Daddy┃Roger Taylor [Traducida al Español]

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 14

A la mañana siguiente rápidamente recuperé la conciencia, consciente de un solo sentimiento: la lengua de alguien entre mis piernas. Miré hacia abajo y sonreí, moviendo inmediatamente mis manos y anudándolas en los mechones rubios de Roger.

Me miró, su lengua regresó a su boca momentáneamente mientras hablaba.

—Feliz cumpleaños, princesa —Y volvió a lo que estaba haciendo hace un momento. Fue la mejor manera en despertarme

—Rog —gemí.

—Papi.

—Gungh —logré soltar. Fue un gruñido indigno, pero estaba demasiado fuera de lugar para que me importara. —Estoy tan cerca, yo...

—Córrete para mí, bebé —dijo Roger contra mí, apretando su agarre en mis muslos y clavando sus uñas en mi piel.

Me di cuenta de que él también estaba disfrutando de esto, aunque no tanto como yo.

Con sus palabras me dejé llevar, sorprendida de haber durado tanto como lo había hecho; la lengua de Roger era la cosa más maravillosa que había tenido el placer de conocer.

Roger chupó hasta la última gota de mi jugo antes de volver a levantarse para acostarse a mi lado.

—Rog, yo —alcancé su erección palpitante, visible a través de sus pantalones de pijama de algodón gris, pero él apartó mi mano suavemente.

—No bebé.

—Pero...

—Hoy todo es sobre ti, cariño. —dijo Roger.

—Me arreglaré en un rato.

—Pero papi —hice un puchero, jugando con uno de sus puntos débiles, el nombre que tenía para él —Yo también quiero hacerte sentir bien.

—Y lo haces, princesa —respondió— todos los días, pero eso fue para ti.

—No quiero nada a cambio... aunque si quieres hacerme sentir bien, entonces puedes usar el conjunto de lencería blanca que tanto me gusta.

—¿Está limpio? —Pregunté con sorpresa.

Lo había usado solo dos días antes y lo deje en el fondo de su canasta de ropa sucia.

Roger asintió, entrelazando nuestras manos.

—Lo lavé yo mismo. —Sonaba orgulloso de sí mismo.

—Ahora —besó mis labios suavemente— voy a ir a arreglarme, y creo que Emma y Theo tienen algunos regalos para ti. Llegarán pronto

Roger regresó del baño unos quince minutos más tarde. Estaba acostada en medio de "nuestra" cama (casi no iba a casa más de una o dos veces por semana, así que prácticamente compartíamos la cama todo el tiempo).

Emma estaba acostada a mi lado a un lado y Theo al otro. Ambos estaban acurrucados bajo las mantas, sus regalos para mí descansaban sobre mi estómago, sin abrir.

Querían esperar a que Roger regresara. Roger movió a Theo al lado de Emma y se metió en la cama del otro lado, de modo que los dos niños quedaron atrapados entre nosotros.

Emma tomó su regalo de donde había estado descansando sobre mí y me lo tendió.

Lo tomé y le sonreí antes de centrar mi atención en quitar el papel.

Cuando lo arranqué, vi que era un marco de fotos en blanco y negro con una foto en el medio. La foto era de nosotros cuatro: Roger, Theo, Emma y yo. Emma estaba sentada en mi regazo y Theo estaba en los brazos de Roger. Esa foto fue tomada en Hyde Park por uno de los fanáticos de Queen que había estado pasando, más que feliz de tomar una foto a cambio del autógrafo de Roger.

Sonreí de nuevo, inclinándome y besando la mejilla de Emma.

—Me encanta, cariño —le dije con sinceridad— muchas gracias.

Theo se acercó a Emma y tomó el regalo de mi estómago, ofreciéndome.

Era una forma divertida y se sintió bastante suave cuando se la quité de las manos.

Saqué el papel y miré lo que me había dado: un osito de peluche gris con el pelaje más suave que jamás había sentido.

—Su nombre es Roger —Me dijo obedientemente— Así que cuando vayas a casa, papá siempre está contigo. —Para ser un niño de dos años, estaba extremadamente avanzado.

—Me encanta, Theo —le dije con sinceridad— Gracias.

—Te amo —Roger y yo nos miramos sorprendidos por las palabras de Theo.

—¡Yo también te amo! —Emma exclamó, probablemente no queriendo que su hermano pequeño la superara. —Y estoy muy feliz de que pases tiempo con nosotros, es como volver a tener una madre.

Me sonrojé y dejé que Roger tomara mi mano entre las suyas, apoyándola sobre los dos niños.

—Yo también los amo, a los dos. —Respondí con seriedad, refiriéndome a cada palabra. —Y a tu papá también, por supuesto. —Le sonreí a Roger, que me estaba sonriendo. —Gracias a ambos por los hermosos obsequios y por venir a visitar a mi madre con nosotros hoy.

Nos acurrucamos durante otros quince minutos más o menos, y luego Roger soltó mi mano y se levantó de la cama, dirigiéndose hacia la puerta del dormitorio.

—Por mucho que nos guste abrazarnos junto a ustedes dos —dijo, atrayendo toda nuestra atención —tenemos que estar salir pronto, así que ambos deben ir y prepararse.

Emma se levantó de la cama y ayudó a Theo a bajar de la cama.

—Iré a vestir a Theo en unos minutos, ¿de acuerdo, Emma? Llévalo a tu habitación hasta entonces. —Emma asintió y tomó la mano de su hermano, llevándolo fuera de la habitación