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Antes de empezar, quiero decirles que la primer escena de este capítulo tiene aviso (🔴), es una escena bastante delicada así que si alguien no está cómodo leyendo, le recomiendo que adelante el capítulo hasta el emojis del doble círculo rojo, que es cuando finaliza.

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🔴

No intenta abrir sus ojos, siente que no puede hacerlo, tampoco es algo que quiere, porque no quiere ver, no quiere escuchar, pero sobre todo, no quiere sentir.

Su cuerpo duele, cada una de sus partes se siente rota, sus brazos queman, estirados y sujetos en su espalda y sus músculos arden, casi tanto como el interior de su cuerpo, con aquella erección que entra y sale de él con fuerza, golpeándole de forma brusca.

Los primeros minutos rogó desmayarse por el dolor, ahora desea no despertar si algo así sucede, porque no quiere recordar que su cuerpo está siendo dañado de esa manera, porque está sufriendo una violación. Dos personas están complaciéndose a su costa, excitados por su miedo y por sus ruegos inútiles, porque cada intento por defenderse, pareció encenderlos aún más.

– Abre más la boca – le ordena Rubén.

Roi quiere vomitar, ha intentado rechazar la intromisión de ese miembro en su boca, pero sólo ha conseguido un par de golpes en el rostro que le han mareado un poco. Una arcada se genera en su garganta cuando Rubén embiste hasta el fondo y le deja sin respiración unos segundos.

– Joder, cuántas pollas te habrás comido antes, lo haces muy bien – gime antes de separarse de Roi.

El castaño toma su miembro, se masturba unos segundos, observando a uno de sus colegas, que disfruta con cada penetración forzada contra el culo del gallego, mientras este tose y escupe la mezcla húmeda que siente en su boca.

– Lo disfrutas tanto como nosotros... – jadea dando una última embestida y suelta los brazos de Roi.

No reacciona a tiempo, sus brazos no le obedecen para amortiguar la caída de su cuerpo hacia adelante cuando sus piernas cansadas, temblorosas, se doblan y sus rodillas chocan contra el suelo, golpea su rostro con fuerza al impactar en el piso.

Dentro de la celda sólo se escuchan sus quejas de dolor y sus lamentos difíciles de entender, Roi siente ganas de arrancarse la piel llena de marcas. Ha sentido golpes, mordiscos y algunos lametones, se siente miserable y sucio.

– ¿Adónde vas? – ríe Rubén cuando le ve deslizarse sobre el suelo, intentando levantarse, con sus piernas aún atrapadas entre su ropa.

Roi abre los ojos al sentirse atrapado de nuevo, ve todo borroso, pide que paren, pero lo único que consigue es que Rubén tire de su camiseta. El castaño se arrodilla detrás suyo y con velocidad toma sus caderas para elevar su culo. Escucha su asquerosa risa a sus espaldas y siente que la penetración salvaje de su miembro quema otra vez sus paredes internas.

Su cerebro decide refugiarse en la disociación, ante aquella situación traumática su respuesta es desconectarse de su cuerpo, de sus emociones y de cualquier sensación que pueda estar experimentando, es por eso que pierde la noción del tiempo y de forma inconsciente sólo espera que todo termine.

Su cabeza y parte de su cuerpo golpean contra el suelo con cada embestida, pero Roi no siente nada, ha dejado de escuchar insultos, gemidos y hasta el sonido de su cuerpo chocando contra el de Rubén desaparece.

Es como si nada le estuviese pasando a él, hasta que siente dos manos en su cabeza, levantándole con brusquedad.

– Venga, hazlo como en las duchas – su cabeza ya no está contra el piso.

Detrás de ti - RagoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora