⠀ ♥︎ jikook oneshots

cold

Cinco meses antes.

Dejó de reír y me miró. — Entonces no sientes calor... — susurró mientras me miraba divertido y con algo de burla. — Yo puedo calentarte.

Yo solo lo miraba sonrojado y sorprendido por lo libre que se veía ese chico de pelo castaño - La... la homosexualidad está mal...

Jimin sonríe ladeado y mira al cielo — Un odio injustificado de la gente cristiana.

Yo lo miré demasiado confundido. — Dios lo dijo así.

— Jungkookie.

— ¿Ah?

— Dios no existe.

Valla primero encuentro ¿no?

Me encantaría contar como conocí al único humano capaz de transmitirme calor.

Empecemos por mi infancia, siempre fui alguien muy importante para mi familia por lo que les alarmo el que cada noche mi temperatura bajara y sintiera temblores por un frío desmedido, todo fue en peor cuando resulté no quemarme con el fuego de unas velas de cumpleaños pero si resulte con heridas en los brazos.

Era muy normal que todos me miraran curiosos por el hecho de vestir abrigado hasta en verano e igual quejarme del horrible frío.

Mi familia era conservadora y siempre decían pedirle a Dios por mí y como todo cristiano veían la homosexualidad como una enfermedad y yo... me lo creía.

Todo seguiría así hasta que un castaño de ojos café y sonrisa perfecta decidió entrar a la capilla con sus padres.

Acabó la misa y me acerque a hablar con el chico que se veía notablemente aburrido.

— Hola.—dije mientras me sentaba a su lado.

El chico me miró divertido y sonrió.

— Hace calor, príncipe. ¿No deberías quitarte ese abrigo?

Mire hacía abajo y asentí, ya era costumbre quitarme el abrigo para que el resto no me tachara de rarito, claro que igual sentía el frío congelar mi anatomía.

Al parecer el chico notó mi palidez y me abrazó por los hombros, si tuviera que definir ese momento sería como... mágico.
El frío que sentía congelarme fue reemplazado por un suave calor que venía de él.

— Soy Jimin, ¿y tú?

Lo miré aún impactado y musite mi nombre en un susurro.

Él sonrió y me quitó uno de mis mechones de cabello los cuales me tapaban el rostro. — También me gusta la ropa de invierno, de hecho es mi estación favorita.

— ¿No tienes frío?

— Te abrigas y listo tonto.

Le limité a mirar hacía abajo y suspirar — No puedo sentir el calor...

Jimin río levemente — Claaro, y yo tengo una mansión en New York.

— Hablo enserio, Jiminie.

Jimin dejó de reír y me miró.

— ¿Jiminie?

Sentí mi rostro ruborizarse. — A-Ah ¡perdóname por favor!

Susurró algo que no pude entender. — Entonces no sientes calor...  — dijo mientras me miraba divertido y con algo de burla. — Yo puedo calentarte.

Yo solo lo miraba sonrojado y sorprendido por lo libre que se veía ese chico de pelo castaño — La... la homosexualidad está mal...

Jimin sonríe ladeado y mira al cielo — Un odio injustificado de la gente cristiana.