Pasaron un par de días desde que me enteré de quien era mi padre. En ese tiempo no conversé con Megumi. En realidad no pasábamos de las conversaciones formales. Estaba muy distante. Aparte, el entrenar ocupaba todo nuestro tiempo, ya que faltaba muy poco para el evento.
A veces solía ir a visitar a Itadori, pero en raras ocasiones pasábamos a algo más que besos. Se veía más animado -y eso me alegraba a mí-, pues había conocido a un nuevo chico que tal parecía estaba ligado con el mundo de la hechicería. Creo que el chico se llama Junpei.
Sukuna... La razón por la cual no mantenía muchas relaciones carnales con Yuji era porque él solía tomar el poder a veces... Y una cosa llevaba a la otra. Simplemente no podía resistirme. Amo a Yuji, pero deseo a Sukuna, ¿Qué hay de malo con ello? Es el mismo cuerpo...
"Ah, como quisiera creerme eso realmente".
También, habían veces en que nos dejábamos llevar a tal punto de que no sentía dolor cuando me apretaba alguna parte del cuerpo, pero al día siguiente amanecía con una marca morada o rojiza. Ahora tenía una en las caderas, brazos, y muchas sugilaciones en el pecho. Terminaba agotada cada noche, y por ello hice el trato con Sukuna de que por favor se duchara y se vistiera luego de eso. Aunque al día siguiente amanecía totalmente renovada y al parecer mi energía maldita estaba casi al 100%.
Gojo se había ido de viaje sin previo aviso. Nos enteramos por un profesor suplente. Debe ser alguien realmente ocupado y un gran hechicero. Bueno, realmente no tengo dudas de que es bueno en todo lo que hace. Nació para ser perfecto.
Ahora estábamos paseando por la ciudad junto a Yui, Megumi y Kugisaki. Debíamos juntar información sobre un suceso en el que cada estudiante que iba a cierta hora de la noche a cierta academia, terminaba con el cuerpo deforme y sin vida.
Hasta ahora no habíamos recaudado gran información. Ser hechicero no era estar exorcizando maldiciones 24/7. A veces había que tomarse el tiempo de investigar por mucho tiempo.
-¿Entonces usted tampoco sabe nada?- preguntó Megumi.
Estaba interrogando a una anciana. Pues ella vivía cerca de la academia donde se encontró un cuerpo deformado.
-No, querido. Pero si he escuchado rumores- miró hacia todos lados de forma sospechosa.
Se acercó un poco más a Megumi y cubrió el costado de su boca con su mano.
-Pero he escuchado de las malas lenguas que en la noche se ha visto un hombre de cabello largo que visita el lugar.
-¿Un... hombre de cabello largo?- articuló la pregunta en un tono suave. -¿Podría decirme algo más? ¿Algún otro detalle que sepa?
La anciana volvió a recuperar su compostura.
-No. Lo siento. Es todo lo que me han informado.
-No pasa nada- negó con su cabeza. -De todos modos, gracias por su ayuda- inclinó su cabeza.
Seguimos con nuestro rumbo.
-Eh, Megumi, no creí que se te diera tan bien socializar con ancianas- dijo Kugisaki en un tono burlesco y le dio un codazo en el costado.
Megumi frunció el seño.
-Tú también deberías estar entrevistando a las personas en vez de molestar.
-¿EH?! Pero si lo hago- se quejó. -Aparte me duelen los pies y hace calor- dejó colgar sus brazos y echó su cabeza hacia atrás.
Él se limitó a resoplar.
-¿Qué tal si vamos por algo de tomar?- ofreció Yui.
Ya era hora de que algo bueno saliera de su boca.
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Chica promiscua (Satoru Gojo, Yuji Itadori y Sukuna x t/n)
FanficSoy T/N Suzuki, ya con 17 años he entrado a la academia de hechiceros en tokyo. Provengo de un clan que se creía era un mito; el de las promiscuas, un nombre bastante vulgar, pero todo eso se debe a que mi poder se puede activar solo si tengo coito...