A medida que daba cada paso por la calle solitaria, mi pulso se aceleraba, era algo rítmico. Mi trote aumento pero no se me permitía avanzar, la desesperación se abrió paso, debía mirar hacia atrás, no podía, luche sin ningún éxito.
Algo me tomo por brazo aferrándose a el, fue tan fuerte su agarre que caí al suelo, parecía algo rocoso, el escenario cambio totalmente, me encontraba en un bosque, -¡si, eso era, un sendero rocoso!, en el prevalecía la oscuridad.
Me arrastro lo que fuera que me atacaba, por todo el camino, pude sentir en mis piernas el desgarro de mi piel en pequeñas cortadas, gritaba de dolor, identifique como una mano, continuaba su acto, tomándome por el cabello adentrándose en el bosque, fue entonces que se detuvo, me levanto hasta ponerme en pie para después alzarme dándome un puñetazo en el estomago, el aire abandono mis pulmones, cerrando su paso al oxigeno, me sentí sin fuerzas, tarde un momento en recobrar el aliento, repitió su hazaña dos veces seguidas, pero esta vez lastimando mi boca y pómulo en lo que parecía una superficie rugosa y en la segunda ocasión mi frente, el golpe me dejo aturdida.
Abrí los ojos pero no podía ver con claridad fue entonces que un pequeño destello de luz fue aumentando para segarme un instante y tomar lugar ahora dos de color rojo, a medida que iban acercándose ese par de luces fueron aumentaron su intensidad y tamaño para transformarse en un par de ojos rojos ,era un rostro masculino con semblante demoniaco, - si, eso era ¡UN DEMONIO!.
Se acerco lo suficiente a mi cara hasta quedar a centímetros, ¡grite!, el horror hizo que mi corazón se acelerara, buscando salir de mi pecho, no podía moverme, esa imagen no se aparto de mi vista, golpeo mi ojo, el dolor fue tan intenso, e inmediatamente algo movió mi cuerpo y mi grito al fin se libero.
El sonido salió de mi boca logrando despertarme, me encontraba en mi habitación, tome varias respiraciones para lograr calmarme, encendí mi lámpara que estaba a un lado en la mesita de noche, me incline lo suficiente para quedar sentada en la cama, todavía sentía punzadas de dolor en mi ojo, no entendía porque sentía dolor, si había sido una pesadilla, a medida que me hice consciente desapareció, me imagino que el estrés de la pesadilla lo provoco, -<< ¡dios, fue tan real!>>.
Este mismo sueño se repitió durante dos noches seguidas, aumentando la intensidad y el temor a ese rostro malévolo.
Un sonido estridente me despertó luego de un profundo y reparador sueño, gire sobre mi cuerpo, estirándome para silenciar el ruidoso despertador, marcaba las 11:00 am, me deje caer nuevamente sobre la cama, permanecí ahí unos minutos, observando el techo, pensaba en ese rostro horrible en mi pesadilla, fue entonces que recordé que mi madre me había contado que solía tener una pesadilla recurrente, pero en su caso una mujer de apariencia fantasmal, la seguía y siempre lograba alcanzarla, hasta que en un artículo, abordaron el tema, en el se decía que debías enfrentarlo y esta vez el perseguido encontraría la forma de salir victorioso, pero lo había intentado sin éxito alguno, tal vez me funcionaria, si lo plasmaba en papel, además era una pintura que podría añadir a mi cuenta en la galería digital, ArtFree, como sea era una página en donde podían publicar sus obras desde profesionales hasta amateurs, siendo yo una aficionada así mataba dos pájaros de un tiro, en fin, acomode mis mantas colocándoles en mi armario, tome mi ropa, me dirigí al final del pasillo en donde estaba la ducha , 15 minutos después estaba lista para ir al trabajo.
Tomaba un café en la cocina, cuando ese bullicioso claxon sonó, era Elena acababa de llegar para irnos al bar, ella había logrado que me contrataran en la cafetería de los señores Roberts y en el restaurant bar de Joe, siempre había sido muy protectora conmigo desde niñas y aun más cuándo decidí mudarme a la cuidad, siempre la había visto como una hermana.
Subí al auto, Elena sonrió mientras se dirigía al tráfico.
- Lista nena para otra noche de trabajo.- dijo sonriente.
- Pues claro, más que lista - respondí, de pronto empezó a sonar en la radio Demons de imagine Dragons y como desquiciadas gritamos al unisonó empezando a cantar a todo pulmón.
Elena y yo solíamos compartir una especie de pasatiempo, le poníamos música a cada momento relevante, es decir teníamos nuestro propio tracklist en este disco llamado vida.
Después de unos minutos transitando por las calles de Chicago, aparcamos a la vuelta del bar. En la entrada, había un letrero, luminoso que anunciaba "Restaurant & Bar Joe's", nos dirigimos a checar tarjeta y después a nuestros casilleros, me dirigí a la cocina que era donde yo trabajaba la mayor parte del tiempo de lavaplatos, pero algunas veces cuando se necesitaba, ayudaba preparando alimentos.
Elena por su parte era muy buena en atención al cliente, es decir era mesera, era muy amable, alegre y muy guapa, podría verla mover su esbelto pero curvilíneo cuerpo por el bar, mientras hacia su trabajo ágilmente, su pelo color negro azabache, caía en ondas por sus hombros y sus bien delineados cejas resaltaban sus ojos soñadores, dejaba las ordenes en línea, los pedidos se acumulaban, era martes y había mucho trabajo en la cocina, el bar estaba abarrotado así que tuve que ayudar a Daniel y Samuel a preparar las ordenes, después de un par horas llego el momento de cerrar el bar, mientras limpiaba la barra de la cocina, Samuel entró.
- Pero mira qué bonita se ve limpiando la señorita.- sonreía.
- No te parece un poco sexista, el decir que soy bonita por estar limpiando. – le conteste tratando de parecer enfadada.
La expresión en su rostro cambio, parecía apenas comprender lo que había dicho.
- ¡Oh! No, no me refería a eso, yo me refería a...
Mi risa nerviosa lo interrumpió, aunque el punto era ruborizar a Samuel, el resultado fue todo lo contrario al esperado.
Rió dulcemente mientras decía - ¡Oh... eso es adorable!-.
-Si , si , ¡ya!...lárgate de aquí. – le dije sin verlo a la cara.
Nunca me habían gustado los cumplidos, tenía que admitirlo me resultaba incomodo, hasta que conocí a Samuel y a Diego, el Bartman, les encantaba que me transformara en un semáforo.
Siempre molestaban, es decir, no me sentía el patito feo ni nada por el estilo, estaba cómoda con mi apariencia, pero era algo irrelevante para mi, para mis 23 años mi enfoque en mis metas profesionales o materiales era más importantes, el aspecto sentimental no ocupaba mis pensamientos, para los demás era algo rarita sinceramente, mi apariencia no destacaba, me consideraba alguien común, mi cabello castaño claro, delgada, ojos grandes color azul, pero bueno Samuel y Diego eran buenos chicos y siempre fueron muy respetuosos, me agradaban, así que no importaba.
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El Protector
FantasySINOPSIS Las expectativas sobre mi futuro nunca fueron las más ambiciosas, sólo buscaba aunque sea una sola vez, montar una exposición de mis pinturas, seria feliz el resto de mi vida, pero dios, universo, como ustedes quieran llamarle, tenía plane...