Capítulo VII

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Tenter

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Tenter

No pude pegar ojo alguno.

A la hora de bajar a cenar, ni más de tres bocados pasaron por mi boca. Ese dolor de estómago y sensación de extrañeza detenida en el pecho no me dejaban en paz. Lo que sucedió antes con... Con mi hermano, no me dejaba pensar con claridad.

Luego de ese extraño acercamiento entre ambos, luego de caer uno sobre el otro. En el instante en que me senté en la mesa, mamá noto de forma inmediata que no estaba del todo bien. Su primer comentario fue "Estás roja como un tomate, hija". Pensó que había pescado un resfriado y estaba cursando con fiebre, y tal vez, tenía toda la razón. Mi rostro estaba ardiendo, pero... No sabía si era por estar realmente resfriada o por lo sucedido antes de bajar esa larga escalera. No comí nada, y eso aumento el interrogatorio durante la cena. Mamá cuando se le metía algo en la cabeza, nadie era capaz de pararle. Ni siquiera papá.

Desastre. Un completo y ruin desastre, sumándole el caos dentro de mi cabeza.

Mamá, ¿Cómo te explico el momento incomodo con el energúmeno?

Solo de recordarlo estremecía cada musculo de mi cuerpo. Solo quería olvidar ese instante en que sus esmeraldas brillaban con una luz que jamás he conocido antes. Era similar a la sensación de un descubrimiento nuevo. Como si hubiera encontrado unas nuevas gemas que irían dentro de la categorización en el mundo. Nunca había visto esa mirada en Adrien. Menos cuando se trataba de estar yo frente suyo.

Era algo... ¿Emocionante? ¿Incomodo? No sabría realmente como describirlo. Sus ojos se veían como los más hermosos dentro de mi cabeza. Tal vez, esa fue la razón de no dejarle de verle. De no quitarle el ojo de encima. Esa mirada era tan nueva que deseaba descubrir más misterios sobre ella. Adrien me hipnotizo por completo y ni cuenta me di en ese momento.

Okey... ¡¿Qué carajos estoy pensando?!

Es mi hermano. Mi hermano mayor, maldición. Estamos hablando del idiota, energúmeno, poco amable y pesado malnacido que desgraciadamente comparte la misma sangre que yo y mis padres. No puedo pensar de ese modo, menos cuando se trata de Adrien.

Es completamente ilógico y si vuelvo a pensar de esa manera, juro que iré a un psiquiátrico.

—Si, definitivamente estoy demente —suspire ante tal pensamiento. Ya era de mañana y como dije antes, no pegue ojo alguno. Estaré con unas enormes ojeras en el instituto.

Levante mi cuerpo pesado y cortado de la cama, observando los primeros rayos de sol que se escabullían por mi ventana. El amanecer había llegado y yo completamente agotada a primera hora de la mañana. Si era sincera, ni ganas tenía de ir al instituto, pero mamá no me dejaría faltar. Me mandaría a freír patatas ante cualquier tonta excusa que inventase.

Unis par le coeur ||Adrinette +18||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora