Después de una hora alistándonos con Emily salimos de la cabaña y caminamos en dirección a donde sería la supuesta fogata.
No voy a negar que aún me siento nerviosa,y eso que ni siquiera hemos llegado. Emily camina a mi lado con total naturalidad,ella no se hace ningún drama por nada,y mírenme a mi,me habla un chico y es el fin del mundo.
Íbamos caminando por la calle semi oscura ya que había algunos faroles alumbrando el lugar pero su luz era bastante tenue. El aire fresco de las noches de verano se colaba en mi rostro y eso me hacía sentir un poco más tranquila.
A veces siento que cada estación tiene algo asi como un aroma característico en su aire. Si,ya me explico mejor,todos me han dicho que parezco un profesor de filosofía hablando de este modo pero bueno,es lo que siento.El aire de las noches de verano tiene un aroma,un no se que que es muy característico de la estación. Es esa brisa fresca con ese aroma a verano,esa temperatura ideal del aire que solamente se consigue en verano. Si,amo el verano tanto como la primavera,son mis estaciones favoritas y las de muchas más personas también.
Mientras caminaba podía sentir el sonido de mis zapatos sobre el suelo. Había un hermoso silencio,solo se podían oír los grillos cantar y otros insectos que no conocía. A lo lejos podía ver las luciérnagas revoloteando por todas partes,amaba observar esas hermosas lucecitas en la noche.
El silencio y el ambiente me hizo olvidarme por un momento que Emi estaba a mi lado. De repente una brisa de viento fresco me hizo recordar un momento de mi infancia.- ¡Te atraparé insecto malévolo! - gritaba mientras corría con una red detrás de docenas de luciérnagas.
Mi rostro se encontraba algo rojo y mis piernas ya estaban algo cansadas de tanto correr. Amaba hacer esto todos los veranos,siempre cada noche intentaba atrapar luciérnagas para guardarlas en un frasco de vidrio y así adornar mi habitación.
- ¡Te tengo! - grité con orgullo mientras atrapaba unas cuantas luciérnagas en la red - ¡lo logré!
Me di la vuelta entusiasmada para volver a casa. Estaba realmente feliz por haber atrapado esas hermosas luciérnagas que adornarían mi habitación más tarde.
Podía ver las luces de mi casa a lo lejos y desde esa dirección venía mi perrita Dona corriendo hacia mi.
- ¡Dona! - le grité emocionada - ¡Mira todas las luciérnagas que atrapé!
Ella pareció mirarme con algo de ¿lástima? Era solo un perro no podría sentir ello,pero sus ojos me miraron de una manera distinta. Observé nuevamente mi saco con luciérnagas y desvié mi vista hacia el gran y oscuro campo lleno de esas hermosas luces.
En ese momento sentí pena por mis luciérnagas,ellas no tenían por qué estar encerradas,debían ser libres. Ellas debían poder volar por todas partes al igual que sus compañeras.
- Ustedes deben ser libres - dije con determinación,y a pesar de que me daba pena soltarlas debido a que me había costado tanto atraparlas,mi pena fue mayor al ver a los pobres insectos escalar por la red intentando salvar su vida.
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Entre tu y yo
RomanceAmy Paynes es una clásica chica de ciudad, que lleva años viviendo con sus amigas en un apartamento en la capital de su país. Todos los años planifican una agenda de viajes recorriendo el país, pero siempre suelen visitar el mismo tipo de lugares:pl...