Jayden.
Unas horas después de un sueño inquieto, bajé a la cocina buscando café, pero solo encontré a Joshua sentado en la isla de la cocina, comiendo helado directamente del pote.
Joshua señaló hacia atrás sin mirar. -Preparé café-dijo.
-Benditos sean los dioses-suspiré.
-Vaya forma de combatir la resaca, con café y helado-, comenté.
-Calla-me respondió Joshua, haciendo gestos de dolor. -Me duele la cabeza.
-Imposible-susurré, rodeando la isla para tomar dos tazas grandes, una para cada uno. Llené su taza hasta aproximadamente tres cuartas partes y se la pasé. En ese instante, Joshua echó una cucharada enorme de helado en el café y negué con la cabeza. -Vaya cosas, juraría que anoche los eché de aquí y los envié a sus casas. Y, sin embargo, aquí estás.
-Sí, aquí estoy-, respondió Joshua, regalándome una versión un poco desaliñada de su sonrisa pícara. -Vamos, Jayden, sabes que no hay lugar en esta ciudad al que se me haga difícil entrar.
-Sí, me he dado cuenta con los años- admití, dejando de luchar contra su presencia hace tiempo.
Joshua dio un largo sorbo a su café con helado y emitió un gemido inquietante.
-¿Estás seguro de que no quieres un poco?- me preguntó.
-Sí, muy seguro-respondí, apoyándome en la encimera mientras intentaba decidir cómo iba a manejar la situación en la que me había metido.
En ese momento, Cameron apareció tambaleándose por la puerta. Tenía el cabello desordenado y su piel pálida tenía un tinte verdoso. Me saludó distraído y fue directo a por el café.
-Buenos días-, saludó Cameron.
-Estás fatal-, respondió Joshua bufando.
-La culpa es tuya-, se quejó Cameron después de mirar fijamente la cafetera por un buen rato. Finalmente, se sirvió una taza grande de café. -Dispárame y acaba con mi sufrimiento, por favor.
-No me tientes...-susurré.
-No puedo creer que ahora estés saliendo con la hija del brazo derecho del rey-, comentó Cameron entre risas.
Voy a clarificar que no me estoy alineando con nadie en particular, pero Cameron suelta una carcajada.
-Entonces, no fue una alucinación y realmente entraste a su casa. Madie Johnson siempre me pareció aburrida y sin gracia, pero ahora ha despertado mi interés. Se fue de la fiesta del rey apenas treinta minutos después de casi pelearse con la princesa, y luego regresa como si nada, dando excelentes consejos a algunos de los mejores empresarios sobre su negocio. Realmente interesante, la verdad.
Arrugo el ceño, y no puedo evitar notar lo que todos comentan acerca de lo sucedido ese día.
-¿Aburrida y sin gracia? Bueno, es cierto que las circunstancias en las que la hemos conocido no son las ideales, pero esa chica de aburrida no tiene nada-, tomo un trago de mi inexplicable mezcla. -Cameron, has visto solo su imagen pública cuando sus padres la arrastran a las fiestas y eventos. No es aburrida cuando no está encerrada, especialmente cuando sale con sus hermanos.
Cameron abre un ojo.
-Espiar a la gente no es bien visto.
-¿Quién ha dicho que haya estado espiando?
-Vamos, ¿Dirás has estado saliendo con los hermanos Johnson, no?- pregunta Cameron.
-Bueno, tal vez sí-ni siquiera puedo decirlo sin reírme. -Está bien, no es cierto, pero me dio curiosidad porque personas como ellos parecen no importarles estar en una fiesta real. Vale la pena saber estas cosas.
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Lo Desconocido del Reino
CasualeÉrase una vez, en un reino lleno de intrigas y engaños, donde nadie es quien parece ser; donde la verdad era una joya preciada, reservada para unos pocos privilegiados. En ese lugar, todas las apariencias engañaban, y cada individuo ocultaba secreto...