CAPITULO 15

17 1 0
                                        

Me acomodé en el sofá y por unos instantes Naithan desapareció, minutos después volvió con un par de mantas y un cojín que dejo sobre el sofá, fue en dirección a la cocina en dónde abrió uno de los cajones de cuál tomó un paquete de palomitas y enseguida lo llevo dentro del microondas.
En cuánto estuvo a mi lado nos dimos a la tarea de elegir una película de la plataforma de streaming.

Finalmente, nos decidimos por Jhon Wick, pues ambos coincidíamos que Keanu Reeves era grandioso. La película inició y Naith me ofreció una manta, no dudé en tomarla pues a pesar de estar encendida la calefacción, el frío persistía de modo que cubrí mis piernas; saboreé unas cuantas palomitas y con unos minutos de haber iniciado la película, mis ojos comenzaron a cerrarse y a pesar de mis intentos por mantenerme despierta, finalmente fui vencida.

Desperté, me encontraba sola, a lo lejos podía oír un martilleo proveniente del taller de Naithan, quien al parecer trabajaba. Era hora de estar completamente conciente de manera que tome mi bolso y me dirigí al baño, al lavar mi rostro noté que los moretones eran cada vez menos perceptibles y el dolor aunque ligero, continuaba y mi cabello ni que decir, totalmente enmarañado, de modo que me di a la tarea de cepillarlo, estaba tan concentrada en deshacer algunos nudos, cuando escuche:

—¡Dientes! —la voz en mi cabeza volvía.

Observé mi reflejo en el espejo y mostré los dientes, sabía que se refería a que debía cepillarlos, me resultó extraño que lo mencionara si de igual forma lo haría, pues ha estas alturas creía que el vínculo con lo que sea que fuera esa voz, era el de conocer todo con respecto a mí; pero al fin y al cabo solo eran conjeturas.

Al Salir, observé a mitad del pasillo una fotografía en blanco y negro de una hermosa mujer rubia, sus ojos eran muy parecidos a los de Naithan, lo cual supuse se trataba de su madre.

Continué hasta llegar a el recibidor dónde me detuve a buscar el teléfono, cuando repentinamente escuché la voz de Naithan detrás de mi, haciendo que saltará del susto.

—Te estaba buscando, pensé que te habías escapado. —dijo con diversión

—¡Dios Naith¡...¡Claro que no!, sigo aquí.

Era cierto, ya era hora de marcharme; sin embargo dudé en decir algo al respecto en ese instante pues Naithan se encontraba frente a mí sin decir nada, en completo silenció y con tal seriedad que titubeé. Lentamente se fue acercando cada vez más, reduciendo la distancia entre los dos, acaricio mi mejilla con su pulgar, buscando en mis ojos algún tipo de respuesta. No sabía cómo reaccionar ante tal situación, simplemente me congelé, no sabía si permanecer de pie, sentarme o desmayarme, y la primera opción fue la elegida aunque no por voluntad, su cercanía me hacía sentir dificultad para respirar y temía que en cualquier instante mi corazón abandonaría mi pecho; de modo que tome un poco de aire y pregunté:

-—¿Qué está pasando?, ¡Dime!  —pregunté, al mismo tiempo que un gran nudo se formaba en mi garganta,
logrando hacer que el tragar saliva se convirtiera en una tarea titánica.

Respiró profundamente y unos segundos después continúo:

—Estos días que hemos pasado, bueno... sobre todo tú, han sido difíciles y te prometo...¡te juró!, que he intentado comportarme, pero ya no puedo hacerlo más. —dijo agobiado

No entendía el porque se angustiaba de ese modo.

—¡No entiendo!, ¿A qué te refieres?, ¿Por qué dices que no te puedes comportar?.

—¡Puedes golpearme o gritarme!; Pero hasta este instante he sido consciente  que todo esté tiempo había guardado la esperanza de sentir algo que no fuera dolor, culpa ...¡solo tal vez, por una sola vez!. Díos me daría una razón del porqué continúo existiendo en este mundo, y ahora sin más, simple y sencillamente lo sé.

Dio otro pasó hasta estar centímetros de mis labios, se detuvo un instante; mi corazón latía tan rápido que podía sentir el calor aumentando cada vez más. A mi mente llegó el recuerdo de aquel ser diciéndome: "dientes", él sabía lo que estaba por ocurrir.

Sus labios rozaron suavemente los míos, capturándolos con tal delicadeza que una corriente de energía recorrío todo mi cuerpo, era una sensación única, tan intensa y a la vez tan dulce qué me hizo tambalear unos instantes para finalmente  liberarlos con lentitud.

Me observó unos segundos fijamente a los ojos y retrocedió un paso mostrándose satisfecho.

—Sé que he sido egoísta y me he sobrepasado, así qué puedes darme mi merecido, estoy listo —dijo cerrando los ojos con fuerza.

Por un momento no supe que hacer, las emociones me desbordaban...¡Pero por Dios! a quien quería engañar, solo una cosa tenía claro, deseaba volver a sentir sus labios, si hubiera sido cualquier otro no dudaría en abofetearlo; sin embargó, no era lo que quería hacer, pues era él, nadie más que él. De modo que está vez me daría la oportunidad de sentir.

—¿Preparado?

Me acerqué, rodeando con mis brazos su cuello y sus ojos se abrieron con gran sorpresa, atrapé sus labios de la misma forma que él lo había hecho. Correspondiéndome, me  atrajo hacia él,  tomando con ambas manos mi cintura y así pasaron un par de minutos danzando suavemente nuestros labios hasta finalmente separarse.

—Estamos a mano —dije sin poder evitar sonrojarme al verlo a los ojos.

Me observaba sorprendido; por lo tanto retrocedi un poco para recuperar el aliento, tomó asiento a un costado sin quitarme la vista de encima.
Apenas habían transcurrido algunos minutos cuando capturó mi barbilla nuevamente para besarme una y otra vez; aunque el contacto era tierno, en él había deseo, podía sentir la electricidad recorríendonos a ambos, contaba con un récord pues jamás había besado tanto a nadie, como a Naithan.

Cuando por fin nos separamos, él no dejaba de observarme y hasta podía decir que lo hacía con la misma sorpresa, admiración y anhelo que yo. Nunca pensé que el besar a alguien provocará un sinfín de emociones, en realidad no era que un beso las generará, estás provenían por quién te besaba.

Podría quedarme horas contemplándolo, fue entonces que mi teléfono me sacó de mi trance, se trataba de Elena.
Respondí en seguida, ella se encontraba afuera en el auto, lo había olvidado... era hora de marcharme.

— Lo había olvidado, le he enviado un mensaje  a Elena para que pasé por mí... Ella está aquí, ¡Debo irme!.

—Pero...¡Yo te llevaría a casa! — sonó decepcionado.

—¡Lo sé, lo sé!, fue antes de que habláramos, ahora debo irme, ya condujo bastante para llegar aquí... ¡Debo irme!.

—¿Pero te veré pronto?- pregunté anhelando su respuesta.

El claxon sonó, de modo que me apresuré a tomar mi bolso. Él solo se limitó a observar decepcionado, me acerque lo suficiente y poniéndome de puntillas frente a él, deposité un pequeño beso en su frente, me puse en marcha y camino detrás mío hasta llegar a la primer planta, abrí la puerta y volví la vista a él.

- ¿Te veré pronto?.
-¡Si... pronto! - respondió con una ligera sonrisa.

Note tristeza en sus hermosos ojos, pero había algo más... algo que no podía descifrar; si bien podía sentirlo en mi corazón estrujandose al verlo y sabía que no era nada bueno.


Nota:
Al parecer Emma ha dejado por fin entrar a alguien a su vida, la cuestión es si habrá Sido lo correcto.

Gracias por tomarse el tiempo de leer chicos/as, sí este capítulo ha sido de su agrado vota⭐ y comenta que te ha parecido.

El ProtectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora