Capítulo 17 (EDITADO)

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Había llegado en la tarde a mi pueblo natal, y ya cuando tomé el taxi para llegar a la aldea estaba casi totalmente oscuro. Me provocaba cierta nostalgia ir mirando por la ventana los paisajes bañados por la luz nocturna. Recordaba cuando solía jugar en el bosque hasta que oscureciera y luego mi madre salía a buscarme junto a la madre de Yui.

¿Qué habría pasado si hubiese decidido quedarme en la aldea? Bueno... no habría conocido a Gojo, ni a mis compañeros... Ni a Sukuna.

Pasaron cosas trágicas... sí, pero realmente no me arrepentía de haber optado por ir a Tokio.

Casi siempre solía sumirme en lo más profundo de mis pensamientos. Se había vuelto una costumbre, por ello el caballero tuvo que hablarme para avisarme de que ya habíamos llegado a mi destino. Le miré algo anonadada, pero de inmediato reaccioné y le pagué.

Tomé mi maleta con mi brazo sano, respiré hondo y me encaminé hacia la aldea.

La noche era maravillosa. El cielo estaba bañado por estrellas, y ver aquellas antorchas a la entrada de la aldea me traía mucha nostalgia. Extrañaba también a mi aldea. Sin más rodeos me adentré. No había nadie, ni siquiera se veía luz en las casas.

"¿Acaso se fueron a una especie de retiro espiritual?"

Seguí caminando mientras miraba hacia todos lados. Lo único que sonaba eran mis pisadas y las ruedas de la maleta al andar.

Al llegar a la entrada de mi hogar, subí las escaleras a duras penas, pues la maleta pesaba, y con un brazo la tarea no se facilitaba. Ya arriba pude afirmarme en mis rodillas para respirar más calmada. Corrí la puerta y a tientas traté de ubicar el interruptor de la luz en la pared.

-¡Whuaaaa!

Sentí unas manos en mis hombros.

Como acto reflejo di un grito y le di un codazo a la cosa. Mi respiración estaba a mil por hora. De inmediato hallé el interruptor y encendí la luz.

-¡¿M-madre?!

Estaba en el suelo acariciando su costado.

-Ay, ay, ay- se quejaba con el seño fruncido. Abrió un ojo para verme. -Te haz vuelto bastante fuerte- sonrió aún con el entrecejo arrugado.

Rodé ambos ojos y negué con mi cabeza. Pero reí por la situación.

Me arrodillé y le extendí la mano. Ya cuando estábamos de pie me lancé a su cuello.

-Eres una tonta- susurré a su oído.

Sentir sus cálidos brazos en mi cuerpo fue suficiente para que mis ojos se empaparan en lágrimas. Le había extrañado tanto.

-Pero al menos te sorprendí- me apegó aún más a su cuerpo.

Yo hundí mi cabeza en su cuello. Extrañaba tanto este aroma tan familiar.

-No tienes idea de lo duro que fue la academia. Me sentía como un polluelo que por fin había desplegado sus alas para volar.

Me tomó de los hombros y me apartó. Yo sequé mis lágrimas con el dorso de mi mano. Madre tenía una expresión seria.

-Toda experiencia en la vida sirve- dijo en un tono firme.

Volví a envolverme en sus brazos.

-Pero te extrañe tanto- acariciaba mi cabello.

Nos mantuvimos abrazadas por unos segundos más. Luego me ayudó a entrar la maleta y me sirvió un poco de té para calentar el cuerpo. Ahora ambas estábamos frente a frente en una pequeña mesa en el suelo.

Chica promiscua (Satoru Gojo, Yuji Itadori y Sukuna x t/n)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora