CAPÍTULO 5

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Guardaba en uno de los bolsillos de mis pantalones uno de mis dibujos que había dejado en la barra, Jenny me esperaba en la puerta, así que me despedí de los chicos, caminábamos en dirección al auto, que estaba a la vuelta del bar, la calle se encontraba vacía, era de madrugada. Mientras caminábamos empecé a sentir un tipo de escalofrió, mi estomago se revolvió y sentía la sensación de que costaba respirar, el aire era pesado y el mismo temor que me producía la pesadilla que en los últimos días se había repetido, lo sentí tan fuerte que tuve que inhalar y exhalar.

Jenny empezó a buscar sus llaves en su bolso y se dio cuenta que las había olvidado en el bar, regreso corriendo a buscarlas. Mientras la esperaba, busque mi teléfono para mandarle un mensaje a Elena, entonces escuche unos pasos acercándose, pensé <<Solo quiero llegar a casa, me siento tan cansada, seguro por eso me sentí así hace unos segundos, solo tengo que dormir>>.

Justo en el momento en el que me volví para ver a Jenny, se apago la luz, una bolsa oscura de tela me había cubierto la cabeza, mi corazón iba a explotar, solté el teléfono, alce los brazos buscando liberarme de la bolsa que oprimía mi cuello, pero otros brazos me lo impidieron, al tomarme por la cintura atrapando los míos. Me levanto con facilidad, me retorcía luchando por liberarme, de pronto escuche como se abría una puerta corrediza y me aventaron dentro. Al caer me golpee en la cadera, el dolor hizo que me encogiera, como pude coloque mi mano sobre lo que parecía una caja de metal, <<tengo que olvidar el dolor y sacarme esta cosa de la cabeza>> pensé, lleve la otra mano a mi cuello tratando de liberarme, pero me tomaron por ambas muñecas haciendo que callera de frente al piso, escuche la voz de un hombre a lo lejos.

-Átale las manos con el cable.

Presiono con tanta fuerza que me cortaba la circulación, escuche la puerta cerrarse y el motor del auto se puso en marcha, otra voz se hizo presente.

- ¡El pasamontañas idiota!, esto será divertido.- dijo disfrutando la situación.

Sus palabras desencadenaron mi llanto, la desesperación, el temor, la incertidumbre de no saber cómo podría escapar y de lo que me harían, eso me quebró aun más. Sentí la respiración de uno de los sujetos sobre mi cuello, la repulsión que sentí al tener su aliento cerca de mí, me causo nauseas.

- Tranquila preciosa, te va a gustar todo lo que vamos a hacer contigo.

Cerré tan fuerte mis ojos como si con eso pudiera desaparecer, enseguida sentí la mano del tipo, sobre mi pierna para separarla de la otra, me hele completamente, pero instintivamente reaccione lanzando una patada con la pierna que aun estaba libre en dirección al hombre, se alejo, pero rápidamente me tomo por el cabello haciendo que quedara sentada.

- Maldita puta, ¿crees que podrás detenerme?– dijo enfadado.

Me abofeteo con tanta fuerza, que fui directo al piso, me tomo nuevamente por el cabello, levantándome de nuevo , para después darme un puñetazo, estaba sobre el piso, trataba de parpadear, por un momento no pude ver nada hasta que fue tornándose mi visión un poco borrosa intente ver hacia los lados , para recuperar la vista, pero el dolor en mi cara y ojos no permitió que los mantuviera abiertos, permanecí así unos segundos, todo me dolía y el cansancio se hacía más fuerte, el tipo se acerco, empezó a bajar el cierre de mi chaqueta y empezó a pasar sus asquerosas manos por debajo de ella, lentamente y entonces sentí otras manos subiendo por mis piernas y en medio de ellas, el tipo que conducía los detuvo al preguntar si el callejón era un buen lugar, ellos respondieron que era el lugar previsto y la furgoneta se detuvo.

Las lágrimas empapaban mi rostro, mientras mi cuerpo convulsionaba por el llanto. – ellos se carcajearon.

- ¡Que pasa putita, estas ansiosa!.

¡No, no podía estar pasando esto!, ¡dios no podía abandonarme así!, nadie merecía esto , ¿Por qué yo?, entonces a mi mente llego la imagen de mi madre, de Elena, Bill, sentí las manos de ese sujeto desabrochando mis pantalones, el temor y la desesperación volvieron con más fuerza que antes, no podía permitir que esto pasara, no al menos sin luchar. Fue entonces que mi corazón se disparo y la adrenalina recorrió todo mi cuerpo, el sujeto se había apartado, para darle paso al otro tipo que empezaba a sacarme el blazer, lance patadas y buscaba liberar mis manos, puede notar algo más flojo el cable con la que las había atado, así que continúe, pero sentí un nuevo impacto en mi rostro, un sabor metálico invadió mi boca, provenía de mi labio, sentí una rabia que empecé a retorcerme lo mas que pude, logre ver la silueta de un hombre grande alejándose , pero ahora venia nuevamente hacia a mí.

- ¡Maldita perra quédate quieta!, ¿o quieres que te de un tranquilizante?.

Su enfado era evidente y la pregunta llevaba implícita una promesa. Me tomo por el hombro y me dio un puñetazo en el estomago, sacando todo el aire de mis pulmones, tarde un momento en recuperar el aliento, el hombre me arranco un mechón de cabello para después continuar dándome puntapiés en las piernas, parecía que me cortaban la piel, a lo lejos se escucho una tercera voz abrir una puerta.

- Déjala ya idiota, sáquenla rápido y quítenle la bolsa de la cabeza.

Me tomaron de ambos brazo, eso hizo que el cable con el que me habían atado las manos, se cayera, pero con la escaza fuerza que me quedaba, mantuve mis manos unidas aparentando tenerlas todavía atadas, me arrastraron fuera de la furgoneta, hasta llegar a la parte más oscura del callejón, el dolor en mis piernas era insoportable, se detuvieron junto a un contenedor de basura y me arrojaron al piso, no conocía el lugar, me giraron para quedar frente a ellos, no sabía quiénes eran, llevaban pasamontañas, uno de ellos me empezó a bajar los pantalones mientras se encontraba de rodillas delante de mí y recordé lo que diego me había enseñado, mis piernas tenían poco espacio, pero suficiente, así que tratando de ignorar el dolor en todo mi cuerpo, con un movimiento rápido pise una de sus piernas, para impulsarme y con la otra golpear su cara, el sujeto cayó de espaldas, otro de los hombres impacto su pie entre mi brazo y costilla, grite de tanto dolor que hizo que quedara en posición fetal, todo se nublo nuevamente, el dolor era indescriptible, logre ver una silueta acercándose, entonces pude ver como sacaba algo de detrás suyo, logre ver algo metálico y ... arma, era un arma.

El tipo que había ordenado sacarme de la furgoneta, le pidió que bajara el arma, pero no hizo caso.

- ¿Qué te pasa?, solo íbamos a divertirnos, la chica no ha visto nuestras caras, ¿qué quieres que acabemos en prisión?

El sujeto no dejaba de apuntar, mi corazón parecía que se saldría de mi pecho, el miedo, la desolación y el dolor físico me dominaron, para después darle paso a la debilidad, mi visión se iba cerrando cada vez más, alcanzando a vislumbrar a los tipos forcejeando con el arma, podía oír sus voces cada vez más lejos, un disparo y finalmente una sirena, entonces todo se oscureció. 

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