Bajo una noche estrellada y con la luna en lo alto, luciendo tan orgullosa como siempre, Toji al fin alcanza la verdad que tanto ha buscado entre sueños.
Pero ahora ya no es un sueño ni una ilusión, reconoce el hombre, parpadeando con lentitud ante su fantasma, los mismos orbes de cielo que huían de él, el cabello de luna y el rostro de ángel.
Sus pies descalzos lo habían llevado hasta los bordes del bosque esa noche, guiados por una voz que llamaba y tiraba de su corazón hasta encontrar el camino.
La razón por la que habia estado despertandose en medio de la noche gritando con toda su somnoliencia que lo esperara y en quién se quedaba pensando hasta tarde.
Todo lo que había buscado estaba ahí, ante él, sonriendo con timidez, como si se disculpara en silencio.
Y Satoru, quién ha estado contando las estrellas solo durante años, lamentando haberle roto el corazón cuando no encontró otra forma, se presenta ante Toji, quieto, temeroso de dar otro paso en falso.
Porque ya está pisando los cristales rotos y sabe que esta es la última oportunidad que el mundo va a ofrecerle para encontrar el camino hasta el amor de su infancia, un amor que nunca pudo soltar.
Uno lidiando con las voces en su cabeza y el otro con el silencio ensordecedor, ninguno puede volver a mentir, conscientes o no, ambos han estado aferrandose a los pedazos de su pasado, nadando en lo más profundo.
ㅡ Ha pasado tanto tiempo.
El zorro menciona, dando un paso tentativo al frente, llamado por el azabache y los orbes relucientes de neptuno, como abeja a la miel.
ㅡ Supongo que el tiempo pasó volando.
El lobo no sigue con el intento vano de mantener las distancias, ya han pasado demasiado con esa distancia, no necesitan más, a pasos lentos avanza hasta estar cara a cara con el ángel, algo quema en su pecho, las cenizas, probablemente.
ㅡ Satoru.
Toji tantea el nombre, llamando en un susurro al hombre de nieve, el nombre suena y se siente tan familiar en su paladar, derritiendose como caramelo contra su lengua, quiere saborearlo por la eternidad, se encuentra admitiendo.
ㅡ Intenté un millón de veces soltarte, pero fallé.
Confiesa la luna, la voz quebrada y el cielo nubloso, su propio peso parece ser demasiado sobre sus hombros, las heridas abiertas que nunca sanaron ahora arden de nuevo.
Las gotas de lluvia se deslizan sobre los pómulos de porcelana, por un momento ve al niño que perdía la vida en cada suspiro y luego, cuando parpadea, barriendo la lluvia de sus pestañas, el hombre que ahora lo llama derriba todos los muros que construyó solo con un par de palabras.
ㅡ Entonces deja de intentarlo.
Toji sabe que es muy fácil lamentarse ahora, ya que como el efecto mariposa, el destino de ambos fue solo una particula más, que se convirtió en un desastre de corazones rotos, pero él nunca cambiaría la forma en que todo acabó.
Porque, ¿Como sería su vida ahora sin Megumi? Su pequeña esperanza lo era todo para él, no puede imaginar un mundo sin su hijo.
Así que no quiere un nuevo comienzo, han pasado demasiados años, ya no es el mismo niño del que se enamoró el hombre frente a él.
Y aunque desearía que nunca se hubieran desmoronado, eso los hizo a ambos quiénes son ahora, Toji no se sentiría él sin sus cicatrices.
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T e e t h || SukuFushi
FantasyTodos en el pequeño pueblo sabían que no debían de acercarse al bosque, pero en su inocencia, un niño parecía haberlo olvidado mientras que perseguía un pequeño zorro. ㅡ ¡No vayas tan rápido! Pero el animal no se detenía, seguía corriendo como si l...