"A veces debes sangrar, para saber que estás vivo y tienes alma pt.1"
Me encontraba en la camilla, después de numerosas pruebas que fueron desde tomarme la temperatura, hasta radiografías de mi columna vertebral en todos los ángulos. Me sometieron a todas las pruebas por las que ya había pasado hasta hoy para cerciorarse de que todo marchaba bien.
El dolor hace tiempo que había desaparecido y yo llevaba al rededor de quince minutos aquí. Solo. Viendo gotear el suero que me suministraron. Era la tercera vez que reiniciaba el conteo de las gotas, como única distracción.
Me sentía relativamente bien, como siempre, como si el dolor de hace dos horas lo hubiera alucinado.
Katherine hablaba en el pasillo con Massimo. Era un hombre que empezaba sus cincuenta y ya tenía muchas canas. Podía verles desde mi lugar por la puerta entreabierta. No sabía qué esperar de lo que hubieran sido los resultados, pero la expresión relajada de mi madre me tranquilizaba un poco.
Evoqué ese momento en la cama donde, por un instante, creí que moriría. Si no hubiera sido por la incapacidad en las extremidades inferiores el dolor de la lumbar se habría extendido por allí, escuché decir a Massimo. "Es normal", también le oí decir. Sin embargo, era la primera vez que me pasaba desde que me dieron el alta en Mayo. Pasé tanto miedo como cuando me levanté en el hospital vendado, dos días después del accidente, y me comunicaron que no volvería a caminar.
Levanté la mirada al cielorraso a la mínima que sentí las lágrimas. Parpadeé posteriormente para que no se derramara ninguna.
Esto es mi culpa. Esto es mi culpa.
¿Cómo pude hacerlo? ¿Cómo pude ser tan bruto e inconsciente?
Mi madre y Massimo se acercaron. Me recompuse todo lo que puede.
—Cielo, ¿te sientes mejor? —preguntó mi madre, acercándose a mi camilla.
—Estoy bien —La tranquilicé. Sólo quería conocer el nuevo diagnóstico.
—Colega, ¿te has visto al borde de la muerte?
Inquirió Massimo con la tranquilidad que lo caracterizaba, antes de acercarse a ajustar el suero. Ese hombre hablaba como si nada fuera para tanto. Todo parecía sencillo, fácil, simple, viniendo de él. Se parecía un poco a Smile en ese aspecto, pero Massimo iba más allá. Era cuestión de escucharle para tener la impresión de que no había nada porqué preocuparse en el mundo. A su lado, cualquier problema tenía la complejidad del nivel uno del Candy Crush.
A diferencia de Smile, era hablador, sonriente y hasta bromista.
—Espero que ese no fuera el borde —comenté, era fácil seguirle el rollo.
—¿Demasiado aburrido?
Aterrador y confuso, más bien.
—No vi a mi parca —intenté bromear también.
Se rió.
—Anunciarte que es normal. Es consecuencia del agotamiento de esa zona de la columna, así que se produce como una reacción nerviosa cada vez que se inflama un poco. Si no lo has tenido en este tramo es un indicativo de que el trabajo con Víktor va de maravilla.
Adjuntó, de manera profesional. Su expresión ahora me pareció demasiado seria para las, aparentemente, buenas noticias.
—¿Eso es que puede pasar en cualquier momento? —indagué, no muy seguro de querer saber la respuesta.
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Sobre Ruedas (literalmente) #1
Teen FictionUn accidente ha cambiado en un abrir y cerrar de ojos la vida de Kenneth Andersen. De pronto se ha quedado sin novia, de pronto ha dejado de ir al Instituto, de repente está sobre una silla automática que determina su vida y la condiciona, valga la...