Nos dicen de pequeños que los lazos mas fuertes son los que tienes con tu familia, pero ¿Qué sucedería si ese lazo es lo que mas deseas destruir?
Adrien era un chico que paso la adolescencia deseando algo que se le era prohibido, mientras que Marine...
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Goodbye
Desaparece de su vida..., también de la mía, ¿eh?
Palabras crueles, pero tan ciertas. Luka decía la verdad, la había jodido en grande. Era innecesario ver a Marinette al rostro para entender lo grave de la situación.
Todo ha terminado.
Este era el fin. Nunca debió ni siquiera haber terminado, ya que inicio nunca debió haberse comenzado. ¿Cuándo fui que caí tan bajo? ¿Cuándo entendí mis sentimientos?, ¿En mi primer beso con ella?, ¿Mi primera vez haciéndole el amor?, ¿Cuándo la traicioné con Lila?
¿Cómo permití que todo llegara hasta un punto de no retorno?
Ya no lo se.
Lo que en particular tengo claro es un simple hecho. Perdí a Marinette. Perdí a mi mejor amigo, entendiendo que ambos amábamos a la misma chica. Lo comprendí en cuanto vi sus labios cerca de besar a Marinette. Soy tan tonto. Era obvio. Solo no quise aceptarlo. Las señales estaban ahí y hasta ahora no fui capaz de verlo.
Aunque después de lo sucedido fuera de su hogar, ya no se que pensar. Diablos, la jaqueca me esta matando. Desearía poder arrancarla de mi cuerpo.
¿Por qué me dolía tanto?, ¿El perder a Marinette?, ¿Por qué jodi todo con Luka?, mi cabeza es un revoltijo.
—No me queda nada —llegue al parque de siempre, mirando todo a mi alrededor. Pude vernos, nosotros tres jugando de niños, sin preocuparnos del mundo a nuestro alrededor—. Tal y como dijo Lila.
Sus palabras en mi habitación no dejaron de rondar mi cabeza. Fue justo antes de empezar mi condena. Minutos antes de enterarme que Marinette se encontraba tras esa puerta.
—Me iré al extranjero —me sentó en la cama. Ella frente a mí con sus manos tras su espalda, su sonrisa sínica y la maldad saliendo por cada poro de su cuerpo—. Esto será nuestra despedida, Adrien.
—¿Por qué haces esto? —pregunte—. ¿Cuál es el motivo?, llegar tan lejos.
—Siempre me has gustado y eres igual a mí —expreso divertida—. Somos perfectos el uno para el otro, por que estamos igual de podridos por dentro.
