había insistido en que asistiera, ya que estaba cansado (al igual que liam) a ver al chico rondando por su casita a cualquier hora, con mariachi, rosas, invitaciones, chocolates, entre otras cosas. Quería que esas visitas inesperadas dejaran de pasar.

Y los "no, hoy no puedo, otro día, no, gracias" ya no servían.

Así que aquí estaba al frente de la cafetería pidiéndole a diosito que sus plegarias hayan sido escuchadas y jace no se encontrara dentro.

Y para su mala suerte el estaba ahí.

—li, bebé, ven y siéntate, por un segundo creí que no vendías, me alegra saber que estás aquí, a mí lado como debe de ser—liam le regalo la sonrisa más falsa que sus labios pudieron crear y se sentó enfrente de él.

¿Cómo que por un segundo pensó que no vendría? Si él fuera jace hace cuarenta minutos se hubiera largado de aquí.

—lo siento, tuve un pequeño percance y por eso tarde.

—no te preocupes, estás aquí que es lo que importa. — jace le regalo una sonrisa mata pulgas y después le guiño un ojo. Se sonrojó, lamentablemente eso era inevitable.

Si el chico que está enfrente él no le cayera mal, no fuera un sucio y mucho menos fuera jace, él estaría encantado con su cita y sonriendo como menso.

—pero, ¿cuál fue ese pequeño percance por el cual tardaste tanto?

Se mordió su labio. ¿Qué podría decirle? No podía decirle que se hizo pato caminando lo más lento posible, viendo ropita, revisando sus redes para llegar y que él no estuviera ahí. Claramente no, o sea, no le caía bien pero tampoco le diría la verdad. No es que fuera malo, pero necesitaba algo mejor para poder alejarlo de una vez por todas.

Tal vez una mentira no haría daño y puede que esta vez se aleje de él por fin, era lo que más deseaba.

—mi novio no quería que me reuniera contigo, es muy celoso, pero le aclare que era una cita de amigos, aún así se negaba a dejarme — hizo un puchero.

Él no le había preguntado por un novio, así que punto a su favor.

Jace abrió mucho sus ojos y su boca, por su cabeza nunca pasó la idea de que él castaño tuviera novio, como siempre lo veía con su amigo louis o sólo.

𝐎𝐧𝐞-𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 |𝐳𝐢𝐚𝐦 𝐦𝐚𝐲𝐧𝐞|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora