v e i n t i u n o

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El agua helada corre por su cuerpo una vez más, un nuevo día y un sueño como los anteriores que le hacen recurrir al método más fácil pero tortuoso. Recordando las duchas que se daba en su antiguo hogar, con agua helada que le hace sentir los músculos de sus pies y espalda baja encogerse en calambres pero que hacen que la temperatura en su cuerpo se regule,

Demasiado sumido en regaños y negaciones para si mismo, negando una y otra vez mientras sus ojos se cierra y trata de mantenerse la mayor cantidad de tiempo posible bajo la lluvia artificial. Después de un cuarto de hora es suficiente, sale del baño con una bata sobrepuesta y con la quijada temblando, puede imaginarse resfriado muy pronto.

Siendo ya una rutina sus duchas matutinas, apenas abre los ojos sin esperar a más cuando siente la incomodidad rozar su ropa interior. No quiere acostumbrase, solo quiere que la pesadilla acabe y sus dulces sueños regresen.

Su piel esta roja por la baja temperatura a la que a sido expuesta, los dedos de sus pes están entumecidos un poco y sus manos aun temblando toman las prendas más gruesas que puede encontrar para comenzar a vestirse. Un suéter de lana color berbellon y un pantalón de gamuza.

Su castigo no a acabado y no sabe realmente si este llegue a tener fin, por lo que solo espera a que Rachel llegue con el desayuno. Sentado en el sofá con una manta sobre los hombros, comprueba una vez más que la señora Rachel es una maravillosa y puntual mujer que llega en punto de las nueve con un festín de deliciosos alimentos.

    -Nos vemos a las tres-- La mujer solo asiente con una sutil sonrisa entre apenada y un poco acomplejada o quizá temerosa. Dando una reverencia con las manos tomadas por enfrente, da media vuelta y sale de la habitación.

Kyungsoo suspira cuando ve fallido su intento de hablar con la única persona  de confianza que ve en su día a día. Pero sin darle demasiada importancia al estar ya acostumbrado, toma la bandeja con cuidado y la coloca a un lado de el, el sofá es amplio y puede sentarse con las rodillas contra el pecho y dejar la comida en el espacio restante. Esta vez hay un plato lleno de fruta en trozos, yogurt natural y granola en el mismo, en un plato plano hay arroz blanco con un par de huevos estrellados y en otro más hay tres rebanadas de pan tostado con nutella. Si, un festín.

Mordiscos a mordisco, sus ojos se pasean por el jardín colorido y con anhelo ve cualquier pequeño movimiento como si fuese una especie de documental e información sobre las flores se repitiera en su cabeza cuando ve cada una de ellas. Le pone nombre a las tres lagartijas que ve, aun que no sabe si es la misma y solo a entrado y salido de entre los rosales, no le importa y decide nombrarlas como los personajes de una de las películas que pudo ver los días anteriores; Edward, Bella y Jacob. Nombres difíciles de pronunciar y muy telenoveleros.

A las aves que pasan por lo alto de los arboles solo los cuenta de uno por uno, no se creo con la suficiente creatividad para nombrar a todos. Las horas pasan y con ello la hora del almuerzo llega, un filete de pescado con verduras y fideos. Siente su barriga a punto de estañar y con un poco de gracia tiene que desabotonar sus pantalones para evitar la presión del botón en su ombligo.

Sus ojos comienzan a pesar y el cansancio le hace que soltar un bostezo, tanta comida le ha caído de peso y al recostar la cabeza sobre el respaldo del sofá cae en un profundo sueño de recuerdos vagos sobre sus años de secundaria, protagonizando todos ellos.



...




La luz natural se ha ido, el calor a vuelto y sus presión en sus pantalones a vuelto. Quiere golpearse la cabeza contra el muro más cercano y ver si de aquella forma vuelve a la coherencia con la que antes contaba. Quiere reajustar los tornillos en su cabeza, convencido de que el encierro lo ha vuelto loco y que pronto necesitara visitar un psiquiátrico si sigue así.

ʟɪᴍᴇʀᴇɴᴄɪᴀ✞ᴄʜᴀɴsᴏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora