Capitulo 16 (Quedas Como Tal)

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Esa sonrisa sínica en el pontífice, sintiéndose al fin aliviado, porque el corazón del pelirrojo es por completo suyo.

Domina sus pensamientos, sus deseos y voluntad, no importa lo que le pida, Gateguard lo hará.

Y se lo está demostrando con el hecho de aceptar en traicionar a Atena.

-Gateguard, puedes dormir aquí esta noche- Le da esta afirmativa, mientras lo deja sobre la cama.

-Si... Gracias... Pa... Triar... Ca- Las mejillas sonrojadas como sus cabellos, esa sonrisa de satisfacción y humildad, con los ojos cristalizados.

Que su amado libra le deje descansar en donde han estado teniendo sexo, pues es la única forma correcta en hacer referencia a lo que ambos dejan salir en esa cama.

Es lo mejor posible, podría dormir a lado del patriarca, algo que más imagino ser digno.

Quisiera quedarse más tiempo despierto, pero... Su cuerpo ya no puede aguantar.

Fue la presa de Itiá por toda la tarde, desde su llegada, hasta la noche y sin contar el tiempo que tardo en llega al santuario.

No importa, es feliz con el patriarca, sabe que no tiene derecho a abrazarlo, ni besarlo, esto aún lastima su corazón, pero lo acepta ya no se cree capaz de vivir sin Itiá.

Por eso él trata de remedirse por sus pecados, por traicionarlo, aunque nunca han sido nada, no se deben ninguna lealtad alguna.

Pero Itiá no está dispuesto a compartir nada.

De a poco los ojos verdes se están cerrando, con una sonrisa por ser "Perdonado" aunque aún debe probar su lealtad con una traición hacia la propia Atena.

No va a preguntar, ni reclamarle nada, solo escuchar sus deseos y los hará realidad.

El de cabellos oscuros, lo observa con sumo detalle, sorprendido por como Gateguard se ha quedado dormido.

No puede negar aunque lo desee, el ariano tiene una apariencia tan frágil, y hermosa.

Que es difícil verlo sin desear seguir tomándolo.

-Gateguard... ¿Por qué me tientas?- Sonríe de lado, observando más de cerca.

Su expresión facial denota que eso es lo que quiere, tenerlo solo para él.

Le demostró que es al único que necesita, quien le dará todo lo que desea, pero... Obviamente el amor no es uno de ellos.

Frunce el ceño, recordando las palabras del pelirrojo.

El cómo le confeso el hecho de Sage se atrevió a besarlo, aceptar esas caricias que no eran del pelinegro.

Apretando su puño, sintiéndose tan molesto por ese hecho.

-Esta vez... No permitiré que te aparten de mi...- El enojo aumenta, pero parece que no es solo por tocar su propiedad.

-Ese maldito de cáncer...- Su mano es llevada hasta el suave rostro del pelirrojo, pero antes de siquiera pensar en apretar las mejillas.

Su semblante parece relajarse, incluso sonriente, como si el enojo se hubiera bajado, con solo ver a Gateguard dormido plácidamente en ese lecho.

-Si me voy al infierno, te iras conmigo...- Un suspiro sale de sus labios –Nunca debió pasar esto...-

Cierra sus ojos, apoyándose con su codo a un lado del cordero dorado, para observarlo más detalladamente, acomodándole unos mechones de cabellos a un lado, no quiere que nada estorbe en su vista.

ObedecemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora