Capítulo 13

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"18"

Lo que iba a ser bizcocho y vela entre mi madre y yo, acabó siendo la fiesta del pueblo.

Mi madre iba perdiendo contra mis tías en la discusión sobre venir por mis cumpleaños. Al principio no quise hablar con ninguna porque me rendía al instante. Si Katherine podía llegar a ser bastante insistente conmigo como para convencerme, sus hermanas tenían el verdadero don de eso. Honestamente, con mis tías no había lugar a negociación y en verdad ni siquiera llegaba a molestarme. Siempre me han tratado como si me hubieran parido todas, supongo que era lo que tenía haber sido el primer hijo de entre todas ellas. La única diferencia con mi madre era que a Katherine podía hacerle todos los berrinches que quisiera y a ellas, no. No sólo porque no me nacía, tampoco me harían caso y tenían las palabras correctas para que me rindiera a la primera.

Así fue, cuando tía Shelby me llamó directamente. De todas formas, ya lo había aceptado.

El asunto es que no se quedó allí. Mi padre me había llamado para felicitarme también y propuso pasarse el sábado para que fuéramos a no sé qué parte con las gemelas como una especie de celebración. Eso se juntaba con el plan de mis tías, claro, así que mi madre y sus hermanas encontraron la solución en hacer una pequeña comida el sábado, a la que estaban automáticamente invitados la señora Price y Daniel también.

Aquí iba la dichosa preparación de la "comida a puertas cerradas", pareciendo la preparación de un banquete. La última cena de Jesús. Donde, encima, me habían esclavizado a inflar globos.

La tarea, de por sí, ya era complicada, me dolían las mandíbulas de tanto inflar y Harry, el hijo de mi tía, no hacía más que romper cada globo.

—Si rompes este, Pennywise vendrá por ti esta noche.

Advertí, intentando adoptar un tono más serio que el anterior. El niño de cuatro años me observó divertido delante de mí, a la espera del globo que acababa de inflar.

—¿Quién es esa? —preguntó con una sonrisa.

—Es un payaso muy malo que se lleva a los niños que rompen globos.

No hubo nada de miedo en su ojos. De hecho, pareció emocionarse.

—¿Y tiene más globos?

Fruncí el ceño.

—¡Tía Shelby! ¿estás segura de que tu hijo tiene cuatro años?

Mi tía se asomó a la puerta del comedor sonriendo. Llevaba puesta una diadema de unicornio del pack de cosas que trajeron para "darle emoción". En su argumento, los globos y demás eran por los niños.

—Pues yo a veces me lo pregunto también. ¿Qué ha hecho?

—Le he dicho que Pennywise se lo llevaría si no paraba de romper los globos y se ha emocionado.

Mi tía se carcajeó y volvió a lo que estuviera haciendo en el comedor.

—¿Por qué le dices eso al niño, Kenneth?

Oí preguntar a Katherine desde el mismo lugar, sin asomarse.

—Para que deje de romperlos, no entiendo que ni le asusten. Creo que tienes que revisar a tu sobrino.

Sobre Ruedas (literalmente) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora