Se suponía que hoy debía ser un día especial y hasta feliz, ¡era su cumpleaños! pero no podía evitar sentir algo de tristeza. El regalo más bonito hubiera sido saber que Chris quedó libre y poder tenerlo a su lado sin preocupaciones de por medio. Tenía a sus padres, a su suegra, a Jonathan y su familia y a sus amigos, pero faltaba él.
Evidentemente no era lo mismo.
Vería si podía hacer algo durante la mañana y parte de la tarde, ya que después se reuniría con su familia para celebrar la fecha. Se levantó con gran flojera y, antes de empezar a arreglarse, bajó a la cocina para tomar un vaso con agua.
Terminó, dejó el vaso en el lavaplatos y subió nuevamente hasta su habitación. Sacó un conjunto de ropa de su closet; algo sencillo y bonito.
Se dirigía hacía el baño cuando el timbre de la casa sonó haciéndolo girar los ojos y suspirar pesadamente, era medianamente temprano y no se le ocurría quién podría estar esperándolo afuera.
Dejó sus cosas sobre la cama y bajó nuevamente para tomar sus llaves y quitarle el seguro a la puerta de entrada.
Abrió la puerta y antes de que pudiera decir algo quedó en shock al ver a la persona frente a él.
Por el lado de Christopher
Se levantó super temprano para poder estar listo lo antes posible. Estaba tan emocionado y nervioso a la vez que sentía corrientes eléctricas recorrer su cuerpo constantemente y no podía borrar la sonrisa que tenía.
Quería que todo saliera perfecto, tal y como lo había planeado. No iba a hacer la gran cosa porque sabía que a Erick le gustaban las cosas sencillas pero que tuvieran su significado importante, además sabía que con el simple hecho de llegarle de sorpresa ya iba a ser un gran detalle.
Le pidió a su madre que comprara un ramo de 36 rosas, dos paletas de chocmelos de Mickey que era una para cada uno, un paquete de chocmelos de corazones solo para Erick y por último dos cadenitas con dije personalizado diseñado por él, también una para cada uno.
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Las 36 rosas simbolizan un enamoramiento total y un amor que no tiene fin
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