5🩸Abrazo

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Aquellos dos iban caminando tranquilos hasta donde quedaron de verse con un dragón que si estaba vivo.

Yuichirou tenía el presentimiento que era su aliada lagartija, pero vaya que no, al llegar al parque se encontraron con un chico castaño, sus ojos eran de color verde oliva, tenía un rostro tierno.

-Él es -dice el pelinegro más alto.

-Hola soy Saotome Yoichi -pronuncia el castaño dando una reverencia, Yuu hace lo mismo.

-Yuichirou McDowell -habla el ojirubí, luego nota como el castaño se tira en el suelo sintiendo un poco de pena por este, ya que, era obvio que el cafecito sabía quién era.

-L-lo siento -se disculpa el ojioliva.

-Levántate, por favor -pide. Yoichi hace caso.

-Bueno, una vez concluida la presentación, necesitamos tu ayuda -el castaño le mira confundido -. Yuu-Sama, busca a su madre, ella fue un ángel. Sus características físicas son: que tiene el cabello blanco o plateado brillante y ojos azules.

-Mi padre dijo que su piel era blanca y sus pómulos eran de un rosado natural -agrega el moreno más bajo.

-Le dije que posiblemente era el padre de Mikaela -comenta Mei.

-Pero creo que tampoco pensaste quien más podía ser -dice Yoichi confundiendo a su compañero -. Bathory-San -el otro abre sus ojos sorprendido, ni siquiera recordaba al mejor amigo del padre del rubio -. Puedo confirma algo, Shinya Hiragi no es un ángel, su aura no la puedo sentir.

-¿Ni por qué su poder puede estar muy oculto y pueda salir cuando sea necesario? -inquiere el príncipe, necesitaba respuestas, no quería desilucionarse más, tampoco quería llorar. El castaño niega.

-En cuanto vea a Ferid Bathory, hablaremos un poco, y te diré si es ella o no. O si te lo llegas a encontrar trata de acercarte a él, ahora recuerda, él tiene su cabello largo y atado a una coleta.

🩸

Tras conocerse un poco más, los tres se fueron por su lado.

Pero, Yuu se sentía mal. Tenía miedo de que Ferid no fuera su madre, simplemente ya quería encontrarla. Deseaba que lo abrazara con fuerza y le dijera que todo estaba bien.

Subió sus pies a la banca abrazó sus rodillas, ocultó su cabeza en estás y comenzó a llorar.

Estaba frustrado. Aguantó mil años y casi un siglo para poder salir y hacer su búsqueda.

-Oye, ¿estás bien? -inquiere una voz masculina, su llanto se corta y alza su mirada con ilusión de que fuera su madre, pero vaya que estaba equivocado.

-No... -responde dolido, era el tal Mikaela. Quien toma asiento a un lado del menor, Yuu volvió a sollozar, ocultó su rostro nuevamente entre sus piernas.

El rubio le dió consuelo, acariciando su espalda con suavidad. Poco después lo abrazó.

-Tranquilo, sea lo que sea que haya pasado, todo va a estar bien -comenta, haciendo que el llanto del morocho parará, el corazón del mismo late con fuerza, esperaba escuchar esas palabras. ¿Será que ya la había encontrado? No, era un humano común.

Simplemente no dijo nada y siguió llorando en el pecho del más alto.

Tras haberse calmado, seguía siendo consolado pero ya no estaban abrazados.

-¿Estás mejor? -inquiere el rubio, el azabache asiente limpiando las pocas lágrimas que salen de sus ojos -. Me llamo Mikaela, ¿Y tú?

El Hijo de Satanás «MikaYuu» [Concluida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora