Abre sus ojos con lentitud, no hay oscuridad absoluta así que determina que faltan un par de minutos para el amanecer. No escucha ningún sonido a su alrededor por lo que Agoney aún debe estar dormido en su litera.
Aún así, Raoul no se atreve a girarse, mantiene sus ojos fijos en la pared y su cabeza rápidamente le devuelve los recuerdos de lo que pasó horas atrás, antes de dormir. Si se concentra puede sentir la boca del canario mordiendo su cuello y su erección húmeda frotándose contra su culo, moviéndose con velocidad, como él mismo hizo en aquel momento de excitación.
Pero que Raoul haya meneado sus caderas sin freno para follarse la mano contraria y masturbar la polla que tenía entre sus nalgas, solo fue parte del momento. No fue algo que cruzó por su cabeza en ese instante, porque no estaba pensando, pero es de lo que ahora intenta convencerse.
Cierra los ojos de nuevo al recordar el líquido tibio sobre su espalda baja, puede volver a sentir el semen de Agoney bañando su piel desnuda mientras sus gemidos se colaban a través de sus oídos.
<Tócame>, recuerda que le pidió, excitado y necesitado, tanto como él.
Una ola de vergüenza se apodera nuevamente de Raoul, no tiene idea de cómo hará para mirarle a la cara cuando deban levantarse. Aunque antes de dormir pudo mirarle por unos segundos, ¿Incluso Agoney hizo una broma? Tal vez sólo tendría que hacer lo mismo que las veces anteriores e ignorar lo sucedido, agradece que sea sábado, agradece no tener la obligación de compartir la mañana en la biblioteca. Definitivamente lo mejor sería actuar como si nada hubiese ocurrido, al fin y al cabo no es la primera vez que se corre sobre su mano.
<Pero es la primera vez que le ayudas a él a correrse>, grita su propia voz en su cabeza.
Es la primera vez, y Raoul no está seguro de que sea la última, porque hace días enfrentó los ojos de Agoney para decirle que no quería que volviera a tocarle. Hace días se convenció de que aquel primer orgasmo había sido aceptado por pura necesidad, pero horas después estaba repitiendo cada gemido sobre su hombro. Quiso despejar su cabeza y relajarse, olvidar el lugar que le rodeaba y complacer uno de los pedidos de su cuerpo. Lo consiguió, pero su organismo parece querer un poco más, y es eso lo que más le desconcierta, lo que descoloca su cabeza y deja un caos en ella.
Él es capaz de darle a su cuerpo la misma satisfacción, Raoul podría complacerse a solas, como ha hecho en miles de ocasiones antes de entrar al centro. Sin embargo, prefiere que sean las manos de Agoney las que le hagan gozar, prefiere la realidad de unos besos en su piel, que la imaginación de su cabeza. Prefiere sentir las ansias de las manos morenas por tocarle, que anhelar el deseo de otra persona que solo estaría en su mente.
No recuerda si alguien le miró alguna vez como lo hace el canario, con tanto deseo, con tanta hambre que parece querer realmente devorarle, en todos los sentidos. Lo que los primeros días le provocó náuseas, hoy le excita, pero lo más extraño o descabellado, es que también le genera una inusual seguridad. Teniéndole cerca se siente protegido, lejos del peligro que representan los demás internos, un peligro que más de una vez vio en el mismo Agoney, pero poco a poco eso ha ido cambiando.
<¿Qué me diferencia del resto?>, la pregunta que el moreno le hizo hace días ha estado dando vueltas en su cabeza, pero aunque aún no tiene todo claro, hay cosas que ya no puede negar.
Porque a pesar de que la boca de Agoney quiera humillarle con palabras, e intente ser distante y frío, Raoul ha conocido una parte muy sensible del canario, tal vez la más íntima. Es imposible pasar por alto las acciones que ha ido descubriendo de su compañero, es imposible olvidar lo que leyó en su libreta, porque aquellas palabras decían mucho más de lo que el moreno está dispuesto a demostrar.
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Detrás de ti - Ragoney
Fanfiction- Me olvidaré de ti, no pasaré ni un puto segundo de mi vida pensando en ti. - Fallarás en el intento, y ambos lo sabemos - susurra sobre sus labios - Vayas donde vayas, estés en donde estés, siempre estaré contigo, siempre estaré detrás de ti. Raou...