Lección 6. Asistencia y puntualidad

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«No pudo venir porque se encontraba padeciendo una agresiva diarrea»

Viviendo en un país donde es necesario acordar una hora antes de la verdadera para que las personas lleguen a tiempo (y todavía con riesgo de presentaciones tardías) debo decir que este tema no se debe tomar a la ligera, de igual forma con la asistencia porque en muchas universidades, con determinado número de faltas, perderás el derecho a realizar exámenes, y por ende habrás automáticamente reprobado.

De todas maneras, asistiendo a clases como si se tratase del cometa Halley, no se necesita perder el derecho a examen para reprobar, porque, aunque el estudiante se someta a las evaluaciones, solamente podrá contestar dos cosas: su nombre y la fecha.

En este tema que puede marcar la diferencia entre reprobar y aprobar, aprender o solo pasear en el campus, se debe de ser meticuloso para evitar desagradables sorpresas. Aconsejo fuertemente leer el reglamento de nuestra universidad, con especial énfasis en los capítulos destinados a explicar la asistencia, la justificación de faltas y en general, todo lo que pueda sernos útil (como nuestros derechos y obligaciones, las sanciones, entre otros).

En la vida hay virtudes que nos hacen ser versiones de nosotros mismos, muy superiores. Está en nuestro mayor interés, cultivarlas y hacer crecer ese jardín, el cual nos terminará acercando al éxito. Para un universitario es pecado capital perderse las clases y este es un asunto polémico porque se trata de una de las prácticas más comunes; ¿quién no ha tenido nunca la tentación de escapar de clases? En todo grupo se producirá la existencia de personas, quienes nunca se presentan, casi como si se tratase de criaturas mitológicas, de quienes únicamente se conoce sus nombres, más nunca sus rostros.

En determinada aula, sucederá que solo conocerán de la existencia de Juan por aparecer en la lista oficial de estudiantes, pero más allá del nombre, será como una ficción. Estas ficciones tienen la mala costumbre de aparecerse cuando se van a realizar los exámenes, o simplemente llegan la mitad del período. Para colmo, cuando se materializan en el salón, se dedican a platicar y se sientan en algún rincón intentando disimuladamente pasar desapercibidos.

En la generalidad de los casos, estos malos soldados que llegan a pasear al campo de batalla, terminan siendo las primeras bajas y casi ni se aprecian porque cuando te das cuenta que Juan reprobó, lo primero que pasará por tu cabeza será: «¿Y quién carajos era ése?».

Pequeño saltamontes, a como ya se ha expresado con anterioridad, el arte se encuentra en los detalles, puedes pensar que faltar una o dos veces no tendrá ningún impacto, pero mientras ingenuamente te convences de esto, hay alguien que no se pierde absolutamente ninguna cátedra y toma apuntes hasta de los suspiros del profesor. Sinceramente y dejando de lado la autocompasión, ¿quién crees que tendrá los mejores resultados? Mientras te permitas deslices, hay personas que con voluntad de acero se dirigen al éxito. La decisión es tuya; tomas el barco que se va a hundir o te arrimas al de la constancia.

En cuanto a la puntualidad, huelga decir las penosas escenas que se van a producir cuando un profesor más estricto que la mayoría, no te permita entrar al aula por llegar tarde. En la vida existen las personas que toman las oportunidades en el momento y los que siempre estaban tarde, ¿qué elección tomar? Espero no seas el individuo irresponsable que llegaba tarde a clases y ya después en la vida profesional, el causante de tantos disgustos causados por tu falta de empatía hacia el tiempo de los demás.

En materia universitaria, se puede dar el beneficio de la duda con respecto a la puntualidad, debido a que la mayoría de estudiantes no poseen vehículo propio y esto trae consigo el fastidioso uso del transporte colectivo, siempre lento e ineficaz en la mayoría de los países del mundo. Deberás tomar en cuenta tus opciones de transporte y, si pagar más te dará una llegada temprano, o si tienes el tiempo suficiente para conseguir una opción más lenta pero barata. En la mayoría de los casos, un buen estimado del tiempo que podemos perder por diversas circunstancias más allá de nuestro control, nos permitirá que el día menos esperado, al sufrir un contratiempo, podamos siempre llegar puntuales.

En temas de puntualidad y asistencia se generan diversas obras teatrales dignas de una comedia. Recuerdo que en más de alguna ocasión un profesor reconoció a alguno de sus estudiantes, platicando en el pasillo o paseando frente a las aulas, razón por la cual lo amonestó —públicamente— lo que causó muchas risas entre los alumnos (nótese el descaro de quienes deciden fugarse de clases para luego quedarse tan cerca). O cómo olvidar a aquellos docentes que cierran las puertas y terminan forzando a las tortugas impuntuales a recibir clases desde el pasillo, viendo el pizarrón por la ventana. También inolvidable era aquel profesor apodado Ferrari, por la prisa con la que se mantenía; casi que entraba al aula a 200 km/h.

Particularmente, resulta pecado capital faltar a clases, o llegar tarde en los días importantes; me refiero a los exámenes o presentaciones, en el último caso incluso se está apuñalando a los demás miembros del equipo, nunca falta el clásico integrante que no llega y era el encargado de traer las diapositivas para la presentación. Es en ese momento que los demás compañeros conocen el verdadero terror e inventan mil excusas para ganar algo de tiempo mientras en su interior maldicen a la tortuga impuntual. He sido testigo de compañeros que han afirmado que el ausente no pudo venir porque estaba de padeciendo una agresiva diarrea, solo para que el susodicho se presente a los tres minutos (y alguien haga el ridículo total).

Tomando en cuenta todo lo anteriormente expuesto, debes saber que, aunque decidas adquirir estas dos increíbles virtudes y llevarlas dignamente contigo, siempre la vida da vueltas y debes estar preparado para esos imprevistos del demonio que nos arruinan nuestros planes. La asistencia y puntualidad perfecta son ideales que debemos intentar alcanzar, pero tampoco podemos desvivirnos si en ocasiones, fallamos gracias a hechos que escapan de nuestro control, lo importante es la solución que se nos ocurra, lo que marca la diferencia es nuestro ingenio para resolver los escollos que se presenten.

Resumen

Tips para incrementar tu puntualidad y asistencia:

v Planear el tiempo necesario para llegar a la universidad y agregar más por el hipotético caso de los imprevistos.

v Aprende a decir no, y dirígete directo al aula (las pláticas acerca de lo bonita que está Sofía pueden esperar).

v Leer concienzudamente el reglamento, así sabrás a cuántas faltas estás de quedar K.O.

v Especial atención con los profesores Ferrari, puedes quedar afuera en un descuido.

v El mejor consejo: sé constante.


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