𝙻𝚒́𝚖𝚒𝚝𝚎𝚜 [𝚂𝚎𝚟𝚖𝚒𝚘𝚗𝚎]

Bienvenido al mundo✳

Como Hermione pudo terminar su aprendizaje en menos de seis meses, ahora ayudaba como asistente de Snape en su clase de pociones.

Habían decidido que sería mejor que ella empezara a dar la clase sola después del nacimiento de su hijo. Hermione se encargaría de Pociones y Severus obtendría finalmente su puesto de profesor de DCAO.

Ahora mismo Snape estaba dando clases a los alumnos de primer año de Slytherin y Gryffindor, mientras su mujer estaba sentada en su mesa corrigiendo las redacciones de los alumnos mayores.

Cuando terminó esa tarea, se levantó y comenzó a hacer rondas para ayudar a los chicos con dificultades a preparar una poción sencilla. Snape aprovechó el tiempo para admirar a su bruja.

Era bastante entretenido verla maniobrar entre los pupitres con su enorme barriga, pero sin embargo se movía con gracia.

No dejaba de preguntarse cómo podía ser tan paciente con aquellos imbéciles, explicándoles la misma cosa dos o tres veces sólo para asegurarse de que la entendían.

Era amable y tranquila incluso después de tener que repetir lo mismo innumerables veces. Era increíble.

Justo cuando estaba a punto de mostrarle a una chica rubia de Slytherin en qué orden tenía que añadir los ingredientes, para elaborar con éxito la poción, Hermione dejó escapar un grito de sorpresa.

"La profesora Snape se ha meado encima" jadeó un niño cercano a ellos.

"Eres muy estúpido, Michael. No se ha meado encima, ha roto aguas. Va a tener el bebé!" Exclamó la chica rubia.

Una ronda de jadeos y susurros recorrió el aula antes de que la estruendosa voz de Severus los callara "¡La clase ha terminado! Fuera, ahora!"

En cuestión de segundos estaba junto a Hermione, con un brazo alrededor de su cintura y otro sobre su vientre. "¿Cómo te sientes, amor?" Preguntó preocupado, guiándola fuera del aula en dirección al ala del hospital.

"No voy a mentir. Me he sentido mejor" respiró temblorosa.

"¡Aguanta! Ya casi llegamos". Trató de asegurarle."¡Poppy!" Gritó en cuanto llegaron al ala del hospital."¡Poppy! Es una emergencia". Repitió

"¡Severus Tobias Snape! Qué te crees que estás gritando como.. ¡Hermione querida!" La enfermera se apresuró a su lado guiándolos a una habitación separada en la parte trasera del ala. "Aquí tienes" ayudó a la bruja embarazada en la cama, Severus no se apartó de su lado, apretando la mano de su esposa y susurrando palabras tranquilizadoras mientras otro dolor de parto se apoderaba de ella.

"Lo estás haciendo muy bien" le aseguró "Estoy aquí, no estás sola".  "Estoy muy orgulloso de ti. Eres tan valiente"

7 horas más tarde, Snape sostenía a su hijo recién nacido en brazos arrullándolo y acariciando su mejilla con ternura.

El pequeño Snape tenía la piel pálida y un mechón de pelo negro como el de su padre, mientras que heredaba los ojos color caramelo y la nariz precisa de su madre, algo que Snape agradecía mucho.

Sentado en la silla del hospital con su hijo en brazos, pensó en su vida y en lo agradecido que estaba por las nuevas oportunidades que se le concedieron después de la guerra.

Una nueva vida.

El amor.

Una familia.

Salió de sus pensamientos cuando sintió que una mano le tocaba la rodilla. Hermione se había despertado de su siesta y ahora lo miraba por debajo de las pestañas.

"Hola, cariño, ¿cómo te sientes?" Preguntó depositando un dulce beso en su frente.

"Nunca he estado mejor" susurró avivando el pelo del pequeño Nathan. "¿Cómo está nuestro pequeño alborotador?" Preguntó con una sonrisa tirando de sus labios.

"Perfectamente bien. Lleva una hora durmiendo". susurró Severus

"Se parece a ti" Hermione sonaba genuinamente orgullosa.

"Espero que no" se rió Snape, las lágrimas de felicidad resbalaban por sus ojos. De repente, una pequeña mano alcanzó su mejilla y la acarició. Mirando hacia abajo, Snape vio a su hijo sonriéndole, con sus pequeñas manos recorriendo la cara de su padre.

"Es perfecto" Severus se inclinó y besó la nariz de su hijo, provocando una sonrisa brillante.

"Los dos lo son" le sonrió a Hermione, tirando de un rizo perdido detrás de su oreja y besando su sien.

"Bienvenido a la familia Nathan Snape" susurró su mirada sin dejar la carita de su hijo.

Era un marido y un padre orgulloso.

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