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Quiero dedicarle este capítulo a una personita muy especial. Llego tarde y días después, pero ¡¡Feliz cumpleaños, YMpencoslover !! Espero que te guste, te prometo subir el siguiente más rápido! 😊 Te quiero muchísimo 🥰

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Raoul escucha con calma lo que Alfred le cuenta, le ha dado algunos mensajes de sus amigos y un sentimiento de nostalgia se ha instalado en su pecho. Ha aprovechado los últimos minutos del vis a vis para relajarse entre sus brazos, es por eso que se sobresalta cuando escucha un golpe en la puerta. Les quedan unos minutos para despedirse.

—Las doce, tu príncipe azul debe irse —bromea Alfred sobando su espalda.

El rubio se ha aferrado a él como nunca antes, pero al moreno no le molesta, lo comprende. Jamás había visto a su mejor amigo tan frágil y pequeño.

—No quiero que te vayas —suspira Raoul separándose de él, sentándose en la cama.

—Podemos hacer esto otra vez.

—Dentro de un mes.

—Algo es algo, rubio. —Palmea su espalda—. Ahora convives conmigo, al menos una vez al mes, tienes mi visita asegurada. —Trata de animarle—. Intenta ver el vaso siempre medio lleno y no medio vacío.

—No es tan sencillo, pero vale. ¿Fue muy difícil conseguir esto? —pregunta mientras cambian las sábanas aunque no hayan dejado ninguna huella de acto sexual en ella.

—En realidad, no.

—¿No tuviste que comprobar que tenemos una relación?

—No. —Se encoge de hombros Alfred—. Antes los vis a vis íntimos no se concedían a los internos que no podían acreditar la relación afectiva —comienza a explicar el moreno—. Pero ese requisito ya no es válido, al fin y al cabo, no todos los internos pueden comprobar los vínculos íntimos con sus parejas.

—¿Entonces lo de la convivencia a qué viene?

—Sugerencia del señor García —dice Alfred haciendo referencia su padre, que es abogado—. Dijo que era mejor acreditar la convivencia para evitar cualquier problema que pudiera surgir. Por ejemplo, si en algún momento te quieren prohibir las comunicaciones íntimas a modo de castigo.

—Ah, vale —asiente Raoul—. Igualmente no pienso meterme en líos.

—Eso espero, rubio —susurra Alfred—. El caso es que no pueden impedir el contacto con tu pareja. —Le guiña un ojo Alfred—. Pero fue simple, con la palabra y firma de tus padres fue suficiente para acreditar nuestra convivencia. Mi padre redactó el documento.

—Dale las gracias de mi parte.

Saber que Alfred puede visitarle de aquella forma, le alivia. Al menos una vez al mes podrá abrazarle y hablar libremente con él dentro de aquellas cuatro paredes. También espera reencontrarse con los brazos de sus padres, realmente se siente culpable por haber solicitado el vis a vis íntimo en lugar del familiar, pero Raoul necesitaba hablar con su mejor amigo.

—Eh, anímate un poquito, por favor —pide Alfred—. Para la próxima te traigo algo, que me han dicho que se puede, siempre y cuando lo revisen antes. ¿Chocolate?

—Chocolate está bien.

Raoul le sonríe y le agradece esa hora y media que Alfred ha pasado escuchando cada una de sus dudas. Agradece cada abrazo y el consuelo que le ha brindado cada vez que lo ha necesitado. La cabeza de Raoul ha guardado todos los consejos que su mejor amigo ha sido capaz de darle, porque escuchar una opinión externa le ha ayudado a aclarar un poco más su mente.

Detrás de ti - RagoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora