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Una hermosa vista yacía frente a mis ojos, me tenía tan embobada que dejé de sembrar rosas y creí babear por un segundo. Jungkook cruzaba el jardín de los Kim mientras llevaba una carretilla con tierra, sus brazos medianamente musculosos se tensaban y sus muecas eran las más lindas posibles. Y bueno, sí, lo convencí de ayudarme.

— Es un chico guapo ¿verdad? —la señora Kim susurró en mi oido asustandome. Pusé mi mano en mi pecho.

— Señora Kim, no me asuste así —dije riendo con las mejillas calientes y regresando a mi trabajo. Jungkook llevaba la tierra necesaria y yo plantaba las rosas, para luego ambos regarlas.

Ella rió — Lo siento cariño, pero te ví tan hipnotizada viendo al chico Jeon que tenía que venir a bromear un poco —me sonrió

— Oh bueno, no es que me gusté o que esté secretamente enamorada —reí nerviosa— Es solo que es un flojo y verlo trabajar es increíble —mentirosa, soy una infame mentirosa.

— Lo que tu digas —volvió a reir— Oh, por cierto cariño. Taehyung me ha dicho que le gustan mucho las rosas que elegiste. El blanco es uno de sus colores favoritos —dirigió su mirada a la ventana del segundo piso y por inercia yo tambien.

Una cabellera castaña se ocultaba tras las cortinas, al parecer viendonos trabajar en su jardín.

No soy la única que espía tras una cortina.

Sonreí cuando al notar que lo veía, se escondío con rápidez. Aegyo.

Me alegra que le gusten, espero el resultado final del jardín tambien le agrade —sonreí sincera.

— Sabes, ya que soy su madre lo conozco muy bien y se que no sólo está espiando para ver el jardín, creo que le interesa algo más... o alguien —suspiró emocionda.

Oh rayos, está espiando a Jungkook.

Sacudí mi cabeza, no puede ser ¿verdad?

¤▪︎¤

Luego de terminar el jardín delantero de la señora Kim en dos días, nos había pedido ayudar con el jardín trasero y en este tardamos cuatro días. Pero el último día Jungkook no pudo acompañarme pues fue a visitar a su familia en Busán.

Recogí algunas herramientas que utilicé y las guarde en un bolso mediano, me quité el sombrero que me protegía del sol y luego cambié mis zapatos. Al tener todo listo, entré a la casa de los Kim ya que para salir tenía que cruzar la sala.

— ¿Señora Kim? He terminado, ya debo irme —solté al aire y la vi salir de la cocina.

— Oh cariño, te lo agradezco mucho. Te pagaré mañana. El tonto cajero no funcionaba así que no tengo dinero fisico —asentí tranquila. — Pero, ¿podrias hacerme otro favor?

No, no quiero.

Oh vamos, tenía hambre de los mil demonios y sentía que iba a morir de inanisión. Y si moría, Jungkook no podría casarse conmigo.

— Claro señora Kim, con gusto ¿de que se trata? —le sonreí con amabilidad.

¡Mentirosa!

— Quiero que te quedes a cenar hoy, ¿te gustaría, cariño?

Esa no la vi venir.

La comida es lo más importante en nuestra vida, jamás rechazaría tal oferta, no no.

— Me encantaría, pero... estoy muy sucia —dije con una mueca mientras me veia, incluso tenía lodo en el cabello.

Autismo || KTH || En cursoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora