〔36〕

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Seokjin frunció el ceño al abrir los ojos, sintiendo la brisa mecer sus cabello y el fuerte olor de la grama penetrar su nariz. La cálida luz del sol mañanero lo molestó un poco al sentarse en su lugar y ver a su alrededor.

Estaba en un gran campo, podía ver una amplia montaña a lo lejos y un grupo de árboles, repletos de rojas y jugosas manzanas. Tragó duro y se levantó, su estómago gruñendo y la boca haciéndosele agua, caminó a pasos lentos y resopló al no poder encontrar un árbol lo suficientemente bajo para tomar alguna.

—... ¿Por qué no? —Se quejó, al seguir avanzando a través del bosque, donde encontró una sábana extendida en el suelo junto a una canasta—. Comida...

Seokjin se sentó en el centro, revisando la canasta y encontrando el emparedado más completo que había visto en su vida. Trago duro, sintiendo su boca salivar y lo alzó para moderlo, gimiendo por el delicioso sabor.

Todos los ingredientes eran frescos y hacían una combinación perfecta que casi lo hizo llorar, devorándolo en segundos. Se limpió la boca con el dorso de la mano y siguió revisando el interior de la canasta, donde encontró un conejo de pascua forrado con un envoltorio dorado.

Soltó una risita al acariciar la figura, su buen momento siendo interrumpido por un llanto infantil, que lo hizo levantar bruscamente, volcando la canasta y liberando su contenido.

Reconoció ese llanto, ¡Era su Yonghwa!

—¡Hwahwa! —Gritó al cruzar el bosque, preocupado por su bebé, ignorando cómo el bosque desapareció y era reemplazado por un pasillo blanco, hasta que en un parpadeo, sólo pudo observar una luz blanca que lo cegó y lo hizo removerse con dificultad.

Su cuerpo se sintió pesado, como si estuviese debajo de una tonelada de hierro y ya no podía escuchar el llanto de Yonghwa, lo que lo exaspero, haciéndolo jadear.

Un grupo de médicos apareció y tras unos segundos, vio el rostro de su hermano aparecer, sonriendole entre lágrimas y tomando su mano en el momento que la última enfermera salía de la habitación.

—Nos asustaste, Jinnie. —Le dijo, el omega trató de responderle, pero solo pudo balbucear algo que no tuvo sentido por la sonda que tenía en la boca.

¿Donde se supone que estaba?

¿En el hospital?

Estaba un poco confundido, pero la sonrisa de su hermano le reconfortaba, Seokjung no le sonreiría de esa forma si algo estuviera ocurriendo. El mayor se quedó a su lado mientras un médico le realizaba algunas pruebas y le retiraban la sonda que tenía en la boca.

Apretó la mano de su hermano, que le aseguro que todo estaba bien una vez el médico se alejó. Seokjin no se sentía particularmente enfermo, solo fatigado e incómodo, probablemente por la cama del hospital.

—Oh, parece que ya llegó, te dejaré solo un minuto, ¿Bien? —Su hermano sonrió viendo la pantalla de su móvil, este besó su frente y se alejó, dejándolo solo. Seokjin movió su mano, apretando sus dedos lentamente, tratando de acostumbrarse nuevamente a la sensación.

¿Desde hace cuanto estaba ahí?

En las ventanas había nieve, lo que significaba que todavía era invierno, ¿Quizás ya estaban en Enero?

—... ¡Hyunggie! —Exclamó una voz que lo hizo girar la mirada, encontrándose con los ojos llorosos de su alfa, quién corrió a su lado, tomando su mano sollozando—. Despertaste, Hyunggie, finalmente despertaste...

Woo... —Fue lo único que salió de su boca, como un susurro quebrado mientras su mirada empañada observaba los bonitos ojos de su alfa, Jungkook sonrió entre lágrimas y besó su palma.

Rumor   ➯「KookJin」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora