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Toji sabe que persigue un espejismo azul en medio del desierto mientras duerme.

Persigue la reencarnación de un sueño de infancia.

Se ve a sí mismo, más joven, más suave, más ingenuo y hay algo que le quema el pecho, algo que sabe que no recuerda.
Algo que le arrebataron.

Entonces se desespera buscando ese algo robado, corriendo sobre la hierba húmeda que tocan sus pies desnudos, a lo lejos puede escuchar la risa melódica y una voz traviesa que lo llama como el amanecer al sol naciente.

Pero se cansa rápido porque su cuerpo joven aún es débil, así que arrastra los pies hasta el bosque que se alza ante él y sigue un sendero olvidado en el tiempo, no sabe qué o a quién busca, pero se deja llevar por la voz que nunca deja de llamarlo e inunda su corazón de gozo.

A medida que avanza, las ramas y piedrecitas se clavan en las plantas de sus pies, arden, y el dolor le hace dudar de sí es un simple sueño.

En medio de un claro, un ángel siempre espera por él, abre los brazos y lo llama de vuelta, los pedazos de cielo relucen, humillando a cualquier divinidad.

Y cada noche cuando está por encontrar su voz y alcanzar a la deidad, el mundo se divide bajo él, hasta que se desploma y despierta en su cama, manos vacios, el sentimiento de pérdida extendiéndose por su alma.

Pero esa noche es diferente, Toji no es ningún adolescente y su cuerpo ya no es débil, se da cuenta de que su ropa es la misma que usaba antes de ir dormir, camiseta negra holgada y pantalones cómodos de pijama.

De nuevo está descalzo cuando vaga como alma en pena bajo la noche estrellada, arrastrandose en silencio hasta encontrarse a sí mismo sentando sobre la hierba.

Eleva una ceja y quiere preguntarle a su yo más joven qué hace desperdiciando su vida tras un fantasma, pero una flor danza en el aire hasta llegar a su yo de quince.

No, no es solo una flor, decide Toji frunciendo el ceño, el ángel está con él. Tan invisible e inalcanzable como en sus anteriores sueños.

ㅡ La luna está hermosa hoy.

Recita el fantasma, y tanto el Toji joven como el Toji adulto contienen la respiración, captando el mensaje.
Y discorde a lo que el Toji adulto haría, el él de quince sonríe y estira una mano para acunar la flor con devoción, los pómulos levemente rojizos.

Toji quiere resoplar al observar la escena, avergonzado de como actúa en sus sueños. Aparta la mirada y entonces lo ve.

Su corazón deja de bombear y su cuerpo de reaccionar a su mando, se mueve, como un títere, tratando de alcanzar la sombra que observa la misma escena que él con dolor pintando los orbes de cielo.

ㅡ ¡Espera!

Grita, notando las intenciones de la sombra de huir de nuevo, estira una mano, desesperado por respuestas y por comprender qué lo arrastra a esos sueños, necesita saber porqué volvió a ese pueblo, necesita saber quién lo llama, pero a medida que se acerca, la sombra esbelta se desvanece en humo.

Toji despierta y lo único que puede recordar son los ojos de cielo más hermosos que ha visto nunca.
Los sueños se repiten noche tras noche.

Lo consumen y toman todo de él hasta dejarlo flotando en la nada misma, siente que está tan cerca y tan lejos de alcanzar su verdad.

T e e t h || SukuFushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora