CAPÍTULO 6

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Estaba en penumbras que fueron desvaneciéndose para darle paso a una luz tan brillante, de ella pareció emerger algo en mi dirección, se acerco a mi rostro y solo pude articular.

¿He muerto?, -pregunte, siendo eso más una súplica, sintiendo el alivio que solo la muerte podría brindarme en ese instante.

Intente acercarme tratando de tocar su rostro, pero el dolor asalto nuevamente.

- No , no estás muerta.- su voz sonó serena

El dolor me hizo comprenderlo, hubiera preferido estar muerta, para no sentirlo, entonces pensé aterrorizada, logrando que toda pisca de alivio que antes sentí, desapareciera, <<aún estaba en el callejón con esos tipos>>.

- ¡Por favor no diré nada, déjenme ir, por favor!.- le suplique entre sollozos que apenas podía emitir.

- No tranquila, ya no te harán daño. Estaba cerca, cuando escuche un disparo. -sonó sincero.

- Llamare a emergencias.- decía mientras sacaba al parecer el teléfono de su chaqueta.

- ¡No por favor! , ¡por favor!.- le suplique

- Solo llévame a casa, solo a mi casa.- dije mientras mi voz se iba disipando junto con mi conciencia.

Trate de abrir mis ojos, pero los parpados me pesaban, puede ver la silueta de un hombre que me observaba al pie de mi cama, pero no pude distinguir quien era, el dolor en mi cara, y cuerpo era demasiado, quien sea que fuera no estaba solo, hablaba con alguien más.

Trate de abrir nuevamente mis ojos pero solo podía ver la sombra del hombre al pie de mi cama, no lograba ver de dónde provenía la otra voz, sonaba tan pacifica. Inmediatamente un calor se instalo en las plantas de mis pies, para continuar ascendiendo por todo mi cuerpo, era tan reparador que desapareció mi dolor y al cabo de unos segundos me quede profundamente dormida.

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