30🩸Epílogo

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Habían pasado varios meses desde que Mikaela y Shinya llegaron al infierno.

Un día simplemente salieron, ya que Michael solicitó su presencia en el mundo humano. Estaban en la cabaña, frente a la entrada esperando indicaciones del lagartijo, o bueno, más bien, esperándolo a él y a su pareja.

-¿Para qué nos habrá citado? -cuestiona el rubio.

-No lo sé. Supongo que es para comentarnos de que ya modificó los recuerdos de los humanos que tenían de ti -responde el menor viendo el cielo.

El más alto lo observó con amor y deseo, aunque ambos tuvieran su forma humana.

-Deja de verme así, Mikaela. No te daré mi culo otra vez. Ya me duele mi agujero de tanto salvajismo -vio a su novio con el ceño levemente fruncido y una pequeña sonrisa.

El ojirubí le vio molesto.

-No pongas esa cara, que desde que llegaste al infierno no hiciste más que cogerme -dice viendo hacia el cielo otra vez, pero con una sonrisa burlona.

-Pero bien que te encanta gritar -comenta bajando sus párpados aún, con su ceño fruncido, así recibió un golpe en su brazo luego de eso un beso -. Me adoras, admítelo.

-Lo admito -volvió a besar a su novio con mucho amor, pronto se alejó de este al escuchar los fuertes aleteos de Michael.

Tan pronto como llegó, aterrizó frente a la cabaña junto a su pareja, ambos dragones hicieron el mismo hechizo para transformarse en humanos, pronto quedaron frente a los otros dos.

-Buenas noticias~ -canturreo el azabache de ojos color oro, acercándose a saltitos hacia los otros dos, el otro rubio simplemente suspiró y camino a pasos tranquilos.

-Hemos modificado las memorias sobre Mikaela y Shinya-Sama en los humanos cercanos a ellos -comenta el otro dragón, siguió caminando hasta llegar frente a ellos -. Shikama Doji dejó de existir, se convirtió en una estrella que morirá dentro de un siglo o menos. También, aquel chico Hyakuya ya puede descansar en paz, ya no hay nadie quien lo manipule -agrega, pero con un tono más aliviado.

-¿Era solo eso? -inquiere el ojiesmeralda.

-De hecho sí -dice sin más, quedándose callado, cosa que era normal para el príncipe, pero no para su pareja.

-Bien, vamos a comer -dice Yuu sonriendo, levantándose de los escalones y llendo hacia el camino que llevaba a la ciudad.

-¿Crees que ya no te confundirán? -cuestiona el dragón más alto siguiendo con la mirada a su amigo.

-No lo creo, la mayoría ya sabe que solo soy una coincidencia -comenta el chico.

-Sí tú lo dices -suspira nuevamente el ojirubí pecoso.

Los tres restantes siguieron al morocho, ahí, se encontraron una camioneta que los llevó a su destino.

Los tres restantes siguieron al morocho, ahí, se encontraron una camioneta que los llevó a su destino

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El Hijo de Satanás «MikaYuu» [Concluida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora