Sottises
Maldita paticorta.
Esta sí que me las pagara bien caro. Su jodida dignidad, la hare trisas por su condenada acción rompe bolas. Me dio una buena patada en los huevos. Dolió como el puto infierno, ¿Acaso no sabe que es peligroso golpear ahí? Ojalá supiera cuanto duele. Las mujeres tienen suerte. Sus huevos están por dentro, no colgando como dos sacos de box. No hice nada malo para recibir un golpe como ese. Se que me gusta molestarla. Hacerle la vida imposible. Cagarle su diversión día a día, pero... ¡Una patada en los testículos era innecesario!
En primer lugar, todo fue culpa de ella principalmente. Se coló en el baño mientras me alistaba. Ni atención le presto al puto letrero colgado en la manilla. Se supone que teníamos un acuerdo. Cuando uno estuviera ocupando el maldito baño común, debía colgar el condenado cartelito para evitar este tipo de situaciones. Accidentes como me gusta definirlo. Toda esta idea fue por la vez que entre al baño sin tocar y la vi en ropa interior. El mismo día de mi pequeña e inocente pelea con el bastardo de Marc.
Cuando me di cuenta de mis sentimientos y lo muy enfermo que estaba por masturbarme pensando en su semidesnuda figura. Mientras poco a poco mis dedos iban desgarrando esa lencería sexy de color carmín.
Joder... Evita pensar con la polla, Adrien.
Madrugue con la intención de evitar un encontrón. Pero mi condenada mala suerte (la cual siempre me persigue como una puta de sonrisa macabra) me la jugo nuevamente. Luego de lo sucedido entre nosotros en las escaleras, no me era fácil plantarle cara.
Vacile.
Ese momento donde la tuve entre mis brazos... Dudé. Olvide por un momento todo lo que he hecho para mantenerla lejos de mis manos. Deje atrás la razón principal de querer a Marinette lejos de mí. Nada me importo. Solo quise retenerla entre mis brazos, impidiéndole huir de nuevo.
Si mamá no nos llamaba, probablemente hubiera hecho lo que se estaba pasando por mi cabeza en el instante en que su respiración chocaba con mis labios. La hubiera besado. Nos hubiéramos ido a la mierda. Yo en este momento estaría ingresando en un puto loquero con camisa de fuerza. Si Marinette se mantenía cerca, volvería a cometer un desliz como el de ayer.
Debía apagar esa llama que volvió a encender con su cercanía.
Porque el deseo de besarla aun estaba latente dentro de mi corazón y mis pantalones.
—Mierda... —negué con mi cabeza, buscando alejar esos pensamientos pecaminosos de una vez por todas. Concentrarme en otra cosa era la misión de ahora y también olvidar lo que casi sucedió en la escalera del segundo piso de nuestro hogar.
Inhale el aroma del desayuno que se me encargo en contra de mi voluntad a hacer, mientras pretendía ser el perfecto hijo que mis padres creen tener. Me parecía increíble como nos enredamos en esto. Hacía tiempo que no cruzábamos más de dos palabras sin insultarnos de por medio. Luego de salir de su habitación. Después de... Besarle. Busqué olvidar la estupidez que hice. Evite la cena con la intención de no ver a Marinette.
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Unis par le coeur ||Adrinette +18||
RomanceNos dicen de pequeños que los lazos mas fuertes son los que tienes con tu familia, pero ¿Qué sucedería si ese lazo es lo que mas deseas destruir? Adrien era un chico que paso la adolescencia deseando algo que se le era prohibido, mientras que Marine...