El hijo de un demonio poderoso, está en busca de su madre (la cual es un ángel), en el mundo humano.
Aquel joven, tiene conocimientos sobre el mundo humano incluso sabe de matemáticas, física, química y filosofía.
Pero, un par de zafiros se cruzarán...
-Yuu-Chan -el nombrado le mira -. ¿Quién te enseñó y te dió la katana de anoche? -inquiere curioso. Yuu mira por la ventana y sonríe nostálgico.
-Me la dió un clan de samuráis de ojos rojos -responde, luego mira al mayor -. Antes les decían los vampiros, porque según uno de los primeros líderes, mató a alguien importante y como venganza le dieron la sangre de su víctima como si fuese vino, pero el líquido había sido maldecido. Aunque, en realidad sus ojos eran de ese color por un factor genético. Y bueno, cuando tenía como... Ciento cincuenta años ellos me invocaron por accidente, según era a un "Dios" para que les brindará protección -dice.
-Oh... Espera, ¡¿Puedes ser invocado?! -exclama el rubio recibiendo un golpe con una almohada.
-Sí, pero cállate -regaña.
-Lo siento...
-Bueno... -dejó la almohada en su lugar -. Si pueden invocarme, pero si el hechizo para traer "dioses" está mal hecho o se equivocaron al pronunciar alguna parte de la oración. Regresando al tema principal. Fue más o menos en el período Heian; estos samuráis me vieron muy pequeño y me acogieron en lo que buscaban la forma de hacer que volviera con mi padre. Fue desde ese día que comenzaron a entrenarme.
-Oh ya veo. Pero, ¿En ese entonces hablabas japonés? -cuestiona Mika, Yuu le ve un momento a los ojos y niega.
-A pesar de que nací en este país, no sabía hablarlo. Sentía que era un poco más complicado. Los únicos idiomas que sabía era el inglés antiguo, griego y alemán -hace una pausa para suspirar -. Aquella familia tenia el apellido "Tepes" pero nadie los conocía por ese nombre, además, vivían alejados del resto de la población. Y bueno, quien me enseñó esta lengua, fue la única hija de toda la familia, Krul Tepes, su hermano mayor Ashera Tepes fue mi entrenador y quién me regaló la katana, la cual absorbió parte de mi poder que había en el pentagrama que usaron para invocarme. Por eso fue que mis ojos cambiaron de color... Aunque... Siempre fueron rojos, pero al tener todo mi poder, se vuelven de ese color verde brillante.
-Oh... Entonces, ¿Qué edad tienes? -inquiere el mayor.
-¿Prometes no gritar? -cuestiona de vuelta el menor.
-Lo prometo.
-Sí lo haces te voy a golpear con la almohada -advierte Yuu.
-Está bien Yuu-Chan.
-Tengo un milenio con ocho décadas -dijo Yuu, Mika estaba procesando lo que dijo el moreno. Luego de haberlo hecho, abrió sus ojos como platos.
-¡¿Qué?! -exclama y Yuu comienza a golpearlo con la almohada.
Siguió así hasta que el mayor le pidió que parará.
Cuando lo hizo, unen sus labios en un tierno y amoroso beso, Yuu quedando debajo de Mika. Pronto se alejan al escuchar como tocan la puerta.
Shinya les avisa que la comida está lista y que los esperaba en la cocina. Seguido escuchan los pasos alejarse.
Los jóvenes se levantan de la cama y salen hacia el comedor. Una vez ahí, el aroma del desayuno un invade las fosas nasales de Yuu y su estómago gruñe de manera exagerada, haciendo que el moreno se avergonzara.
Shinya le sonríe dulcemente y hace que los dos se sienten, para que les sirviera su desayuno.
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