Jayden.
Estaba en la cancha de baloncesto del vecindario, disfrutando de un animado partido con mis amigos Joshua y Cameron. El ritmo del juego se intensificaba mientras picaba la pelota en el suelo, preparándome para saltar y encestar. Sin embargo, justo en el momento crucial, una pregunta inesperada me interrumpe.
-Oye, ¿qué ha pasado con Madie?- pregunta Joshua con una sonrisa pícara en el rostro.
Confundido, volteo hacia él y arqueo una ceja. -¿De qué estás hablando?-cuestiono, intentando recuperar mi concentración en el juego.
-Se refiere al día en que nos preguntaste cómo saber si estabas enamorado-responde Cameron, colocando una mano reconfortante en mi hombro.
-No estoy enamorado de Madie, y esa pregunta no tenía nada que ver conmigo- respondo, comenzando a sentirme incómodo mientras busco la pelota perdida en el suelo.
Cameron me mira con una expresión divertida y continúa en tono bromista:-Esa fue la excusa más débil que se te pudo ocurrir. Nos hemos dado cuenta de cómo la miras, y no precisamente de una manera profesional, si me entiendes.
-No crean que mi profesionalismo está en juego-replico, tratando de defenderme. -Siempre he cumplido con mis deberes y misiones.
-Hasta ahora-se burla Joshua con una carcajada. -Si tan solo pudieras ver tu cara...
-¿Cómo sería? Cuéntame- respondo sarcásticamente, aunque por dentro siento cómo mi confusión y nerviosismo aumentan.
-Cómo un estúpido acosador- agregan ambos amigos al unísono, riendo sin control.
Me siento herido por sus comentarios y decido poner fin al juego. -Me voy- lanzo la pelota a Joshua para que continúen sin mí. -Jueguen ustedes.
-No te enojes- dice Joshua mientras agarra la pelota en el aire. Solo estamos bromeando.
-Tengo que seguir trabajando- murmuro antes de alejarme de la cancha con paso decidido.
No podía permitirme enamorarme de Madie, no podía...
(...)
Madie.
Pasé la mayor parte de mi vida centrada únicamente en mi desempeño académico, pero ahora, de repente, me encuentro con la enorme responsabilidad de gobernar un reino.
Mi tío simplemente me dijo que hiciera lo que considerara mejor para mí, ya que no podría asumir tal carga si no estuviera segura de poder manejarla. Mis padres y mis hermanos compartían la misma opinión, dejándome con la difícil tarea de tomar una decisión. ¿Sería demasiado arriesgado renunciar? Porque, aunque para cualquier otra chica esto sería considerado "un sueño hecho realidad", yo no soy como todas las demás.
Después de la escuela, le pedí a Jayden el favor de llevarme al castillo. Le solicité que me acompañara por un tiempo y él aceptó.
—Tú conoces la historia de mis padres, supongo que has oído hablar de ellos. ¿Crees que fue una decisión acertada que eligieran partir solos? ¿No crees que podría haber habido algún peligro?
—No lo sé, Madie —respondió Jayden, sacudiendo la cabeza—. La única persona que realmente sabía lo que tus padres pensaban eran ellos mismos.
Caminamos juntos por los pasillos del castillo hasta llegar al ala izquierda. No estaba seguro de si realmente había asimilado cómo había cambiado mi vida. Ni siquiera sabía qué me depararía el futuro. La idea de ser heredera me golpeaba el estómago como un puñetazo.
— Algo es diferente aquí —comentó Jay.
—¿A qué te refieres?
—Busca algo inusual —me instó, explorando la habitación con su mirada—. Hay algo aquí que no encaja, pero no puedo decir qué es...
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Lo Desconocido del Reino
RandomÉrase una vez, en un reino lleno de intrigas y engaños, donde nadie es quien parece ser; donde la verdad era una joya preciada, reservada para unos pocos privilegiados. En ese lugar, todas las apariencias engañaban, y cada individuo ocultaba secreto...