Capítulo 12

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Eren ni siquiera se esforzó en empezar un tema de conversación porque Zeke de la nada comenzó a hacerle preguntas. 

-¿Y cómo te va en las clases?-Zeke quería más que nunca hablar con su hermano. Desde que se mudó de casa para estar más cerca del trabajo, apenas y tiene oportunidad de hablar con Eren, así que aprovechará la situación a como dé lugar. 

- Bien.

-¿Te llevas bien con tus profesores?

-Sí.

-¿Cómo está Armin?

-Bien.

-¿Y qué pasa con Mikasa? ¿Está bien?

-Sí.  

-¿Y... cómo has estado?-Zeke se estaba quedando sin temas de conversación y Eren no colaboraba, seguía contestando con monosílabos. 

-Bien.

Y tras varios de estos intentos fallidos de conversación, hubo un silencio incómodo. Zeke detestaba que su hermano lo ignorara y no sabía que más hacer para que se acercaran él uno con el otro. Eren por su parte, no dejaba de pensar en Mikasa y en la forma en la que se fue de la enfermería sin dejar ni un rastro. ¿Acaso lo estaría evitando? Con ese tipo de preocupaciones en mente, no le quedaban energías para seguirle la corriente a su hermano mayor. 

-Mikasa y tú... ¿siguen siendo amigos? 

-¿A qué viene eso? Claro que sí- le responde Eren a la defensiva. 

-Vamos Eren, no te enojes, es sólo que... bueno, ustedes siempre han sido muy cercanos. 

-¿Y eso qué?

-Bueno, creo que le gustas. 

-Claro que no. 

-Eren...-Zeke mira a su hermano menor con un gesto de ternura y se pregunta si de verdad es tan inocente o si ya se dio cuenta de que Mikasa lo quiere y prefiere ignorarlo-. Hablo en serio, es obvio que le gustas a esa chica, sino, ¿por qué otra razón te seguiría a todos lados? 

-Yo...

Eren se quedó sin palabras justo cuando llegaron a su casa y no pudo responderle nada a su hermano, pero la conversación lo dejó pensativo. ¿De verdad Mikasa lo quería de esa forma? Y si era así entonces, ¿por qué? ¿Por qué Mikasa se enamoraría de alguien como él? 

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Cuando Mikasa y Levi estaban por entrar a la casa, no sabían qué esperar

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Cuando Mikasa y Levi estaban por entrar a la casa, no sabían qué esperar. La ultima vez que habían estado todos los ackerman en una reunión familiar había sido todo un desastre. Kuchel y Kenny estaban tan ebrios que comenzaron a decir incoherencias a diestra y a siniestra, mientras que su abuelo intentaba controlarlos... aunque al final él también terminó cayendo en los efectos del alcohol y les siguió la corriente. El padre de Mikasa estaba tan cansado que se rindió al intentar detenerlos y se limitó a ignorarlos.  De esa reunión había pasado ya un tiempo y  esta vez no iban a estar los cuerdos del grupo: ni el padre de Mikasa ni el abuelo. ¿Qué podían esperar al estar en una casa con Kuchel, Kenny y varias botellas de alcohol?  Aparte de que la casa se incendiara, nada bueno. 

-¡Mikasa! ¿En serio eres tú?- le dice Kuchel en cuanto los ve entrar y se acerca corriendo hasta ellos para darles un abrazo y un beso a cada uno. 

-Perdón por venir tan de repente-se disculpa Mikasa sin dejar de abrazar a su tía. La mujer estaba más delgada de lo que ella recordaba y tenía unas ojeras enormes, pero nunca dejaba de sonreír.

-No digas eso, me alegro de que estés aquí. No sé nada de ustedes desde hace tiempo... ¿Cómo esta tú padre? ¿Y tu madre? O mejor empecemos por ti, ¿Cómo has estado? ¿Cómo vas con ese chico que es tu amigo? ¿Cómo se llamaba? No importa. Pero dime, ¿Cómo te va en la universidad?  

Mikasa no tenía tiempo de responder ninguno de esos cuestionamientos porque Kuchel seguía haciendo más y más preguntas, pero eso la hizo sentir mejor, le gustaba que su tía siguiera tan parlanchina como siempre. Mientras ellas se ponían al día, alguien abrió la puerta de la casa de un portazo. El tío Kenny.

-Vaya, vaya. Mikasa, casi no te reconozco. Pero veo que sigues siendo tan antipática como siempre-le dijo Kenny en cuanto vio que la chica ni siquiera lo saludaba al entrar. 

-Cuanto tiempo, Kenny-le dijo Levi cruzándose de brazos. 

-Hola Levi, sigues tan enano como siempre, pero me alegro de verte. Y tú Kuchel, estas más horrible que nunca, tienes cara de enferma. 

-Vete al diablo Kenny-le respondió Kuchel mientras se acercaba hasta su hermano y cuando estaba a tan solo unos pasos, en lugar de golpearlo, le dio un cálido abrazo. Cosa que lo fastidió mucho más.

-¡Ya suéltame, Kuchel!- le gritaba Kenny mientras intentaba zafarse de ese abrazo, sin conseguirlo. Kuchel sabía que Kenny odiaba que lo abrazaran, así que lo seguiría haciendo hasta que él implorara piedad.  

Levi y Mikasa suspiraron. A este paso, no lograrían averiguar nada, simplemente verían como Kuchel y Kenny se peleaban para luego ponerse borrachos. 

-¿Sabes a qué me recuerda esto?-le dijo Levi para distraerla un poco- a tu fiesta de cumpleaños número doce. 

Mikasa soltó un bufido. Sabía de lo que Levi estaba hablando, cuando cumplió doce años, sus padres le organizaron una fiesta. Ni Armin ni Eren pudieron ir, así que fue más una reunión familiar que una fiesta propiamente dicha, pero lo más gracioso de todo es que nadie recuerda muy bien cómo empezó todo... porque al final terminaron gritando y haciendo todo tipo de apuestas para ver quien era "el mejor ackerman". Nadie ganó, por supuesto. Pero no era el momento indicado para rememorar sus historias familiares, era momento de buscar respuestas.

-Yo... quería preguntarles algo-dijo Mikasa armándose de valor. Kenny y Kuchel se quedaron quietos dispuestos a reanudar la pelea si no era nada importante-. ¿Alguno de ustedes ha tenido... recuerdos... que no parecen ser suyos? 

Mikasa no estaba segura de que palabras usar. Ni siquiera estaba segura de cómo preguntarles si les pasaba lo mismo... tal vez ni siquiera debería haber llegado a la casa de Levi. Era una posibilidad de que nadie supiera de qué demonios estaba hablando, y aún así... aun así, Mikasa estaba desesperada por encontrar respuestas. Para su sorpresa, en lugar de que sus tíos la vieran como a una demente, ambos se dirigieron una mirada preocupada y luego se sentaron muy tensos en los sillones de la sala. 

-¿No me digan que a ustedes les pasa lo mismo, mocosos?-les dijo Kenny mientras se quitaba su costoso sombrero de la cabeza que empezaba a quedarse sin cabello. 

-¿A ustedes... también? 

Y aunque nadie contestó, en los segundos de silencio que siguieron todos estaban seguros de algo: esos recuerdos no eran una coincidencia. 




No fue Mentira (ErenxMikasa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora