27🩸Hijo mío

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Guren abrió la puerta del piso donde se encontraba la vivienda del albino y fue corriendo al mismo lugar.

Mientras Shinya, con todas sus fuerzas, corría por las escaleras para tratar de llegar a tiempo a su casa y sin pensarlo, morir protegiendo a lo único que lo mantenía feliz.

Yoichi sintió una presencia bastante negativa y oscura.

Tomó al rubio y fue a meterlo al baño de la casa.

-Es el papá de Yuu-Kun, quédate aquí. No salgas. Puede ser peligroso -comenta, el rubio asiente.

El castaño cerró la puerta y se quedó parado en la que se encontraba entreabierta.

Se asustó cuando escuchó un gran estruendo. Luego se calmó al ver al mismo Satán acercarse a él.

-¿Dónde está? -inquiere preocupado.

Yoichi suspira triste. Con una mano empujo la puerta y se dejaba ver a Yuu acostado en aquella cama.

Guren se acercó, realmente no podía creerlo. Su pequeño demonio había sido atacado con la crueldad de Shikama.

Lo tomo con mucho cuidado y abrazó con fuerza, así empezando a llorar. Un llanto de ira por no proteger a lo que más quería en todo el mundo.

Mientras tanto, Shinya había llegado a su piso y trataba de recuperar el aliento.

-¡NOOOO! -un grito de dolor, bastante sonoro, que hizo temblar el edificio, pero no lo suficiente como para derribarlo.

-¡Mika! -de la nada el aliento volvió a su ser.

Corrió lo más rápido que su cuerpo le permitía. Entro a su casa y fue a la habitación de Mikaela pero su corazón se partió al ver a Guren llorar tratando desesperadamente despertar a Yuichirou.

Veía como este le sacudía y decía que despertará, porque era lo único que tenía de su madre.

Inconscientemente sus manos fueron a parar a su boca. Sus ojitos azules se inundaron de lágrimas y su corazón punzaba de dolor. Comenzó a jadear y pronto a llorar.

Sin saber que pasaba, Mikaela abrió la puerta un tanto asustado y extrañado. Vio a su padre llorar desconsolado, eso hizo que su corazón latiera con rapidez, así pensó en lo peor. Lo que más le dolía era no haber podido arreglar las cosas con Yuu, tener su perdón y un abrazo si se podía.

-¡HIJO! -gritó Shinya desgarradoramente.

Su cuerpo brilló con intensidad y de su espalda salieron seis alas en blancas. Dejando impactado al humano y a los tres dragones que estaba ahí.

Ferid, Mahiru y Shinoa entraron al departamento, tras haber escuchado aquel grito. De igual forma, se sorprendieron al ver a Shinya.

-Es ella... -balbuceó el peli largo.

El albino entró a la habitación, se acercó al azabache mayor que ya se había dado por vencido, de haber caído en cuenta de que ha perdido a su hijo para siempre.

Una mano se poso en su mejilla, alzó su mirada carmesí topándose con aquellos zafiros que había anhelado volver a ver con aquel brillo que tanto amaba.

La vista de Shinya se dirigió a Yuu. También lo abrazó y junto su frente con la de éste.

-P-perdóname... Perdóname, hijo mío... No tuve otra opción... Por más que quise estar contigo, ver todo tu desarrollo... No pude escaparme... -dice sollozando -. Vuelve... -con una de sus manos apartó los cabellos del flequillo del menor, así desposito un besito en su frente.

El Hijo de Satanás «MikaYuu» [Concluida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora