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Antes de comenzar con este capítulo, quiero contarles que comenzaré a dejar un emojis como advertencia en las escenas que describan escenas violentas, sean sexuales o no. En la nota inicial del fic lo advertí, pero entiendo que a pesar de eso haya personas a las que les cueste leer ciertas cosas, sobre todo si son muy explícitas.

Utilizaré un círculo rojo (🔴) al iniciar cualquier escena que contenga contenido violento, y dejaré dos (🔴🔴) cuando finalice. Así sabrán en qué momento encontrar contenido que tal vez no deseen leer y podrán pasarlo por alto.

Cualquier duda que tengan, en caso de decidir pasar alguna escena por alto, pueden escribirme y les cuento si ocurre algo que sea fundamental para la historia, sin los detalles, claro está.

Ahora sí, les dejo leer tranquilos. 🤗

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No puede dejar de mirarle, tiene sus ojos fijos en él, mientras sus manos anotan los libros que faltan. Está inquieto, algo se le remueve por dentro y tal vez debería hablar con él, pero una voz en su cabeza le grita que no lo haga, que es mejor así.

Raoul está con el educador, escuchando algo que le cuenta, Agoney no sabe de qué hablan pero una sensación extraña se instala en su cuerpo cuando le escucha reír. Probablemente es por un chiste malo de los que suele contar aquel hombre y que en esa situación, parecen lo más divertido del mundo. Sus ojos se concentran en la sonrisa, en la carcajada sincera y natural de su compañero de celda, nunca le ha visto así desde que llegó al centro. Ni siquiera se da cuenta de que él está sonriendo detrás de la planilla que sostiene con sus manos.

– Debe ser la segunda o tercera vez que te veo sonreír.

Agoney gira rápido, borrando cualquier señal que se pueda leer en su rostro, pero Carlos ya le ha visto.

– ¿Qué haces aquí?

– Te echo de menos, no te jode – ríe el castaño – Quiero un libro.

– ¿Y qué harás tú con un libro?

– ¿Leerlo?, La sabiduría nos hace grandes.

– Dudo que la palabra sabiduría pueda mezclarse con tu persona.

– Qué humor tienes, Néstor tiene razón, necesitas un polvo – ve cómo Agoney gira los ojos y ríe bajito – Néstor está más que dispuesto, así que la próxima vez que le dejes con las ganas, al menos intenta que no esté colocado, que es insoportable.

– No me interesa saber cómo follaron, no te he pedido detalles.

– ¿Te molestaría escucharlos? – pregunta arqueando una ceja – Dudo que te importe a quien me follo, muy rápido encontraste a alguien que ocupara mi litera.

– Preferiste salvarle el culo a Néstor, en vez de mantener tu litera ocupada – se encoge de hombros observando a Raoul.

– Ya, seguro lloraste mucho por mi mientras estuve en aislamiento.

– Tranquilo, ni una gota de mi semen terminó en el suelo por ti – dice mirando sus ojos y Carlos sólo ríe por su comentario – ¿Qué libro quieres? – pregunta igual de seco.

Agoney escucha su pedido y busca en uno de los pasillos mientras Carlos le sigue los pasos, encuentra el libro y luego se mueve al mostrador principal de la biblioteca para dejar el registro de su salida. No le interesa intercambiar más palabras con el castaño, que fueran compañeros de celda durante meses sólo facilitó que tuvieran sexo en varias ocasiones, hasta que Néstor decidió golpear a Iván.

Detrás de ti - RagoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora