El hijo de un demonio poderoso, está en busca de su madre (la cual es un ángel), en el mundo humano.
Aquel joven, tiene conocimientos sobre el mundo humano incluso sabe de matemáticas, física, química y filosofía.
Pero, un par de zafiros se cruzarán...
En todo el infierno, había tranquilidad. Lo cual era algo extraño y bueno, la mayoría de demonios se la pasaba riendo y haciendo una que otra labor proporcionada por su rey. Los otros que eran esclavos, fueron liberados y hacían lo que se les ordenaba para terminar su condena espiritual.
Yuu estaba en su cuarto leyendo un libro que Mei le había obsequiado, no lo había visto hasta que Yoichi se lo entregó cuando su alma fue arrebatada del muñeco de madera; sintio una presencia bastante extraña, lo que el causó escalofríos. Se asomó por la ventana de su habitación y vio unos cabellos rubios bastante familiares. Pero el cuerpo de este estaba en el suelo boca abajo.
-¿Mika? -se pregunta a si mismo.
Observó con un poco más de detenimiento. Este tenía cuernos y una capa negra, que le cubría la espalda y tenía plumas en los hombros, además de una cola algo extraña. Lo que le hizo pensar en un gato demasiado peludo.
Salio por su ventana volando hacia el cuerpo que parecía estar inconsciente. Cuando aterrizó, se agachó a un lado de este y lo movió suavemente.
El chico en el suelo comenzó a despertar, poco después tomó asiento con algo de dificultad. Yuu quería reírse de la nueva apariencia de su novio. La piel pálida que tenía de humano, se convirtió en una levemente rojiza, que parecía rosado. Pero no era el momento. Tenía entendido que lo vería una semana después, no el mismo día.
-¿Qué...? -inquiere perdido el rubio.
-Mika, ¿Qué haces aquí? -inquiere confundido -. Se supone que te vería dentro de una semana.
El mayor pegó un respingo, vio a su pareja y luego a su alrededor.
-Creí que este lugar estaría en llamas -comenta asombrado.
-Se supone, pero esas llamas están en una parte más abajo, según mi papá. Además sé que me ocultaste algo -comenta el menor, haciendo que su pareja pusiera los ojos en blanco -. Tranquilo. Desde un principio ví que eras un ángel, algo lujurioso, pero bastante noble.
Aquellas palabras hicieron que el mayor se pusiera demasiado rojo, ocasionando risas en el más bajo, quien, le dió muchos besitos.
Luego de un rato más, se levantaron del suelo para ir al castillo del azabache. Pero no avanzaron nada. Yuu miraba a todas partes, como si buscará algo, Mika estaba confundido observando lo que hacía. Ya estaba ahí con él, ¿A quién más esperaba?
-¿Y mi mamá? -inquiere preocupado y triste a la vez.
Mikaela relajo su ceño. Suspiró, asustando un poco más a su pareja.
-No sé... Shikama nos atacó, salimos huyendo buscando un escondite. Después nos separamos para buscar ayuda, pero como lo traicioné, empezó a atormentarme y al final me atacó... Supongo que fue tras él después de matarme.
-Ya veo... Espero que llegue con bien -suspiro y recibió el amor de su novio.
Empezaron a avanzar tomados de las manos, con tranquilidad y sin prisa alguna, solo que, se detuvieron a unos metros de dónde el azabache encontró al rubio. Ambos se giraron y abrieron sus ojos como platos, tras la presencia que notaron detrás de ellos.
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