Capítulo 8 (EDITADO)

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El clan de las promiscuas, ubicado en las afueras de un pequeño pueblo, apartado de la sociedad por el poder que correr por su sangre. Hoy estaba a punto de nacer la hija de una prodigio, esperando que la hija también lo fuera.

-¡Ya casi!- le animó la chica a su lado.

Le tomaba la mano mientras intentaba animarle. La prodigio gritaba y sudaba. El embarazo había tenido pqueñas complicaciones, pero nada grave. Envolvieron a la bebé y se la entregaron a su madre. Lo primero que hizo ella fue verle el rostro. No habían marcas al rededor.

La madre esbosó una sonrisa triste. Aunque su hija no haya sido la afortunada, su nacimiento sería celebrado y alabado, pero...

Una mujer llegó al cuarto a toda carrera.

-¡Misaki está a punto de dar a luz!

Todas las mujeres de la habitación se miraron sorprendidas y corrieron a donde debería estar Misaki. La otra mujer estaba anonadada, y no porque le dejaran sola, sino porque se suponía que debía nacer unos días después y aparte, tampoco podría acompañar a su amiga.

Ya cuando llegaron, Misaki tenía a la bebé en brazos. Todas miraban asombradas a la criatura, resultaba que era nada más ni nada menos que la niña prodigio. Todas celebraron, era algo digno de alabar, pues no sucedía muy a menudo.

Todas las mujeres alabaron a la pequeña prodigio, olvidando por completo que también había nacido Yui aquel día.

...

Ya las niñas tenían diez años. T/N era muy alegre y siempre trataba de ayudar a las mujeres de la aldea, y en cuanto Yui le veía hacer eso, quería ser mejor y terminaba cometiendo una imprudencia, como aquella vez cuando al ver a t/n recoger agua del río con las ancianas, ella quiso "ayudar" y por accidenté empujó a una anciana cuesta abajo. No había resultado con grandes daños.

La madre de Yui cada vez se veía más enferma. El haber nacido siendo especial no la había salvado de ser enfermiza.

Cada año hacían una gran fiesta -el cumpleaños-, en la cual Yui siempre se sentía opacada por la prodigio. No había día en que no le preguntara a su madre de que tal vez podría existir una especie de error, pero lamentablemente esas marcas al nacer lo significaban todo.

Las niñas crecían aún más, pues ya tenían dieciseis. Yui se especializó en el combate cuerpo a cuerpo. Todos los días entrenaba, pues quería llegar a superar a su enemiga de nacimiento. Esa rivalidad se formó al ver que t/n era más alabada simplemente por haber nacido siendo especial, y no comprendía cómo podía ser tan querida, siendo que ni siquiera sabía pelear.

-Yui, las prodigios no compiten, ya te lo he dicho- le dijo su madre sentada en la orilla del piso del templo. -deberían tratar de llevarse mejor. T/N es una buena niña.

Yui siguió entrenando sin prestarle mucha atención a su madre, pues odiaba cuando defendía a t/n.

-Me parece ridículo- acestó un golpe con la vara. -Es una excusa muy estúpida para no entrenar.

La madre resopló.

-No, Yui. Es una regla del clan que las prodigios no entrenen.

La ira de la chica empezó a incrementar.

-¡Estoy harta de que siempre la defiendas!- lanzó lejos la vara. -¡Yo soy tu hija, no ella!- se paró frente a su madre y le apuntó. -¡¿O es que no me quieres por haber nacido normal?!

La madre no supo qué replicar. La impresión fue tan grande en ese momento que su corazón se comprimió en su pecho.

Los ojos de Yui se abrieron de par en par.

Chica promiscua (Satoru Gojo, Yuji Itadori y Sukuna x t/n)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora