El joven patriarca se acerca de manera amenazante, con el ceño fruncido, apretando sus puños, sintiendo como su sangre hierve por todo lo que su mente contiene.
Sin ningún cuidado, tomo ambas mejillas del pelirrojo, sujetándolas con fuerza con una sola mano, obligándolo a verlo a la cara.
Esos ojos oscuros, reflejan sin duda una gran cólera, apretando su mandíbula, como el rostro del carnero dorado, fijo, imponiendo control sobre él desde el primer minuto -¡¡¡¿QUÉ PASO?!!!- Ese tono demasiado agresivo, sin ninguna pizca de emoción.
Le daba miedo el rostro del patriarca, sus manos tiemblan, al tratar de poder hablar, sabe lo que dirá, provocara que su amado Itiá lo aborrezca por toda su vida, derrama lagrimas sin pensarlo, no quiere perderlo, en su desesperación hará lo que sea por él.
-Lo... Siento... De ver... Ver...Dad...- Respirando agitado, sintiendo como sus piernas están flaqueando, un gran vacío en su corazón y estomago se va profundizando, solo porque perderá a su verdadero amor, según él.
Su ceño fruncido, mostrando incluso los dientes por el enfado, sintiéndose traicionado sin siquiera saber la razón, deseando en este mismo momento darle una lección, puede que no por completo al pelirrojo, si no a quien tuvo la rotundidad de estar a su lado una sola noche.
-¡¡¡NO QUIERO ESCUCHAR TUS ESTÚPIDAS DISCULPAS!!!- Lo atrajo más a su rostro, deseaba verlo, ese miedo reflejado, antes excitándole, ahora solo le causa odio, por con quien lo traicionará -¡¡¡HABLA DE UNA MALDITA VEZ!!!-
-Sage... Lo sabe...- Hablo por lo bajo, arrepentido por haber hablado de más, tratando de pensar rápido por cómo le dirá su traición –De verdad... Perdóneme...- Las lágrimas brotan de esas gemas rotas, no puede pensar en la posibilidad de perderlo.
-¡¡¡¿CÓMO ES QUE SE ENTERÓ?!!!- Deja sus manos impresas en la pálida piel del rostro, por no dejarlo en el cuello, está tratando de calmarse, pero es difícil cuando su juguete fue usado por otro.
-Po... Fa... Vo...- No podía hablar correctamente, para logar explicar lo que ha hecho, necesita tener libertad en su rostro, pero no se lo permite el mayor.
Apretando sus propios dientes por el odio tan intenso que está presentando, pero solo quiere escuchar la verdad, de esos labios que posiblemente otro ha besado, esos que solo le mintieron, que nunca ha tenido planeado liberar.
¿Por qué le duele?
Se odia más por sentir esa punzada en su pecho.
Para él, esto no puede ser amor, solo ha amado a una sola persona en su vida, y ya no está, ahora Gateguard no puede ocupar ese lugar tan fácilmente.
Sin embargó aquí está, sintiéndose deseoso de acabar con Sage y encerrar al primer guardián en una caja, para que nadie más lo vea, para que jamás se lo arrebaten y pueda ser suyo por siempre.
Temiendo perder su poder sobre el pelirrojo, sin embargo no dejo el contacto de lado.
Es su manera de someterlo, de tener control sobre su cuerpo, para que el quede en claro que cualquier cosa que cometió tendrá consecuencias sobre su cuerpo.
-Gra... Cias...- Agradece que le soltara las mejillas, como si tuviera que hacerlo, cuando es el derecho de cualquiera, jamás ser sometido o intimado por nadie.
-¡¡¡HABLA!!!- Alza su voz, intentando calmarse, pero su presión ahora ejercida en las muñecas del Aries, no lo va a dejar por ningún instante, debe ser suyo, pero primero determinar el nivel del castigo.
Las lágrimas de vergüenza están cayendo, no puede verlo al rostro, esta tan mal por su "Engaño", pero cada palabra lo arruinará y no quiere que el patriarca lo abandone.
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Obedeceme
FanfictionEl patriarca Itia y el caballero dorado de Aries Gateguard, un amor demasiado posesivo, el deseo de que te amen, sin importar dejar tu orgullo de lado, ser capaz de despojar del su propio valor a alguien, es lo que Libra mas quiere. Dos signos se su...