Capítulo XV

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Invitación.

—Aún me duele el estómago desde anoche —se queja Samuel al acercarse al puesto de malteadas.

—Fuiste advertido.

Hace un sonido extraño que podría entrar clasificado en las quejas.

—Valió completamente la pena —rueda sus ojos y me da la espalda al recostarse en la Mini/Barra—. Sabía delicioso.

Niego y caigo en la pantalla de mi teléfono donde se reproduce mi playlist favorita. Una repleta de todas las nuevas canciones que existían, tan nuevas para olvidar todas aquellas que esas dos chicas arruinaron para mí.

—Andrew —llama Samuel sin mirarme.

—¿Uhm?

—¿Qué debería hacer si me gusta la misma chica que a mi mejor amigo? —Pregunta.

¿Quería un consejo?

Giro hacia el Sr. Fichert que se encoge de hombros y sonríe.

—Eh, deberías...

¡Rayos! ¿Qué debía decirle? ¿En serio no tenía algo para aconsejarlo?

Voltea hacia mí y me fija con el tono azulado de sus ojos.

—Es difícil —Reprocha Samuel sin que yo le diga ni una palabra. Es evidente que pelea consigo mismo.

—Eh —el Sr. Fichert niega y su expresión graciosa me hace sonreír—. Deberías hablar con la chica.

—¿Y qué pasa si Adam se molesta? —dice lo último casi como un susurro. Sus ojos se abren como si hubiese dicho un secreto, pero después hace un gesto desinteresado y rendido—. Ya sabes de quién hablo ¿verdad?

—¿Esther?

Ladea la cabeza y vuelve su mirada al frente, tensado y resoplando.

—Si... —Su espalda sube y baja lentamente con sus pequeñas inhaladas y exhaladas—. No sé como decirle a Adam que me gusta la misma chica que a él. No debí decir que me gustaba Sydney cuando era evidentemente atraído por... ella.

Trago y tomó aire ante el estresado e indeciso chico. Parecía desesperado por una respuesta, algo que lo sacase de las dudas o simplemente resolviera todo.

—¿Puedo opinar? —interviene el Sr. Fichert. Samuel apenas mira por encima de su hombro al anciano antes de sonreír en afirmación—. Pienso que deberías hablar con tu amigo, si resuelven todo, mejor.

—¿Y si no?

—Si no, irás y hablarás con la chica que te gusta y si le gustas te quedas con ella y si no le gustas vuelves a casa llorando —Termino antes de que alguien mas intervenga.

Samuel se queda mirándome, no con malagana ni con negatividad sino como si fuese cierto. Al parecer lo tomaba en serio.

—Yo no lo habría dicho exactamente así pero es lo que deberías hacer. —Aconseja el Sr. Fichert seguido de unas cálidas palmadas en la espalda del pequeño chico.

—¿Y perdería a un amigo por una chica? —Habla y se crea un silencio espeso e incomodo.

El anciano y yo nos miramos al ver preocupado a Samuel.

Estoy por abrir la boca pero un tarareo me hace olvidar la conversación con Samuel y empezar a buscar con la mirada.

¿Dónde?

Suavemente los pasos se escuchan, son provenientes de la pelirroja que viene caminando por el pasillos a un costado de la tienda. Se forma un nudo en mi garganta al ver las crinejas rojizas casi naranjas a cada lado de su cabeza formando y dejando a pleno su pálido y manchado rostro. Sus orejas, por primera vez están expuestas. Casi siempre su cabello crespo las cubren y no dejan ver los hermosos aretes negro y redondos que adornan a lo largo. El cable blanco de los audífonos bailan con el caminar.

 LIFE NOTE -∆-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora