𝙻𝚒́𝚖𝚒𝚝𝚎𝚜 [𝚂𝚎𝚟𝚖𝚒𝚘𝚗𝚎]

Perfección✳

Severus

En cuanto estuvimos sentados en el pequeño sofá de mi sala de estar, la mirada de Hermione se dirigió instantáneamente a un pequeño estante de libros, que estaba cerca de ella. Sus ojos empezaron a brillar inmediatamente y pude sentir literalmente la pregunta ardiendo en su lengua.

"Sí, puedes revisarlos y tomar prestado algo que te llame la atención". Me reí.

"¡Ni siquiera he dicho nada!" Parecía que acababa de hacer el mayor truco de magia de la historia.

"Bueno, no lo hiciste, pero tus ojos sí". Sonreí y ella se sonrojó.

"No sé si debería considerar tu capacidad de leerme fascinante o aterradora". Se rió ligeramente.

Hmmm cómo me gusta oírla reír. Es un sonido tan hipnótico. También hace que su cara brille y muestre esos lindos hoyuelos suyos...

"Si te tranquiliza, no fue tan difícil leer esa expresión facial tuya... Cada vez que ves libros que aún no has leído, tus ojos se vuelven redondos, una pequeña sonrisa se dibuja en tu cara y te muerdes el labio, tratando de averiguar cuál elegir primero. Es adorable", me reí.

"¡No! ¡Eso no es cierto! Normalmente no es fácil leer mis expresiones faciales. Es solo que cerca de ti pierdo ese control". Ella jadeó "supongo que estoy demasiado cómoda a tu lado". Guiña un ojo en un intento de quitarle peso a su confesión.

Se sentía cómoda conmigo; y segura.

Sonreí para mis adentros, orgulloso de poder hacerla sentir así.

"¡Ahh! ¡He visto esa sonrisita tuya! Ni se te ocurra ponerte chula ahora". Me advirtió lanzándome una almohada.

Levanté las manos en señal de rendición "No sé de qué hablas" mi voz lo más inocente posible.

"Más te vale que no" me clavó el dedo en el pecho "o te haré pedazos" aunque su voz era severa no podía ocultar la pequeña sonrisa que se dibujaba en sus labios.

Yo también sonreí. Era tan linda cuando mostraba su temperamento. Aunque, a decir verdad, no me gustaría meterme con ella. Puede llegar a ser bastante peleona...

"¿Quieres algo?" Pregunté señalando la estantería, intentando distraerme de la imagen de Hermione cortando mi cabeza.

"Mhhh hm" asintió con la cabeza.

"Adelante, cógelo. Podemos tener una sesión de lectura... si te apetece" digo titubeando.

"Me encantaría" chilló saltando y corriendo hacia el estante. La seguí riendo ante su entusiasmo.

Los dos cogimos nuestros libros y volvimos al sofá.

Después de lo que parecieron horas leyendo en un cómodo silencio, sentí que Hermione se acercaba a mí, apoyando su cabeza en mi hombro, sin levantar la vista de su libro.

La observé de reojo y noté que sus párpados se volvían pesados.

Tenía sueño y sólo eran las ocho de la tarde.

"Hermione querida, ¿cuánto tiempo dormiste anoche?" pregunté ligeramente preocupado.

"¿Unas dos horas, tal vez?", bostezó.

Sonó más como una pregunta que como una respuesta...

"¿Las pesadillas no te dejan dormir?" Indagué más.

"Mhhh hm" murmuró ella "Siento que no he dormido bien en años"

Estaba sumido en mis pensamientos, repasando las posibilidades que podrían ayudarla a dormir más cuando sentí que se removía a mi lado. "Probablemente debería irme" susurró cansada.

En el momento en que quiso levantarse, la empujé suavemente a mi lado.

"Puedes quedarte aquí. Tengo una habitación libre y, para ser sincero, no quiero que estés sola durante tus pesadillas. Parecen... bastante intensas". Razoné.

"No tienes que hacer eso" bostezó antes de continuar "He lidiado con ello durante el último año y estoy bien, ¿ves?"

"Sé que puedes hacerlo, pero me sentiría mejor si pudiera estar cerca, por si acaso". Suspiré

"Por favor, quédate" añadí susurrando en su oído, sin perder el escalofrío que mi voz envió a través de su cuerpo.

Hmm que interesante...

Me dedicó una de sus sonrisas que derriten el corazón antes de acurrucarse en el lugar donde mi cuello se conectaba con mi clavícula, haciéndome olvidar todos los pensamientos anteriores.

La rodeé suavemente con mi brazo y la acerqué a mí antes de darle un suave beso en la frente y susurrarle "Buenas noches".

Sentí que yo también me dormía lentamente, escuchando la constante respiración y los ligeros ronquidos de la brujita.

Esto era pura perfección.