Lección 10. Primer dilema: aprender vs calificaciones

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«¿Y qué pasa si mis notas son mediocres? ¿Eso significa que no soy inteligente?»

Ríos de tinta se podrían escribir sobre esta controversia, desde las posturas más radicales que expresan la «poca importancia» de las calificaciones con respecto al aprendizaje, hasta los partidarios de los axiomas totalmente contrarios quienes defienden a capa y espada los resultados, siendo estos materializados por las notas, que definen si apruebas o no.

Entre ambas posturas existen diferentes puntos intermedios que pueden encontrarse más lejanos o cercanos de alguna de las alas radicales. Desde el punto de vista de este autor, es difícil encontrar el «punto medio ideal» pero algunas posiciones fácilmente las podemos descartar por ser fantasiosas, empecemos por filtrar aquello superfluo que cae ante el primer análisis serio (así como tus mentiras con tu mamá).

Todos estamos de acuerdo en que la universidad es una herramienta para adquirir conocimiento y, además, ponerlo en práctica, de tal manera que nos volvamos competentes en nuestro campo profesional, tanto en la teoría como en el ejercicio. Uno podría pensar que, si se sabe desplegar la capacidad exigida, ¿qué importan las notas?, el dicho popular pregona, «las notas no te definen», incluso es un consejo bastante común hacia las personas con malas calificaciones el no preocuparse porque al final del día «una calificación no refleja tu inteligencia». Todas estas son chorradas que debes eliminar de tu mente y de tu corazón, es el consuelo de mediocres que buscan justificar sus pobres resultados. Es la filosofía que se cocina para las masas, crujiente y sabrosa, con un toque a autocompasión. No esperes eso de mí, yo estoy aquí para darte la verdad, aunque sea ácida.

¿Por qué las anteriores aseveraciones son idioteces? Sencillo, si no estudias ni tampoco realizas el esfuerzo necesario para aprender de verdad, lo más probable es que lo pases mal con los diferentes métodos de evaluación que tenga tu universidad y siempre seas el fantasma de las malas notas. Por ejemplo, imagina que Juan debe cortar un árbol, en el primer caso, usa una cuchara y en el segundo, una espada que ha estado afilando día tras día, ¿cuál será el mejor resultado?, obviamente si alguien tiene mejores herramientas, puede hacer maravillas. Debes de entender que tus herramientas son los conocimientos aprendidos en clase, en cuanto más interiorices las clases y estudies a conciencia, mejor podrás afrontar los exámenes y por ende tus resultados serán mejores.

Es en estos momentos donde estarás pensando, ¿y qué hay de esas personas que obtienen puras notas perfectas y luego no saben desenvolverse en el mundo laboral?, ¿cómo explicamos los casos de estudiantes mediocres que luego son vencedores en el mundo? Haber, antes de que te vayas exaltando, pequeño saltamontes, e incluso empieces a buscar una lista de millonarios (en google), que ni hayan terminado de cursar la universidad y te atrevas a compararte con ellos, déjame decirte que toda regla tiene excepciones, son casos particulares que no representan ninguna verdad absoluta, te pongo un ejemplo: si te pido que te tires de un puente, ¿lo harías? (seguro que no), y qué pasa si te explico que hay personas que ya han sobrevivido a ese accidente, tal vez con uno que otro hueso quebrado pero están vivos, ¿sería capaz de convencerte?, por más absurdo que se escuche, analízalo: las probabilidades no son absolutas, siempre existe el margen que se causa debido a circunstancias particulares; qué sé yo si alguien cae en cierta postura, o si su organismo es más resistente al humano promedio, por último llamémoslo un milagro inexplicable, pero el resultado es el siguiente, de cien personas cayendo de un puente, alguien o algunos sobrevivirán.

Ahora debes preguntarte, quieres tirarte de un puente para averiguar si serás el suertudo, la respuesta es comprensiblemente negativa, lo mismo pasa con quienes deciden no darle tiempo a sus estudios porque las notas «no importan», ya que estas «no definen tu inteligencia», y por supuesto, terminan de convencerse aplicando ejemplos, ¿acaso no existen millonarios o personas influyentes que tuvieron pésimos resultados académicos?, aunque olviden que estos casos son muy raros, pues más bien encajan como excepciones a la regla.

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