CAPÍTULO 13

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Desperté muy temprano y aunque intente volver a dormir fue imposible, los golpes en mi cara y cuerpo, eran apenas perceptibles, contaba con una asombrosa capacidad de sanación; sin embargo, el agotamiento estaba de vuelta parecía no haber descansado en absoluto, me resultaba extraño puesto que, días antes había descansado de maravilla, <<seguramente el estrés de todo lo acontecido>>,-pensé.

Me dispuse a elegir mi ropa y fui directo a la ducha, minutos después preparaba una deliciosa taza de café, mientras tanto, observaba a Elena correr de un lado a otro preparándose para salir al trabajo, cuando finalmente estuvo lista tomo asiento frente a mi robando un poco de mi café, fue entonces que al mirarme, se percató de algo.

-¡Tú rostro ya no está hinchado!, ¿ha pasado el dolor? – preguntó asombrada.

- Solo un poco –respondí restándole importancia.

- ¡Qué bien nena! – dijo al mismo tiempo que se levantaba como si un resorte la impulsara, despidiéndose mientras corría en dirección a la puerta.

Bebí todo el café de la taza, esperando que me revitalizara, sólo pasaron un par de minutos y la extenuación me obligó a apoyar mi cabeza sobre la barra.

Un ligero cosquilleo en mi frente logro despertarme. Naithan me observaba cuidadosamente, apartando un mechón de cabello de mi frente.

- ¡Hola!, ¿creí que tal vez estarías ocupado hoy? - pregunte mientras  me ponía en marcha a lavar la taza.

- En realidad tengo que visitar a alguien…y yo sé que esto es mucho pedir; pero me encantaría que me acompañaras, ¡Por favooor!, ¡Por favooor!- solicito poniendo ojos de cachorrito.

Su petición me sorprendió un poco; aunque, apenas nos conocíamos, nunca lo hubiera imaginado suplicando, como podría negarme, de modo que accedí.

El clima era frio y una ligera llovizna amenazaba con agudizar más tarde, un bonito auto se encontraba estacionado frente a la casa, él cual nunca había visto antes por ahí, me gire hacia Naithan, quien me mostraba una sonrisa coqueta.

- ¿Pensé que te gustaban las motocicletas? –susurré mientras admiraba el auto que tenía frente a mí-. ¿Qué modelo es? – le pregunté y él parecía complacido.

- Es un Mustang Shelby GT500 KR 196,… era de mi madre -susurró con melancolía mientras pasaba su mano por el cofre, hasta llegar a la puerta del auto.

Había cierto atisbo de tristeza y aunque tenía la certeza del motivo de su aflicción, debía preguntar:

- ¿Y tu madre?, ¿Ella como est…?.

- Ella murió hace 3 años, a causa de leucemia –apenas pude terminar la pregunta-.

- ¡Lamento tu perdida Naith! -exprese con sinceridad.

Un dolor en el pecho me atravesó al ver el dolor en su rostro al recordar a su madre, aunque trataba de ocultarlo, no funciono. Me observo un instante y su expresión cambio para regalarme una sonrisa que apenas llegaba a sus ojos.

- ¡Gracias!...ahora, debemos irnos antes de que el clima empeore – demandó mientras entraba al coche.

El auto estaba impecable, parecía nuevo; asientos de piel, el estéreo, el tablero, todo. Gire un poco para alcanzar el cinturón de seguridad, sin lograr abrocharlo, ya que él lo tomó y terminó de hacerlo por mí, asegurándose que estuviera bien puesto.

Me daba la impresión de que se encontraba algo nervioso, pero tal vez era solo mi imaginación. Mientras recorríamos las calles de chicago me sentía muy tranquila, hasta podría decir que estaba disfrutando el viaje; dejo de ser así, hasta que por el espejo pude ver una furgoneta negra detrás nuestro, pasamos un par de calles y ahí continuaba. Un escalofrió recorrió mi cuerpo descendiendo la temperatura del mismo, unos cuantos segundos después, pasó a nuestro lado para enseguida dar vuelta a la izquierda, fue entonces que pude ver que se trataba de un vehículo perteneciente a una compañía telefónica, sentí un gran alivio el cual se manifestó en un suspiro que escapo de mi.

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