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Hermione
Habían pasado varios minutos después de que le contara a Severus el impacto que su tacto había tenido en mi cuerpo.
Se quedó callado desde entonces mirándome como si me hubiera crecido un cuerno en medio de la frente. No podía soportar más la tensión así que hablé
"¿Podrías decir algo, por favor? ¿O al menos dejar de mirarme así? Ya es bastante embarazoso, no hace falta hacerlo más incómodo, por favor".
Como si hubiera salido del trance se aclaró la garganta. "Lo siento, no pretendía ehm... ¿intimidarte? Es que no esperaba que fueras tan... ¿inexperta? Siempre pensé que Potter o Weasley se habían encargado de eso o incluso Krum..." Se rascó la nuca "¡Pero eso no es nada malo! Sólo me sobresalté un poco... de hecho mi opinión sobre ti no cambió, bueno tal vez sí... ¡pero para bien!" divagó.
Yo estaba roja como un tomate y evitaba su mirada a toda costa. De repente, sentí su mano entre mis medias y respiré con fuerza. Sus dedos rozaban burlonamente mi entrada y de vez en cuando presionaba un poco más mientras rozaba mi clítoris.
"¿Qué estás haciendo?" pregunté temblorosa.
"Relájate Hermione, déjame terminar lo que empecé... déjame hacerte sentir bien" Respiró roncamente en mi oído y un gemido se escapó de mis labios. Continuó jugando con mi sexo y tuve que morderme el labio para no gritar de placer.
"Está bien, puedes gritar todo lo que quieras. Déjalo salir, quiero oírte". Su voz era pura seducción y me esforcé por no emitir ningún sonido.
Empezó a frotarme el clítoris con el pulgar y cuando introdujo un dedo ya no pude contenerme. Gemí con fuerza y me agarré a los lados de la bañera.
"Qué buena chica", arrulló Severus y no pude reprimir un gemido.
Añadió un segundo dedo y empezó a bombear dentro y fuera de mí hasta que me estremecí. Mi respiración se entrecortó y sentí que algo se acumulaba en mí y me tensé, sin conocer esa sensación tan particular.
Severus pareció darse cuenta. "No intentes retenerlo, déjate llevar". Mi agarre a la bañera se tensó mientras él aumentaba la velocidad de sus dedos bombeadores y empezaba a frotarme el clítoris con brusquedad. Ya era un desastre de gemidos y cuando su mano izquierda subió y me pellizcó el pezón me corrí, gritando su nombre.
Severus siguió metiéndome los dedos durante unos instantes más antes de sacarlos de mi núcleo y llevárselos a la boca.
"Hmm, qué dulce" tarareó y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro mientras yo me sonrojaba furiosamente.
"Deja que te ayude a salir de ahí", me pasó las manos por debajo de los brazos y me sostuvo mientras salía de la bañera. Todavía me temblaban las piernas y tropecé en sus brazos.
"Lo siento", murmuré mientras me ayudaba a secarme y vestirme.
"Creo que es hora de ir a la cama. Después de todo, ha sido una noche llena de acontecimientos", sonrió mientras me llevaba al dormitorio.
Todo esto era tan incómodo. ¿Cómo voy a volver a mirarlo sin pensar en lo hábiles que eran sus dedos dentro de mí? Oh, Merlín, en qué me he metido...
Me ayudó a meterme en la cama y me tapó el cuerpo tembloroso con las sábanas, antes de acostarse a mi lado. "Espero que no te importe". Preguntó mientras tiraba de la manta para meterse él mismo bajo ellas. Negué con la cabeza y él se deslizó a mi lado. "Sólo pensé que, como de todos modos te reviso varias veces por noche, podría ahorrar mucho tiempo y calor corporal si simplemente me quedaba en la misma cama que tú", explicó y de nuevo asentí.
Con un movimiento de su varita, las luces se apagaron y sentí que su brazo se deslizaba alrededor de mi espalda y me acercaba a su pecho.
Todo esto era tan irreal pero tenía que admitir que me gustaba su cercanía.
Mis párpados se cerraron antes de quedarme dormida con la melodía de los constantes latidos de Severus.
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𝙻𝚒́𝚖𝚒𝚝𝚎𝚜 [𝚂𝚎𝚟𝚖𝚒𝚘𝚗𝚎]
FanfictionHermione Granger cambia de aspecto y actitud drásticamente después de la guerra. Se aleja cada vez más de la sociedad, pero nadie parece darse cuenta ni preocuparse. Nadie, excepto un sarcástico profesor de pociones que se esfuerza por descubrir e...